Cuando oigo a alguien decir , "lo que está ocurriendo...", inmediatamente me pregunto: ¿En relación con qué? ¿con la economía, con la vivienda, con la sanidad pública, con la política caníbal, con una sociedad crispada donde empieza a reinar la idiocia...? "Lo que está ocurriendo" no tiene nada que ver con decisiones de la inteligencia humana, es producto de decisiones calculadas de quienes ostentan las mayores cuotas del poder en el mundo, algunas premeditadas y otras no. Ahora el foco está sobre Trump, un personaje grotesco con pretensiones mesiánicas y una preparación intelectual escuálida y retorcida. Sus incoherencias y sus mentiras constituyen una marca personal. Sus razonamientos son tan elementales, tan zafios, tan irracionales, tan de "cuñao", tan de "matón de patio de colegio" que son muy, muy preocupantes. Este tipejo parece que es así desde que salió de la academia militar en la que le metió su padre convertido en un rottweiler enloquecido. El caso es que todos los días nos sentamos delante de las pantallas para ver el siguiente capítulo del preparado espectáculo que nos ofrece la Casa Blanca, con la probable tentación de pensar que todo esto obedece a una alocada sucesión de ocurrencias de un payaso desnortado, de pensar que no es más que un espectáculo. Este tipo no es nada fiable. La traición y la burla son intrínsecas en él. Su última barrabasada ha sido decir: "me están llamando para besarme el culo". Así es este gañán. Pero que nadie se engañe, lamentablemente, detrás de este bufón con mala leche y el alma muy negra, hay mucho más pensado. Porque, más allá del trágico espectáculo diario, hay una estrategia que bajo los anuncios de gran relumbrón -nunca unos aranceles se parecieron tanto a un chicle eterno- permite a los estrategas de la destrucción proceder silenciosamente para conseguir sus fines. Internamente están destruyendo la estructura del Estado para reducirlo, como siempre soñaron los autócratas, a Interior y Defensa. Esperan servir de ejemplo a los ultras del mundo. Hacia el exterior están destruyendo las reglas internacionales, humillando incluso a amigos y aliados, imponiendo un nuevo colonialismo global, amenazando con apropiarse de territorios y recursos ajenos, dinamitando la cooperación internacional... De que lo que ocurre es una locura no pueden caber dudas, pero nos equivocaríamos al pensar que es una locura carente de un plan. Quizá estén tan locos y sean tan malos como parecen, pero no son tan tontos como parecen.
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