Por mi parte no he tenido ninguna intención de crear y, menos, de avivar polémica alguna respecto a este tema, pues de hecho no debería haberla. Ni defiendo ninguna trinchera, ni pretendo convencer a nadie de nada. Además no hay nada más estéril que establecer un debate sobre cualquier tema si ese no se sustenta sólo en razones asépticas y se da pasó a las emociones, todas tan respetables, todas tan personales, todas tan intransferibles. Así que solo me queda volver a afirmar que: Personalmente, prefiero un olivar a cualquier planta de producción de energía; que cuando señalé que "se arrancan olivos, no se talan", me dirigía a quien hubiese escrito el texto introductorio de la campaña de petición de firmas ("Van a talar más de 42.000 olivos centenarios...". Cuando lo leí pensé: ni talar, ni 42.000 -aunque el número es lo de menos-, ni centenarios. ¡Pues bien empezamos!); y finalmente, que el mundo rural y la economía en general, en el mundo en qué vivimos, no tiene futuro ninguno sin diversificación, pues los oligopolios de actividad económica nunca han beneficiado a todos. Un dato fácilmente verificable que me da que pensar: En Andalucía, las provincias con más olivos destinados a la producción de aceite son -por este orden- Jaén, Córdoba y Granada. En el ranking de las cincuenta provincias españolas por nivel de riqueza (PIB per cápita), estas provincias ocupan los puestos 48 (Jaén), 47 (Granada) y 46 (Córdoba). Por supuesto que el olivar no es responsable de esta situación, pero si pesa mucho la tradicional falta de diversificación económica y el hándicap del excesivo peso de una monoactividad en amplias zonas, lo que las imposibilita de ofrecer como ventaja el aprovechamiento de las economías de escala. Ya lo barruntó líricamente Miguel Hernández cuando dijo:
"Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares".
Y doy un último grito de ¡viva! al olivar con versos del Machado que los disfrutó en Baeza:
"Olivares, Dios os dé
los eneros de aguaceros,
los agostos de agua al pie,
los vientos primaverales,
vuestras flores racimadas;
y las lluvias otoñales
vuestras olivas moradas.
Olivar, por cien caminos,
tus olivitas irán
caminando a cien molinos".
Aunque él solo conoció el olivar de secano y un tiempo meteorológico más ordenado.
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