Grafton, una pequeña localidad de Nuevo Hampshire, es un sitio peculiar. Es un ejemplo de por qué hay que mirar directamente la realidad antes que escuchar lo que te parlan por la tele. Grafton era conocido por su afición a no pagar impuestos. "No, nada de impuestos, quién es usted para cobrarme impuestos" Quizá por eso los libertarios escogieron Grafton para iniciar su utopía... crear una "Free Town" Los libertarios, sí, esos que buscan un estado famélico y la desaparición de regulaciones y normas mientras vociferan "libertad, carajo" Los que buscan volver al siglo XIX en materia económica y social para mayor gloria de los ricos y el egoísmo social. Pues bien, desde 2000 comienzan un desembarco libertario en Grafton. Que igual no todos los que se mudan son “libertarios”, igual hay delincuentes comunes, pirados y sociópatas de distinto pelaje. Su referente no era la alta filosofía, el mundo de las ideas. No. Ellos ponían ojillos a chifladuras e imbecilidades varias en pos de "su libertad". Junto a la negativa a pagar impuestos o ir armados hasta los dientes, reclamaban defender derechos inalienables como la propiedad privada, poseer -sin coste- más de dos coches antiguos, las apuestas, el absentismo escolar, el tráfico de drogas, el libre comercio de órganos, la prostitución o, rizando rizo, el incesto. Por lo que sea, el número de llamadas a la Policía aumentó en un 200% al año, y la cifra anual de agresiones sexuales registradas se multiplicó por cuatro. En 2011 se produjo el primer asesinato en la historia de Grafton. También había problemas con las drogas, con los laboratorios de meta, con las cacerías ilegales... Casualidad, amigos, que a mí me dijeron que el libertarismo es guay, y que si le pasas la motosierra al Estado caca te forras y vives como dios. Preocupados siempre por las cosas del poder, digo del comer, los libertarios propusieron en la asamblea local hacer de Grafton “zona libre de las Naciones Unidas", libre de homosexuales, libre de religiones no cristianas, reservar el derecho de admisión racial, ponis gratis para todos, investigación sobre los viajes en el tiempo, preparación para un eventual apocalipsis zombi, la prohibición de implementar impuestos, tasas, tarifas, recargos o cualquiera otra imposición financiera... Porque los libertarios se quedan con la peor acepción de libertad, se quedan con hacer lo que te dé la gana porque el Estado no existe, pero luego dependen de sectas como El Yunque, o lo de Milei en Argentina, con una agenda neoconservadora que sólo protege a los ricos. El pueblín dejo de tener parque de bomberos, centros sociales y biblioteca. Los bancos cerraron y las clínicas veterinarias desaparecieron. Eso sí, pagaban pocos impuestos. Como se despidió a los guardabosques se produjeron ataques de osos. En 2020 estos bebelejías negaron en asamblea cualquier acción protectora frente al covid. Veinte días después el presidente de su Cámara de Representantes fallecía por covid. La epidemia se llevó por delante a casi el 75% de los mayores de 50 años. Yo, por si acaso, voy a comprarme un ahuyentador para osos.
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