Los neoliberales lo llaman "colaboración público-privada", pero sólo es parasitismo, saqueo a mansalva de las arcas públicas, del dinero de todos. Los audios del CEO de Ribera Salud reconociendo que eleva las listas de espera y rechaza pacientes para ganar más dinero, demuestra la verdadera naturaleza de la sanidad privada. Pero hay más, hoy sabemos de una orden interna del mismo tipejo para reutilizar catéteres de un solo uso para ganar unos cuantos euros más a costa de poner en riesgo a pacientes y profesionales. Son mi-se-ra-bles. Son yonkis del dinero. Se dedican a la sanidad pero no les importa la salud de la gente. Su beneficio, es lo único que les importa. No ven pacientes, ven clientes. No ven enfermedades que curar, ven beneficios que acumular. Forma parte de su ADN, como el de cualquier otro parásito: incapaces de sobrevivir por sí mismos, localizan un huésped -en este caso la sanidad pública- y se dedican a debilitarlo y esquilmar sus recursos hasta dejarlo raquítico. Por supuesto con la colaboración de un partido político. El crecimiento y la expansión de Ribera Salud o el grupo Quirón solo se entiende junto al maltrato sistemático y la infrafinanciación de la sanidad pública. Esa es la estrategia, debilitar la sanidad pública para beneficio del interés privado. Los defensores del engendro de la “colaboración público-privada” ya han acudido a su habitual catálogo de mentiras: "los audios están sacados de contexto" ¿Os suena?. También dirán que es un caso aislado, una mala praxis administrativa, un error... Pero es todo lo contrario. No es algo puntual, es la norma. Es el normal funcionamiento de un modelo que cuesta vidas. A cambio de los "servicios prestados", Ayuso ha pagado ya a Quirón el doble de los presupuestado en cuatro años. Eso sí, la Marquesa de Quirón vive en un ático de lujo y viaja en Maseratis. Y su noviete, el defraudador confesó por el que se han cargado al Fiscal General, está siendo -entre otras- investigado por la UCO por el supuesto soborno a un directivo de Quirón: pagó medio millón de euros por una sociedad sin valor alguno a la mujer del presidente de Quirón Prevención a cambio de aumentar la facturación con más contratos. ¿Casualidad? No, corrupción sistémica.
Vivir es intentarlo infinitas veces
viernes, 5 de diciembre de 2025
jueves, 4 de diciembre de 2025
Uclés y Ayusita
Hay quien cuando "suelta" un discurso sólo sabe proyectar mentiras, decir sandeces, hacer aspavientos ridículos y muecas grotescas. ¿Verdad, Marquesa de Quirón? Otros, por contra, son capaces de decirte a la cara verdades como puños, aunque aquella sólo mire a su propio ombligo. Es lo que ha hecho David Uclés, alzarse contra el liberticidio encabezado por Ayuso y su recua en su discurso en los Premios Influyentes, pronunciado un alegato ante el "sálvese quién pueda" que pregona nuestra derechita, la que no puede prescindir del complemento de la bandera. Él, a cambio, ha usado la solidaridad por bandera. "Necesitamos que nuestros representantes gobiernen para todos, que se tenga en cuenta la libertad, por supuesto, pero también la solidaridad. La libertad de que cada uno haga lo que le dé la gana, no es más que individualismo radical. La libertad sin empatía implica siempre egoísmo. Aquel que se siente libre de actuar sin tener en cuenta al otro, bien podría llamarse liberticida". También dijo: "He vendido 300.000 ejemplares y en Madrid solo puedo comprar un zulo sin ventanas". También se refirió a la nefasta política sanitaria de la reina de las cañas, que ha permitido que empresas como Ribera Salud especulen con la salud. En concreto, habló de los audios de su CEO sobre alargar las listas de espera para ganar cuatro o cinco millones extra. Y dijo Uclés: "listas alargadas a propósito para que los gerentes privados se llenen los bolsillos a costa de nuestra salud". Y como colofón: "Cuando nos gobiernan sin solidaridad, las casas, las universidades, los hospitales, se quedan vacíos”. Pero que nadie se alarme, ABC, La Razón, Ok Diario, Libertad Digital, El Debate y otros medios apesebrados por la comunidad de Madrid, ya se han lanzado a salvar a la soldado Ayuso. Y ya han iniciado su campaña de desprestigio del "radical comunista", "podemita trasnochado" o "perroflauta" David Uclés. A ver si pueden inventarse algo para que un fiscal sumiso lo acuse, un juez amiguete lo impute y el Tribunal Supremo lo condene, sin pruebas y sin sentencia. Y, como diría MAR, otro molesto "p'alante".
El tiempo está loco
Ayer es el pasado, por lo tanto sólo existe en el recuerdo. Mañana es el futuro, sólo puede existir en la imaginación. Hoy es un regalo. Supongo que por eso se llama "presente". El tiempo, el cronológico, está como el meteorológico, loco. O nos quiere volver locos a nosotros. Yo, ya no lo controlo. Por eso tengo todavía puesto el árbol de Navidad del año pasado. Es que para mí, ese simulacro de felicidad global al que llaman Navidad, se termina cuando agoto el turrón, y aún me quedan dos tabletas. Estoy pensando mudarme a Suchard. Lo tenía que haber hecho en 1880. Pero peor lo lleva ese miserable de Mazón. Y todo por ocultar que se acostó con la periodista. Si yo lo único que quiero saber es si la paella que se comieron llevaba o no cigalas. Porque, chorizo, seguro. El tiempo es oro para este tipejo. Pero a las víctimas las ahogó y ya nadie les devolverá su tiempo. Yo a Sabina, ahora que se retira, le devolvería el tiempo perdido. Concretamente el mes de abril. Toda esta incertidumbre con el tiempo lleva a muchos a añorar el pasado, al de la dictadura me refiero, aunque sea más falso que un billete con la cara de Popeye. Ayuso, por su parte, lleva un retraso -cronológico, el mental es mayor- de 14 años y por eso sigue con la perra de ETA. Y como, además de la fruta, también le gusta el pasado y la libertad de la Señorita Pepis, ha decidido reimplantar los cigarrillos en los menús infantiles de los hospitales de Madrid. Está muy cabreada con la "pillada" al CEO de Ribera Salud diciendo que "tener que atender a los pacientes es el principal obstáculo del hospital para obtener beneficios". Tanto se ha cabreado que piensa cesar fulminantemente al que decidió darle el "chollo" a Ribera Salud en vez de a Quirónsalud. En fin, que el tiempo, sin tí,bes sólo empo.
Protección por explotación
Por fuerza deben existir distintos conceptos de libertad, que al hablar de libertad cada uno se esté refiriendo a cosas diferentes. Cabe, incluso, la más enorme contradicción. Así, para esta sociedad, que tiene una alta valoración de la libertad individual, no existen mayores problemas para aceptar una vigilancia masiva de las personas en las calles -espacio público- o a través de internet -espacio privado-. Un nivel de control que no ha existido nunca antes, ni por el más duro sistema totalitario. El problema es que ahora se concibe la libertad como liberación de obligaciones, de cargas, de cuidados a otros. Es una libertad egoísta, la que entiende que gozar de libertad es poder hacer lo que te de la gana. Una expresión central de esta concepción de la libertad es el consumismo: libertad para comprar lo que quieras. Eso sí, la libertad la da sólo el poseer dinero. Ello nos lleva a tener un empleo, como sea. Y mantenerlo, sacrificando lo que sea menester para subsistir y plegándonos al control del mercado. Por eso, cada vez más, se apoyan gobiernos de la extrema derecha, a pesar de su proceder represivo. La derecha radical es una maestra del cinismo al hablar de libertad. Ha secuestrado el término, lo ha deformado, prostituido, lo usa como arma ofensiva. Pero a la hora de la verdad sólo aplica políticas represivas respecto a las libertades individuales y colectivas: No, al derecho a la eutanasia; no, al derecho al aborto; no, al derecho de cambio de sexo; no, a avanzar en las políticas de igualdad de género; no, a la aceptación del matrimonio homosexual; no a la llegada de inmigrantes; no, a la educación sexual en la escuela; no, no, no... Sólo dando todo esto por bueno se entienden frases como ¡qué vuelva Franco, ¡viva Trump!, ¡Libertad para Bolsonaro!, ¡Milei, carajo!. Parece que volvemos al medievo, donde ante el debilitamiento del Estado, la desaparición de la seguridad, la incertidumbre, el miedo, la violencia, la anemia cultural y el avance del oscurantismo, los hombres libres renunciaron a sus propiedades, e incluso a la libertad individual, para conseguir la protección de los poderosos. Cambiaban protección por explotación. Se convertían en siervos y perdían sus libertades. Pues eso.
miércoles, 3 de diciembre de 2025
Malotes y ultraderecha
El dato de jóvenes dispuestos a votar a la ultraderecha es alarmante. Eso debería hacer recapacitar a los que plantean rebajar la edad para adquirir el derecho a voto, cuando asistimos a un evidente retraso en el proceso de maduración. Lo que me sorprende es la gente que no se explica qué está pasando. Yo lo vi durante años como profesor. Era algo que, entonces, afectaba sólo a los chicos, sobre todo a los más vagos, a los "pasotas", a los "malotes". Su falsa rebeldía derivaba de estar "encerrados" en un sitio que no les gustaba, donde se les imponían normas -algo que rechazaban- Se les regañaba, pero no se les enseñaba, porque tampoco ellos hacían nada por aprender. Y, sobre todo, se les culpaba. De ahí su oposición al poder establecido -en este caso el profesorado-, sus actitudes disruptivas, poco respetuosas y, no pocas veces, provocativas y hasta violentas. Al principio no era odio lo que sentían, al menos no siempre. Era profundo rechazo, era orfandad de objetivos. El odio llegó después, cuando las chicas les comían día a día el terreno, privándoles de sus roles tradicionales, de su supuesta superioridad y colocándoles de segundones. Esto los sumió en el desconcierto. Su problema era sentirse menospreciados en una época que idealiza la diversidad y no incluye en ella al chico corriente. Ese que no destaca, que no milita, que no entiende bien qué ha pasado, pero sí que ha perdido algo. El problema es que los líderes negativos, huérfanos de objetivos, de intereses, de identidad, han atraído a los mediocres, a los serviles, a las chicas que se fascinan por los rebeldes sin causa. Digo sin causa porque estos chicos No se indignan por no llegar a fin de mes, ni con la factura de la luz, no han estrenado la calvicie, ni han pagado una hipoteca. Son chicos con zapatillas caras, móviles de marca, peinados a la última y necesidades básicas resueltas, pero con una autoestima maltratada. Y lo peor, su falta de interés, de esfuerzo, de deseo de aprendizaje, los ha hecho profundamente ignorantes y tienen importantes taras cognitivas. Por eso se apuntan a opciones políticas que ellos creen que están en contra del poder establecido. Las que emiten para ellos eslóganes tan facilones como negativos y les dan una identidad basada en símbolos hipernacionalistas que no cuestionan. Y sobre todo les prometen recuperar todo lo que antes definía a un "hombre": autoridad, iniciativa, dominio sobre la mujer, superioridad sobre las minorías, permisividad ante comportamientos irrespetuosos o agresivos... En este clima, el chico que se cría sin referentes y sin propósito busca refugio. A menudo lo encuentra en el sarcasmo. O en la testosterona mal digerida de ciertos youtubers. Y a veces, en la política. Pero no en la política razonable y centrada. No: en la que le promete devolverle los "privilegios" que antes disfrutaba sin tener que ganárselos, sólo por ser. Por eso odia a quien cree que se los quita: el feminismo, los inmigrantes, las minorías, los diferentes... Pero sus "salvadores" no van a resolver sus verdaderos problemas (trabajo, vivienda, futuro...), porque no les dicen “te resolveré el problema”, sino “tú tienes razón”. Pero de la razón no se come. Pero cuando se den cuenta de su error ya será tarde.
"Ca cuál, es ca cuál"
Esta sociedad vive en un estado perpetuo de contradicción, de crisis psicótica asociada al sistema de valores culturales que definen su estructura y funcionamiento. Hoy te venden las ventajas del individualismo, ensalzan tus logros personales, tu independencia, tu "libertad". Pero sales a la calle y ves que domina el gregarismo, el personal vive adocenado, uniformado, aborregado... Personalmente rechazo las definiciones generalistas, sin matices. Quizá es más fácil aceptar una plantilla que pensar en las singularidades. Por eso flota en el ambiente una realidad incómoda que atraviesa nuestras relaciones familiares, de amistad, nuestra cotidianidad, que nos lleva a aceptar prototipos. Yo no creo en la uniformidad. Acertó de pleno el torero cordobés "El Guerra" cuando dijo aquello de "Ca' uno es ca' uno". Nadie ha vivido lo mismo, aunque haya compartido el mismo espacio. Cada hijo fue criado por una versión distinta de sus padres. Cada hermano habitó una familia diferente, con sus propios silencios, gestos, ausencias y formas de amor o desamor. Cada persona de una pareja tuvo contextos dispares de educación emocional… y, sin embargo, en muchas familias se impone un relato único, una narrativa común que decide cómo fueron las cosas. “Nuestros padres eran así”, “todos vivimos lo mismo”. Pero no. Nadie vivió lo mismo. Y negar esa diferencia es una forma sutil y devastadora de falsear la vida emocional. Si esto ocurre en una misma familia imaginemos en toda una sociedad. Si no somos capaces de respetar la singularidad en lo íntimo, ¿cómo vamos a construir consensos en lo colectivo? Si no sabemos convivir con versiones distintas de la historia en nuestra propia casa, ¿cómo vamos a aceptar la pluralidad en nuestras "luchas" sociales? Si nos fijamos más en las diferencias que en las posibilidades de encuentro nos atrincheramos en lo identitario, en lo doctrinario, en lo programático, en lo propagandístico, olvidándonos que la sociedad y la política no son solo ideología: es vínculo, es afecto, es reconocimiento mutuo. Y si no es así el concepto de patriotismo es una soberana mierda que no va mucho más allá del complemento ultraidentirario de la banderita. Construir consensos desde la diferencia no significa renunciar a los principios. Significa reconocer que hay muchas formas legítimas de vivir, de pensar, de amar, de luchar, de narrar el mundo. Significa aceptar que el disenso no fragmenta: complejiza. Que la pluralidad no debilita: enriquece. Si queremos cambiar este modelo de sociedad -patriarcal, neoliberal, autoritario, extractivista- tenemos que empezar por cambiar nuestros propios modelos de relación. No podemos exigir al mundo lo que no practicamos entre nosotros. Y si no lo aceptamos todos acabaremos como en la obra de Goya "Duelo a garrotazos".
martes, 2 de diciembre de 2025
Añadido Vicente
Mi querido Vicente, este instante quizá sólo sea una isla combatida por un tiempo que fomenta la prisa y el olvido. Sólo un breve tiempo en una tierra, a la vez áspera y amable, que una vez compartimos juntos. Un territorio ignoto para nosotros, donde ambos vinimos a explorar el futuro, a sembrar vocaciones y servir de apoyo. Un territorio donde dejamos jirones de nuestra piel, pero donde también encontramos motivación, ilusiones, alegría y amistad. Quizá estaba escrito y nosotros sólo teníamos que interpretar. Así que este momento será de los que nunca olvidaremos.
Hermano, hay veces que el alma se pierde en terrenos de triste aridez. Pero incluso ahí es posible ver romper los veneros que nos ayudarán a saciar la sed. Es allí donde conviene sembrar las flores del recuerdo, pues por cada bien que pierdas nacerá una flor perfumada de nostalgia, que guarda en cada uno de sus pétalos el aroma de los que sientas ausentes.
Y si crees que tarda en amanecer, haz como el sol que nace cada día: levantarse, caldear, avanzar inexorable hacia el oeste y no pensar en la noche que pasó.
Sabes que, a menudo, me atrapan los silencios sin que pueda ello anular el pensamiento. Y no es que a veces me olvide, es que hoy te recuerdo más, aún más si cabe, y no resisto a la vieja costumbre de liberar el alma de ataduras.
Con amigos como tú el mundo brilla más, el peso es menos, el cariño más tierno, un tesoro que nunca deja de crecer,
un lazo eterno que protege del olvido. Contigo, la amistad es mano extendida, un faro erguido, un rescoldo siempre encendido, una llama transparente que alumbra la vida.