Buenos días. Después de un fin de semana de ayuno voluntario de las redes y de una escapada al valle del Ambroz (si no lo conocéis, os lo aconsejo. Espectacular ver los castañares en otoño. Toda una sinfonía de colores. Alojamiento en Hervás. Hay que ver la magia de su barrio judío. Y ayer, todo un descubrimiento: Candelario, en Salamanca. Imprescindible. En un artículo periodístico dijo de este pueblo
Vivir es intentarlo infinitas veces
lunes, 24 de noviembre de 2025
domingo, 23 de noviembre de 2025
Cuando caduque el pulso
De pequeños, soñamos. En la adolescencia, fantaseamos. De adultos pasamos, de perseguir anhelos, a querer volver a la Ítaca de nuestra juventud. Y a medida que nos "metemos en años", cuando todavía a lo lejos apenas se dibuja lo inexorable, la idea del morir, de abandonar la existencia, flota en el éter. Por eso nos aferramos a la belleza de lo vivido, de lo que hemos sido. Sabemos que uno no muere hasta que deja de ser recordado, por ello, nuestro objetivo es perpetuar el recuerdo para seguir vivo. Mal negocio en tiempos donde la memoria cotiza a la baja. Porque ahora todo es efímero y caduco, todo es híbrido y no alcanza el calendario, todo se disuelve en mil maneras para no llegar a ninguna parte, todo es frío. Por eso me pregunto: “¿Quién sufre y de qué forma la disolución de la memoria? ¿Quién conoce otra cosa que no sea la dialéctica del frío?”. De tanto bajar la mirada, de prestar atención a lo intrascendente, olvidamos que en nuestro paisaje vital cabe toda la belleza de la existencia, desde el amor al paso sereno del tiempo, y temas tan hondos como la muerte, donde todos quedamos convocados en un futuro. Quizá es esa meditación existencial la que vertebra ese rincón de mi cerebro sobre el que no tengo poder. Sé que en algún momento tendré que marcharme. No me agarraré a ningún imposible, pero deseo que alguien venga a recogerme con una sonrisa amable y una mano tendida. Ya lo tengo escrito:
Cuando venga el negador de primaveras,
cuando la marea de naftalina me persiga,
cuando sea la hora de la hora,
y caduque el pulso,
no te pierdas, corazón: ven a buscarme.
La represión fría
A todos esos ignorantes, mentirosos, o ambas cosas, que repiten como papagayos esa falacia de que con Franco se vivía mejor, tras negarle la mayor yo les diría que lo que sí se vivía era más callado. Ese silencio oscuro y pesado fue el resultado de la "represión fría", un mecanismo que actuaba mediante la exclusión social y la asfixia administrativa y económica. La represión fría se materializó en la depuración sistemática de la totalidad de la función pública: más de 100.000 expedientes de depuración. De médicos a maestros; de jueces a carteros. Los que se libraban de acabar en una fosa se convertían en muertos civiles. No se les fusilaba: se les "borraba". Se les inhabilitaba de por vida, sin derecho a ejercer su profesión, sin pensión, muchas veces sin posibilidad siquiera de obtener un carnet de identidad. A ello se sumaba la represión económica: la "confiscación" de bienes, el expolio disfrazado de “responsabilidades políticas”, el robo de todos los bienes y propiedades de los vencidos y la marginación laboral de los perdedores de la guerra y sus familiares. Pero el instrumento más eficaz fue el silencio impuesto, el miedo a hablar, a recordar, a transmitir. Está represión no dejó fotos de cadáveres pero si a generaciones de españoles que aprendieron a vivir mirando al suelo, a callar en la mesa familiar, a fingir que la guerra había terminado en 1939 y que todo estaba bien después. El vecino sabía que el vecino había sido maestro republicano; la viuda sabía que su marido estaba en la fosa común del pueblo; el hijo mayor sabía que su padre había sido asesinado en Córdoba. Pero nadie hablaba. El régimen no necesitaba prohibir la memoria: bastaba con hacerla socialmente inviable. Eso, precisamente eso, es lo que pretende la derecha filofranquista eliminando la Ley de Memoria y sustituyéndola por ese engendro de falsedades, amnesia y nuevos silencios al que llaman leyes de concordia.
sábado, 22 de noviembre de 2025
Muerte de las pensiones
Vengo tiempo calificando el voto de los trabajadores a las derechas con el término "autolesivo". El ascenso de la ultraderecha en todo el mundo tiene que ver, precisamente, con ese voto frustrado, rabioso y suicida. El problema es que los intereses de los trabajadores y los que defienden las derechas son opuestos. Cuando aquellos las votan están empoderándolas para que les pisen el cuello con más saña y ninguna preocupación. La mayoría del Grupo Popular en el Parlamento Europeo, junto al peso de la extrema derecha (que ya roza el 25% de los escaños), explica algo que debería quitarle el sueño a muchos. La Comisaria europea de Estabilidad Financiera, Servicios Financieros y Unión de los Mercados de Capitales (casi ná lo del ojo) ha soltado, sin pestañear, que: “Las pensiones del sistema público pueden ser en el futuro muy muy bajas”. La frase es toda una sentencia de muerte contra el último gran bastión de lo que en su momento fue el Estado de bienestar europeo. En Bruselas ya están preparando el desmantelamiento del sistema público de pensiones de manera que quede en algo residual y puramente asistencial. Cómo él cinismo y la desvergüenza de esta gente no tiene límites y todo "les cuela", el mensaje de la Comisión es que está "muy preocupada" por el futuro de los jóvenes, cuando en realidad lo que está haciendo es condenar a toda una generación a una vejez de vértigo. La idea -que no es nueva- es entregar a los jóvenes a la voracidad de bancos y aseguradoras privadas. Bruselas quiere comenzar a implantar planes privados de pensiones y de empresa para las nuevas generaciones de trabajadores. Es una privatización por la puerta grande que contempla la afiliación automática a planes privados, es decir, entrar directamente en un plan privado de pensiones cuando se firma un contrato con la empresa. Estos planes estarán gestionados por la banca y por grandes aseguradoras (BlackRock, Allianz, etc). Es el sueño húmedo del capital: miles de millones de euros de los sueldos de los trabajadores (cada vez más precarios) irán directamente a engordar las cuentas de resultados de la gran banca y las aseguradoras. Un gran negocio garantizado para ellos. En España, Unespa, la patronal de las aseguradoras, ya babea ante la perspectiva de gestionar un mercado que, según sus propios cálculos, podría mover 2 billones de euros adicionales en Europa. Ellos, sólo por la gestión, cobrarían comisiones del 1-2 % anual. Que nadie se engañe, no quieren "complementar" el sistema público, quieren liquidarlo. No es una "previsión", es un expolio. En Chile, después de 40 años de experimento con las pensiones de capitalización, el resultado es que más de un 90% de las pensiones de jubilación no alcanzan los 215 euros, dos terceras partes del SMI del país. Que nadie se engañe, este modelo es una transferencia directa de renta de los trabajadores a la patronal. Pues colará.
viernes, 21 de noviembre de 2025
Vicente, texto
Reconocimiento, recuerdos, realidad injusta y caprichosa, agradecimientos y memoria. Tantas cosas, tanto tiempo, tantos ecos..., que pueden incluso aturdir el ánimo. Pero el bosque de emociones, el coro de latidos del alma, no pueden ocultar la verdad desnuda, la que nos enseña que para reconocer la dimensión de la obra de Vicente -porque su talla humana no es ni tan siquiera mensurable- no se necesitan reconocimientos ni homenajes. Sólo que él siga estando y su sombra nos cobije.
Tomo prestado el sentido de unas palabras de Unamuno para decir que Vicente es como un lugar acogedor, de esos de ir, quedarse y volver, y no de los de ir, pasarse y seguir. Es como una de esas patrias de adopción que son como remansos de espacio, de tiempo y de pensamiento, que invitan a sentir más que a discurrir.
Envidio de Vicente su gran capacidad de admiración, sorpresa y curiosidad, que son las tres cosas que definen más la infancia. No en vano Vicente es como un niño grande que en su inocencia provoca ternura y al que perdonamos todas sus travesuras.
Yo a Vicente llegué tarde; demasiado tarde para lo que me hubiese gustado. Y como siempre que se acude tarde a una cita imprescindible tuve la necesidad de recuperar el tiempo, de beber de forma atolondrada toda su presencia y de añorar su ausencia. Pero pronto aprendí dónde podría encontrarlo siempre: pisando los caminos menos transitados y sembrando paz.
Con Vicente comprobé la verdad de que admiramos las cosas por motivos, pero las amamos sin motivos. Por eso es para mí como un hermano.
Vicente, conoces que el sol, caprichoso, se esconde a ratos. Y hay días que brilla cansado, como un poeta triste y silencioso. Pero bien sabes igualmente que el poeta aprende de la vida y tiene la virtud de hacerla más hermosa, incluso cuando cincela versos tristes. No nos dejes huérfanos de tus versos.
Yo nunca he pretendido grandes cosas, pero que feliz me haría que uno sólo de los míos volara con una brisa perfumada hasta caer junto a los tuyos en alguno de los caminos que transitamos juntos.
Bonito oficio el tuyo. Al de engarzar palabras en el viento, me refiero. Y al de esculpir sueños pensando en otros. Y al de realizarlos con maestría poniendo en ello la ilusión, las manos y hasta el alma. ¡Chapó, maestro!
Ha llegado el momento de sonreir sabiendo que los frutos de tu trabajo generoso no quedarán enterrados en la arena, sino que ya son ávidamente recogidos por aquellos a los que durante años guiaste con paciencia, enseñándoles a marcar un rumbo fijo, a viajar serenos abrazados al oleaje hasta donde les lleve el alma que tú les ayudaste a forjar.
Es ahora el momento de recoger tu fructífera cosecha. Y de observar tu antiguo campo de batalla con calma serena, como un guerrero en paz, tranquilo y callado. Sin hacer ruido. Sin la necesidad, tan siquiera, que de ser nombrado, porque tus logros hablarán siempre por tí.
Navega ahora tranquilo en tu gozoso regreso a tu Ítaca amada. Tras largos años, tras mil batallas, tras un largo viaje. Tú ya has marcado el rumbo, navegado a los mandos lo más peligroso de la travesía, cuando el puerto de llegada ni tan siquiera figuraba en los mapas. Aplícate ahora a reparar el cansancio que te provocó el camino, úngete con el bálsamo de la mirada plácida y escudriña con codicia el horizonte donde habita tu tierra, tu casa y los abrazos de aquellos que te esperan.
Una casa es el lugar donde uno es esperado. Tienes suerte de poder disponer de muchas casas. Pero elijas la que elijas sabes bien que el mundo que construyas sólo podrá recitarlo tu alma. Y los demás estaremos esperando.
Promoción 12
No sé si yo puedo aportar algo a esta discusión. La llamo discusión porque, para mi, debate es otra cosa. Creo que aquí sobran opiniones y faltan argumentos y hechos contrastados. El problema de las opiniones es que son como los culos: Todos tenemos uno y pensamos que los de los demás apestan. Estoy de acuerdo con Pascal cuando decía que "La reina del mundo es la fuerza y no la opinión; pero es la opinión quien usa de la fuerza". También digo que el valor de una opinión es directamente proporcional al conocimiento real que sobre el tema del que versa tiene la persona que la emita, e inversamente proporcional a la carga emocional que contenga. Tal como está el patio urge salvar todo aquello que es estrictamente necesario. Una de esas cosas es la honestidad. Para mí el valor de la honestidad está en actuar con decencia, respeto y dignidad. Creo que es honesto decir lo que realmente se piensa. Lo que me provoca alguna dudas -honestamente, pocas- es si es lo mismo pensar que opinar.
Estoy de acuerdo en que todo el mundo tiene derecho a expresar libremente su opinión. Pero, dicho esto, empieza a cansarme ver todos los días a alguno de esos tipos expertos en acosar a otros, inventarse bulos sobre cualquier cosa, emprender campañas de odio contra periodistas, gente de la cultura, meteorólogos, o lo que se ponga a tiro ideológico, o reventar ruedas de prensa.
Me sorprende también, por ejemplo, la facilidad con la que algunos periodistas piden opinión a los famosos sobre asuntos que quedan fuera de su negociado. No sé muy bien por qué tengo que escuchar las milongas de un cantante sobre geoestrategia, ni por qué tantos deportistas dan charlas sobre educación, o por qué un torero me tiene que dar la turra con eso de que antes (¿antes de qué?) había más libertad (¿libertad para qué, para escabechinar toros o para tocarle el culo a una "gachi"?). ¿Qué ha pasado para que cualquier miembro de la farándula se crea con derecho a pontificar sobre las cuestiones más diversas? ¿Desde cuándo las opiniones de Mario Vaquerizo tienen más valor que un chiste del Risitas? ¿Ustedes quiénes son y por qué tenemos que escucharles? Cuando los verdaderos problemas de nuestro tiempo son expuestos y discutidos por el primero que pasa por allí se crea la ficción de que todo no son más que opiniones.
Ha salido por ahí a colación un tal Vito Quiles -Vito Zoppellari Quiles, para más señas- un tipo que fue jefe de prensa de Alvise Pérez, un eurodiputado ultraderechista acusado por el Tribunal Supremo -el mismo de la sentencia de ayer por -de momento- dos delitos: uno por acosar por redes sociales a la fiscal contra delitos de odio de Valencia; y otro por financiación irregular. Esto son datos contrastables, no opiniones. Don Vito últimamente se pasea de universidad en universidad, y no precisamente para visitar sus bibliotecas. Libertad de expresión, dicen. Hasta ahí bien. Me guardo mi opinión sobre lo que este señor hace, aunque nunca podré sentir respeto algunos por quien anima a organizar cacerías de migrantes, con quienes ven a todos los menores migrantes no acompañados como delincuentes, con quienes aplauden a un grupo de descerebrados musculados que amenazan y pegan palizas a las personas que no pueden pagar su alquiler, con quienes se burlan y hostigan a las personas trans, con quienes niegan la violencia machista, con quienes irrumpen en la plaza de Chueca de Madrid gritando "fuera sidosos del barrio", con quienes agreden a periodistas que no piensan como ellos, con quienes exaltan dictaduras, con quienes se burlan +ellos, tan cristianos- de los que aún yacen en las cunetas, con quienes vitorean los ataques a los Derechos Humanos, con quienes piden "colgar" a me da igual quien sea, o callan ante los que dicen que habría que fusilar a 26 millones de españoles, con quienes no se inmutan ante la muerte de 7291 ancianos en las residencias de Madrid, con quien llama "putas" a periodistas, con quien se niega a manifestarse a favor de las asesinadas por violencia de género...
No voy a discutir quién es el responsable de la crispación. Sobre todo si eso conduce a una discusión crispada. Lo que si tengo claro es que las democracias europeas -las de verdad, no las surgidas tras la caída del régimen comunista, rápidamente atenazadas por el síndrome del converso y una galopante corrupción- tienen un poderoso componente fundante que las define y les aporta solvencia ética y política a su convivencia democrática. Ese carácter fundante es el antifascismo. En el caso de España el camino recorrido fue justamente el contrario, pues la democracia llega con la restauración monárquica impuesta por un dictador y "obligada" por la evidencia de que una monarquía tutelada por una dictadura era inviable en la Europa del último cuarto del siglo XX. De ahí se derivan muchos de nuestros males. Esa es la base de la Transición en España, con sus virtudes y sus defectos. Y, entre éstos, una torticera interpretación de la "reconciliación", usada como un obstáculo para revisar o confrontar el pasado de manera abierta y honesta, con luz y taquígrafos, buscando la verdad sea la que sea; y la "concordia" impuesta como forma de hacer caso omiso de las heridas pasadas, en lugar de resolverlos de forma significativa.
Lo de "no abrir heridas" está muy bien, pero conviene que éstas estén previamente cerradas. Lo de que "hay que pasar página" también lo acepto, pero yo debo ser un raro que no entiende que se pueda pasar la página de un libro sin haberla leído previamente. Aunque no me guste lo que en ella esté escrito.
Y, por último y sin acritud. No entiendo que en lo que debería ser un debate, o incluso un intercambio firme, pero sereno de opiniones entre personas adultas, quepan expresiones como: Sí, sí. Lo que vosotros digáis"
Grupo21
Ocurre que transitamos últimamente por el mundo con la sensación de que un olor rancio y nauseabundo lo inunda todo. Es como si en algún sitio hubiese algún "bicho" muerto. En realidad, lo que pasa es que hay tantas cosas pudriéndose que el olor a descomposición lo impregna todo. Ocurre que para mucha gente nada parece encajar. Que el mundo parece haberse salido de sus goznes. Que todo queda, o demasiado grande o demasiado pequeño para su fin. Que la ideología altoburguesa está mucho más extendida que la clase social que le da nombre. Que los barrios obreros se han llenado de ilusos que se creen "señoritos" por tener un piso hipotecado, un SUP de renting, un smartphone de gama alta, una póliza barata con Adeslas, tener a los niños en un concertado, ser "socio" de un gimnasio o vacacionar una semana en Isla Canela. Ocurre que el personal es cada vez más individualista. Y, ya sabemos, que el individualismo se torna fácilmente en egoísmo, ahogando así a la persona. Pero creo que el mayor problema es la ignorancia que, como un cáncer con rápida metástasis, nos está arrastrando al abismo. Estamos llegando a una ignorancia peligrosa que legitima la violencia, la injusticia o la explotación y exalta y premia a los peores autoritarismos y dictaduras. Esta ignorancia -pienso yo- no es sólo la ausencia de conocimientos. No, qué va. Es un estado de exaltación, confusión o soberbia que impide aceptar hechos y evidencias incómodos. Es una ignorancia - lo vemos a diario y en todos los ámbitos- que se refugia en negacionismos y conspiraciones, que acepta soluciones simplistas o falsas, que sustituye las ideas por eslóganes y el razonamiento por el visionado de videos en Tik Tok. Que apoya a figuras mesiánicas de depravada moral y alimenta un ánimo social de polarización y enfrentamiento. Y lo peor de la ignorancia es que, a medida que se prolonga, adquiere confianza. Al final todos somos ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas ni todos practicamos una ignorancia autolesiva. Ocurre que esta sociedad se ha convertido en una gigantesca máquina de generar insatisfacción y, a partir de ella, mucha gente acaba siendo un confuso revoltijo de instintos, emociones primarias y pulsiones no controladas. Gente como ese camarero del que habla María José son meros peones de una partida que no comprenden, ni siquiera sospechan. Renuncian a todo proyecto de construcción personal. Solo bajo el paraguas del grupo dominante se sienten a salvo, creen ingenuamente a cualquier populista que les da la razón, o que se la quita a "los otros", sin reparar que eso no es algo más que un anzuelo para incautos. Sin intelecto y sin conciencia moral, la facultad de juzgar correctamente desaparece. La incoherencia, la confusión, el absurdo..., dominan el mundo. Un mundo que se ha convertido en un gigantesco Ventorro, donde a muchos comensales les importa una mierda lo que les pase a los demás.