La tendencia de vivir mirándonos el ombligo nos hace cada vez más incapaces de sentir la más mínima empatía por los que sufren. Quizás por eso tanta gente, que se percibe como buena persona, que presume de sus principios cristianos, no siente la necesidad existencial de reaccionar ante lo que ocurre en Gaza. Ni sienten ni padecen ante el fuego de los bombardeos que calcina viviendas, escuelas y hospitales, mientras el humo de la destrucción se mezcla con el polvo de los escombros que sepulta a miles de víctimas. Mientras ya no hay tierra para abrir nuevas tumbas y el aire huele a cadaverina. Las cifras de muertos aumentan a diario, frías y repetidas hasta la saciedad en los medios, ocultando una realidad insoportable: niños desmembrados, familias enteras asesinadas, personas rotas de dolor, destrucciones masivas, médicos que operan sin anestesia bajo la tenue luz de los teléfonos. En Gaza el horror se ha normalizado y el sufrimiento palestino se estrella contra un muro de indiferencia e inacción. Y seguimos esperando algo más. "Matar de hambre es una línea roja”, dicen ahora algunos. Porque los bombardeos diarios no lo son, el asesinato planificado de inocentes no lo es, la persecución y eliminación étnica no lo son, el borrado de cualquier organismo político o social internacional no lo es, como tampoco lo es el hacinamiento y reclusión de la población. Obviamente nada de eso ha sido una línea roja. Nos han acostumbrado a ver como un espectáculo como un misil vuela una escuela o un ejercito profesional acribilla a población civil en una cola de ayuda humanitaria. Y no nos inmutamos. Ya ni siquiera nos conmueve que los niños estén en el centro del horror. Ahora, algunos cínicos se posicionan a favor de "alimentar a los niños" gazatíes, que ver un cuerpo esquelético, coronado por una cabeza desproporcionada y unos ojos enormes que miran a la muerte es muy "desagradable". Nadie les va a tachar de radicales, no se les va a criticar el posicionarte en esto, porque cómo no vas a estar en contra del hambre en la infancia. ¡Qué mueran, pero bien alimentados!Pero eso ya no sirve para nada porque no está acompañado de una denuncia, de una crítica, y de una llamada a la acción. Porque que alguien muera de hambre no es algo que suceda de la nada, alguien ha llevado a la población hasta ese punto, en este caso, Israel es quien está matando de hambre a los gazatíes. Es Israel quien está llevando a cabo un genocidio contra el pueblo palestino. No enunciar eso es estar negando la realidad, es estar adoptando una posición tibia, inútil, cínica e inhumana.
jueves, 31 de julio de 2025
miércoles, 30 de julio de 2025
Los intereses ocultos de las derechas
A veces, los canallas son muy habilidosos a la hora de trazar sus estrategias para conseguir sus objetivos, sobre todo cuando sus verdaderos objetivos están ocultos, camuflados tras falsas apariencias. La obsesión de los neo y ultra liberales por desmontar "lo público" es un buen ejemplo. A ellos "lo público" no les incomoda, siempre que les proporcione oportunidad de negocio. Prueba de ello es que su sueño es llegar al poder para parasitar al Estado. A ellos lo que les molesta es que el Estado invierta en servicios públicos, es decir, que redistribuya la riqueza, esa que ellos consideran algo propio y exclusivo. Por eso nunca les oirás oponerse a que el Estado conceda ayudas y subvenciones a la banca, a las grandes empresas, a los empresarios y sus negocios. Pero también les jode que el Estado sea un "mal ejemplo". ¿Qué es eso de que los funcionarios tengan un trabajo fijo, salarios decentes, derechos laborales garantizados y no puedan ser explotados por empresarios sin escrúpulos?. Detrás de su antifeminismo no está, ante todo, la defensa de la familia tradicional -para ellos tradicional significa carca, como Dios manda- y evitar lo que ellos llaman la "imposición de la ideología de género", lo que hay es una defensa a ultranza de los principios de la extrema derecha, en alianza con sectores eclesiásticos ultras, para garantizar la supremacía patriarcal, el sometimiento de las mujeres y la defensa de los privilegios de los hombres blancos y heteros. Detrás de la política de imposición de aranceles del macarra Trump, en el centro de su interés, sólo está finiquitar el ya maltrecho estado de bienestar comunitario: sanidad, educación y un cierto colchón social que en EEUU solo alcanza la categoría de ciencia ficción. No sea que un día los tan engreídos como ignorantes norteamericanos se den cuenta que su país de las oportunidades es, en comparación, una monumental mierda pinchada en el palo de su narcisismo.
Palabras y fascismo
Uno no se levanta una mañana y decide asaltar el Capitolio de EE.UU. vestido de bisonte para defender a tu presidente "injustamente depuesto". Para llegar hasta ahí, hace falta ser muy imbécil y años de inmersión en un mundo paralelo, donde un gesto semejante se entienda como un acto heroico y no ridículo. Ese mundo es, hoy por hoy, fundamentalmente digital. Las redes trabajan, usando la manipulación y la mentira, por la contrainformación, al servicio siempre de realidades completamente ficticias, por no decir falsas. El robo del lenguaje es su táctica maestra. Hablan de "libertad" mientras construyen estados policiales, blindan fronteras, quieren prohibir el matrimonio homosexual, censuran libros y obras de teatro y organizan cacerías contra los inmigrantes. Usan el término "justicia social" para justificar deportaciones. Hablan de "familia" para aniquilar derechos LGTBI. Ultrajan a las mujeres asesinadas por sus parejas negando la violencia de género Y usando el eufemismo "violencia intrafamiliar ". Y gritan "feminazi" o machirulo para ridiculizar a las mujeres que luchan por sus derechos. Hoy las derechas han aprendido a usar el lenguaje para su propio proyecto reaccionario. Ahora se disfrazan incluso de revolucionarios, de antisistema, de pueblo indignado. Pero debajo del disfraz siguen queriendo lo mismo: desmantelar derechos, blindar privilegios y eternizar el miedo como forma de gobierno. En todos los sitios siguen el mismo manual: Vox se presenta como la voz de los olvidados, pero vota contra limitar los precios del alquiler y contra subir el salario mínimo. Trump se erige como campeón de la clase obrera, pero prioriza bajar impuestos a los multimillonarios y destroza los sindicatos. Milei dice luchar contra la "casta" mientras privatiza lo público a manos de especuladores de élite. No están en contra del poder, solo quieren hacerse con él, venderlo a los poderosos y parasitarlo a perpetuidad. Como siempre han hecho. Colaboran para mutar el capitalismo en tecnofeudalismo y sus populismos autoritarios se hacen pasar por alternativas. El resultado es un "fascismo blando" que no necesita represión directa porque ya ha ganado la batalla del sentido común. La gente vota contra sus intereses porque es ignorante, pero también porque le han enseñado a nombrar la injusticia con palabras que le agradan. La razón y la decencia será aplastada, no por las urnas, sino por las palabras. Y entonces el silencio no será una metáfora: será nuestra tumba.
martes, 29 de julio de 2025
Hasta los cojones. O mejor, hasta el chichi.
En las palabras caben muchas cosas. Se enreda en ellas la vida de cada persona a lo largo del tiempo y el espacio, y su significado se mezcla con la memoria, las razones y los sentimientos que conforman una identidad. Son las palabras las que hacen de la vida un estado de ánimo. Hay palabras que forman parte del amor y sus ilusiones, otras del dolor y la derrota. Hay palabras que se entreveran en medio de un abrazo, un beso o una morada compartida. Hay palabras que se atreven incluso a definir los silencios. Lo que no pueden hacer las palabras es apoyar un genocidio, cerrar los ojos ante la persecución a las personas migrantes, negar la violencia de género, emitir bulos, llenar de basura el periodismo y hasta la vida, defender la desigualdad y ponerse de parte de los miserables. Sospecho que pensaré como pienso hasta que la muerte me separe de mí mismo. "Hasta", la palabra que nos acompaña siempre, la que participa a la vez de nuestras certezas, nuestras dudas, nuestros sueños, nuestros miedos. Pero con tanta demagogia, tanto cinismo, tanta mentira, tanta violencia, tanta basura..., pueden hacernos acabar "hasta" los cojones. Aunque vigilante de los peligros del micromachismo ahora me atrevo a decir que la gentuza con la que comparto mundo me tiene hasta el coño. Aunque para ser más fino diré, en estado de calma, que la zafiedad del mundo me tiene hasta el chichi.
Escribir poesía después de Auschwitz, después de Gaza.
Dijo Adorno que "escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie”. Quizá sí, pero es necesario seguir escribiendo. Es casi un deber cuando asistimos a un acto de indignidad tras otro, cuando todos los días nos sirven un genocidio, cuando corremos el peligro de bloquearnos tras alguna frase hecha. No podemos, avergonzados, acogernos al silencio, porque eso nos hace cómplices de los verdugos y nos iguala a las otras muchas gentes que se encierran en la indiferencia. Y el mundo sigue dando vueltas, pero parece que con su eje cada vez más inclinado, porque las calles se llenan de cuerpos vivos, pero los suburbios de las ciudades se llenan de zombis y los cadáveres se acumulan entre los escombros de cualquier ciudad bombardeada. Defiendo la necesidad de la palabra ante las infamias de la historia. Hay que narrar una y otra vez la barbarie humana, aunque sólo sea para incomodar la conciencia de los canallas. Tenemos muchos motivos para sentir vergüenza del ser humano. Y hay que gritarlo, hay que ponerle nombre a lo que ocurre, empezando por los laberintos de los sentimientos propios. Esa es la vieja voluntad de la poesía. Hay que mantenerse vivo, aunque sólo sea para poder contar la verdad del crimen, mantener la denuncia y la memoria. La poesía es como esa madre que necesita ponerle nombre a las cosas para negarse al olvido. Simon Wiesenthal, judío superviviente del campo de concentración de Mauthausen, dijo que sobrevivir es un privilegio que conlleva obligaciones. Escribir poesía después de Gaza es una obligación de compromiso con la palabra que quiere seguir poniéndole nombre al dolor, al amor, a las ilusiones y a los miedos de los seres humanos. Necesitamos que la poesía continúe con sus palabras y sus compromisos humanos después de Auschwitz, después de Gaza. Reforcemos el deseo de buscar palabras para contar la vida, esa vida que resiste y sueña.
Jóvenes falangistas
Es tendencia. Las gentes de bien no logran conciliar el sueño ante la pregunta de por qué muchos chicos, en su mayoría blancos y heteros, de entre 16 y 27 años se están volviendo profundamente reaccionarios. Se lo pregunta Gregorio en las profundas cavilaciones que acompañan a sus esfuerzos por hacer de vientre: "¿Por qué mi Borjamari se está volviendo falangista? ¡Lo intuyo, pero no tengo ni puta idea de por qué! Lo cierto es que los mozalbete pillan el reaccionarismo como quien coge un virus. Malgastamos mucho tiempo en culpar al TikTok, a los influencers e incluso al colapso cognitivo de las inteligencias que provocan las pantallas, pero muy poco en hacer autocrítica. Que sí, que hay mucho de ignorancia, de borreguismo, de falsa rebeldía y de egoísmo XXL, pero ¿no será también que les estamos arrojando a un futuro anunciado de neblina y mierda asegurada?. Igual es que les hemos matado con hechos la fe y los "otros" se la han resembrado con palabrerío vacío y falsas promesas envueltas en pulseritas rojigualdas. Total, que la mierda les impide ver el bosque donde están perdidos y, mucho menos, el lobo con piel de cordero que les devorará. Quizá todo empieza en un sistema educativo que hace mucho tiempo comenzó a priorizar la promoción de curso sobre el aprendizaje real y al que los aprendizajes significativos les importan una soberana mierda. Hoy leo que expertos en juventud advierten del especial euroescepticismo que cunde entre los jóvenes. ¿Y se extrañan? Pero si tienen un brutal desconocimiento, no ya sobre los procesos y el funcionamiento de la Unión y los enormes beneficios que nos trae ser de ella parte, sino que son incapaces de nombrar más de cuatro o cinco de sus países o un par de capitales. Pero si a mí me han llegado a decir que U.E. significa Unión Española. Pero claro, cuando uno ve que que la bicha rastrera y quintacolumnista que nos preside -Von der Leyen- acaba de firmar un acuerdo con el bufón histriónico de Washington después de bajarse las bragas, el euroescepticismo te comienza a correr por las venas.
sábado, 26 de julio de 2025
Los medios si pagan mentirosos
Antes era muy común escuchar aquello de "es verdad, que lo han dicho en la tele". Eso era antes de que muchos medios se hayan convertido en una charca pútrida y pestilente. En este sentido la peor política y los peores medios se retroalimentan. Lo hemos visto esta semana. La exdiputada Noelia Núñez ha sido fichada por el programa "En boca de todos", del telecarroñero Nacho Abad, tan rápido como ha dimitido por descubrirse que falseó su currículum. Sus mentiras han sido premiadas con un micrófono en un programa propagandístico. El tipo de programas que ejercen el dicho de “cuanto peor, mejor para mis intereses económicos y políticos”. Es toda una declaración de intenciones: hasta cuando la mentira es delatada, sentenciada e incluso termina con tu carrera política te ofrecerán un chiringuito al que amorrarte. Ya estamos acostumbrados. Recordemos a Cristina Cifuentes, otra falseadora de títulos y ladrona de cremas. Los medios afines sí pagan a traidores a la decencia y la verdad. Núñez y un determinado tipo de tele demuestran como el pseudo periodismo prevalece y el ruido arrasa con la preparación. Mientras magníficos periodistas jóvenes viven sirviendo copas la morralla periodística y política copa las tertulias televisivas, evidenciando que la meritocracia del estudio no existe. Muchos medios eligen a sus colaboradores meramente por su capacidad de calentar cabezas. Da igual el conocimiento o la profesionalidad, lo importante es el odio o fervor que despierten en los ciudadanos. El show y el rédito político está por encima de la verdad. La mentira ni siquiera está mal vista, ahora se premia. Muchos medios de comunicación ya no se diferencian de las cloacas de las redes sociales, donde la opinión indocumentada e interesada, sin filtros, sin contextos, sin tregua, sin verdad, pero con mucho odio, sectarismo y crispación, triunfan sin paliativos.
viernes, 25 de julio de 2025
Es genocidio y punto
Sorpresa, ninguna. Son horror, vergüenza, asco y profunda tristeza las emociones que me provocan el genocidio contra el pueblo palestino. Porque lo que está haciendo Israel en Gaza es un genocidio en toda regla, inhumano y despreciable, miserables y asesinos. Un genocidio que sería impensable sin el apoyo explícito de tantos y tantos malnacidos, desde Trump hasta el orbe de la ultraderecha mundial. Pero también por la equidistancia, la justificación o la pasividad de gobiernos, instituciones, partidos y gran parte de la sociedad civil. Hay que ser sionista, fascista, sociópata, canalla o profundamente ignorante o memo para no ver un genocidio en lo que hace Israel, un estado sometido a postulados teocráticos, en manos de ultraortodoxos de ideología puramente fascista, colonialista y racista. Israel lleva décadas cometiendo violaciones de los Derechos Humanos, incumpliendo las resoluciones de la ONU e ignorando las normas del derecho internacional. Lo único que ha cambiado es que ahora lo hace a cara descubierta, a gran escala y de manera orgullosa. Y lo hace porque se siente impune, porque tiene el apoyo de los EE.UU. más miserables de la historia y porque se siente jaleado por la ola fascista que arrasa el mundo. Por eso, y a la luz del día, masacra a diario a periodistas, sanitarios, escuelas, hospitales, mujeres, ancianos, niños... Que pena, que vergüenza, que la Europa secular del pensamiento y la razón se esté dejando su esencia en las trincheras, que no ya fronteras, que están implantando el Tío Sam, carnicero mayor del mundo, y sus ejecutores, los asesinos más cínicos de la historia. Así, los más débiles, abandonados y vilmente perseguidos no sólo se dejan ya la vida en las fronteras, sino en sus propias casas, y en las escuelas y en los hospitales y en las plazas y hasta en los centros habilitados para la distribución de ayuda humanitaria y de comida y agua. No hay esperanza. Los cainitas se adueñan de gran parte de la Tierra mientras el pueblo se distrae viendo videos de Tik tok.
miércoles, 23 de julio de 2025
Palabras y encabronamiento
Me inquieta pensar que el don de la palabra ha acabado siendo para el ser humano una condena. Personalmente estoy harto de la gente que grita, que descalifica, que, a falta de ideas, agrede con la palabra, que no baja la voz, que amenaza, que hiperventila y da la sensación de estar siempre al borde del infarto o de lanzarse a la garganta del otro, que siempre es el que no le da la razón. Desgraciadamente estás empiezan a ser las voces predominantes en los taxis, en los puestos de los mercados, en los bares, en las teles, en los tajos... Parece que hay gente que está muy cabreada con todo. Por supuesto, con el "Perro", pues por encima de asesinos genocidas en activo, mandatarios responsables de crueles guerras, de chantajes globales, de persecuciones a las minorías, de sociópatas con motosierra o de fascistas varios asentados en el poder, Sánchez es la mayor personificación del mal de todos los tiempos. El problema es que hay gente que está muy cabreada en la doble acepción del verbo cabrear: Enfadar o poner de mal humor a alguien; y meter ganado cabrío (o borregos, en este caso) en un terreno. Están muy cabreados con el mundo, con la calle que pisan, con sus vecinos, con sus jefes, con sus condiciones laborales y hasta con su existencia. No suelen ser los que tienen peor suerte vital, pero si los que más contribuyen a que el mundo empeore. Son gente cuyo egoísmo les ha llevado a extraviar su ética, que ignoran deliberadamente que hay una forma de comportarnos, de ser, de existir que nos hace mejores y sirve para que los demás también lo sean. Son gente que apuesta por la envidia, la maledicencia, la altanería insultante, el egoísmo y el odio, ese que cada día se hace más evidente en la mayoría de los "foros" donde hay más de cuatro personas y no todas piensan lo mismo. En el mejor de los casos son gente que ha sucumbido a los cantos de sirena de los voceros del poder más rancio e inhumano. Esos que practican a diario la ira, el desprecio hacia la opinión y la acción de los demás, la rabia por imponer sus ideas utilizando la mentira, el insulto, la descalificación, la amenaza y el apocalipsis. Oír a Losantos, a Vicente Vallés, a Carlos Herrera, a Ana Rosa Quintana, a Nacho Abad, a Antonio Naranjo, a Iker Jiménez y a tantos otros, está llevando a mucha gente a convertirse en orcos, en sanguijuelas, en patriotas que jamás sabrán qué es la Patria ni quienes sus Compatriotas. ¡Cuánto amor basado en el odio! ¡cuánto encabronamiento interesado! ¡cuánta Patria vacía!
martes, 22 de julio de 2025
Imbéciles, cretinos, estúpidos e idiotas.
Todos, absolutamente todos los estudios al respecto, demuestran que el coeficiente medio de inteligencia humana lleva décadas cayendo. Dicen los optimistas que ello se debe a que ahora necesitamos menos inteligencia para sobrevivir: ya nadie memoriza números, ni hace operaciones, ni lee mapas (bueno, algunos no leen ni mapas ni nada)..., todo se ha externalizado a la nube, al algoritmo, a las "maquinitas". Yo creo que lo que pasa es que, tal vez la naturaleza, en su infinita paciencia, ha encontrado una estrategia de supervivencia frente al animal más tóxico y estúpido que jamás produjo. Hoy todo se simplifica para que hasta el más lerdo pueda seguir al rebaño. Umberto Eco distinguía entre el imbécil, el cretino y el estúpido. Hoy podemos reducir las categorías a una sola, la del idiota. Pero eso sí, un idiota superlativo, más dañino que un tábano y más molesto que la mosca perrera. Decía José Luis Cuerda que los tontos de antes no gritaban tanto. Ahora la imbecilidad es omnipresente porque todo idiota tiene una opinión y se cree con derecho a hacerte partícipe de su estupidez. Y a menudo lo hace de forma maleducada y soez. Es lo peor de las redes y los medios, que han democratizado el cretinismo. Hoy la saturación de imágenes, palabras y opiniones ha convertido la comunicación en ruido y la inteligencia en un artículo superfluo. El resultado es un mundo donde "los menos capaces" elevan al poder a seres esperpénticos y desequilibrados, sociópatas sin escrúpulos que gobiernan a base de ocurrencias infundadas que sólo benefician a los poderosos, mientras los idiotas dilapidan su vida viendo videos de influencers que lloran en directo porque su café no tiene la espuma de avena suficiente. A Jesús, en el Sermón de la Montaña, se le escapó una bienaventuranza: "Bienaventurados los idiotas, porque ellos heredarán la tierra"... y en un rato la acabarán jodiendo.
Proletarios, propietarios, desarrapados.
La conciencia de clase ha desaparecido porque el sistema ha conseguido que parte de la clase obrera reniegue de pertenecer a ella y se comporte de manera grotesca y autolesiva. Muchos cuasi mileuristas compran marcas falsificadas en el mercadillo fingiendo un poder adquisitivo que no tienen; se entrampan para conseguir lujosos coches; o se van de crucero porque eso es lo que ha de hacer un ciudadano "de bien". Imitan a "los de arriba" pretendiendo aparentar una posición social que ni tienen ni tendrán. Y para ello llegan incluso a votar a los partidos que defienden los intereses de los ricos y les perjudican a ellos mismos. Apoyan a partidos cuya agenda es sobradamente conocida: privatizar la sanidad y la educación; especular más si cabe con la vivienda; rebajar los impuestos a quien más tiene; en definitiva, aniquilar las políticas sociales y eliminar los mecanismos redistributivos que condujeron a la formación de las clases medias. Está en todas partes: una maestra jubilada cuyas hijas son funcionarias vota recortes en el empleo público; un médico que trabaja en la sanidad pública vota para desmantelarla; un camarero agotado tras jornadas de diez horas por las que cobra una miseria grita que la culpa es de los inmigrantes y, cuando se abran las urnas, emitirá su papeleta por el grupo que lleve el odio y la xenofobia en su programa... Pasamos de una España de proletarios a otra de propietarios. Milagrito sea que muchos de estos pequeños propietarios y sus hijos no nos lleven ahora, con su voto, a crear una de desarrapados desprovistos de lo más básico.
sábado, 19 de julio de 2025
Paguitas y casta
La hija de Paco, el de Los Santos Inocentes, por más que "sirviera para letras", acabó de sirvienta en la casa grande como su madre, como su casta, como su clase. Determinismo social se llama. Y hoy es a lo que estamos a punto de volver. Por culpa de Rafael, un señor de clase obrera votante del SOE de toda la vida con sus ideas progresistas, que se quedó en paro y tras un par de años viendo magacines matinales, acabó votando a un partido de origen catalán que se decía de centro y era más fascista que un Land Rover. ¡Ay, los medios! que nos hacen camelar a los verdugos y aborrecer a las víctimas. Qué logran que familias trabajadoras sin conciencia de clase se vuelvan centinelas de los intereses de la "casta". Son las mismas personas que cobran “la paguita” del "Perro" y se quejan de que la paguita exista. Además se olvidan que las verdaderas paguitas, las que merecen la pena, son las que cobran Juan Carlos, Froilán, Abascal, los Medinaceli, los de Alba... Quienes no cobran paguita están rebuscando cobre, vendiendo fruta en las rotondas, poniendo puestos en el mercadillo, trabajando en los invernaderos, los burdeles y en el campo hasta los domingos. Siempre he sido defensor de las "limosnas" laicas; ayudas sociales, becas, subsidios..., pero estoy empezando a creer que engordan las hordas de fachas pobres y que habría que quitarles “la paguita” y las subvenciones a los chiringuitos de la derecha, porque están regando con sus discursos la plantita de odio racista y pestilente fascismo que inunda España.
jueves, 17 de julio de 2025
El tontico del crucero
No cabía un tonto más y parió la abuela en forma de crucero. Ahí están, imponentes. Monstruos varados que, como los antiguos trenes de ganado del Far West, vomitan a manadas de turistas que saldrán de estampida en busca de un turismo de consumo rápido, ejerciendo el costumbrismo digital y uniformizando todo lo que tocan. Al compás del estruendo de sus chancletas verás un colorido desfile de modelitos ibicencos, pareos combinados o monos "divinos de la muerte" y tocados de pamela fashion, gorras de Von Dutch, sombreros Panamá y hasta salacots para los que piensan que van a cristianizar salvajes. El tontico del crucero es primo por parte de padre del tontico de hotel de pulserita de Cancún. Es simple como un sonajero y se cree superior por vacacionar en barco pagando a plazos. Le gusta que le froten el lomo, pero es dócil, dúctil y maleable con sus superiores. Su paraíso viene a coincidir con hacer su santa voluntad. Cuando se siente observado se pavonea, posa de perfil y se hace selfies 'super originales" integrándose en el decorado para demostrar que él estuvo allí. A veces porta libritos de literatura barata, con sus diez consejos y su autoayuda de quiosco de estación de autobuses. Al bajar a tierra se creen conquistadores, lo que es una excusa para huir del compromiso, la educación, el respeto y el civismo, valores ignorados por ese turismo bastardo de orígenes anglosajones que nos ha contaminado de ciertas grotescas perversiones. Y así, por ejemplo, aumenta el tipo de turista experto en fotografíar platos de comida, convencido de que comerse un plato de insulsos mejillones en Bruselas es un acto tan cultural como visitar la Capilla Sixtina. ¡Vamos hombre, no me jodas!
miércoles, 16 de julio de 2025
El fascismo apesta
El fascismo apesta. Y lo peor es que ya está en todas partes. Está en los parlamentos, en los medios de comunicación, en programas donde se supone que la gente va "a divertirse" y en otros que comenzaron vendiendo paparruchas para "amantes del misterio". Está en la barra del bar del barrio, en las gradas del fútbol, en los comentarios de la pescadería, en la actitud de quienes prefieren navegar en la ignorancia aconsejada por el predicador de turno que sale en cualquier red social o hace política desde el púlpito. Está en esa pequeña burguesía que hoy, temerosa de fantasmas inexistentes, se ha refugiado en la covacha del egoísmo esperando que escampe sin sufrir un solo rasguño. Está en los comentarios del alcalde de Torre Pacheco al relacionar delincuencia y emigración y en todos los que le aplauden. Está en los ignorantes que creen que es buena idea expulsar a ocho millones de inmigrantes, sin reparar en que esta sociedad sería incapaz de subsistir sin la mano de obra que viene de fuera y carga sobre sus lomos con los trabajos más penosos, desagradables , mal pagados y, al mismo tiempo, necesarios. Los que cultivan la tierra, recogen las cosechas, nos sirven en los bares, limpian nuestras casas, cotizan a la seguridad social o acompañan y limpian el culo a los ancianos que nosotros no queremos cuidar. El fascismo está en los que organizan y participan en cacerías contra el diferente. El fascismo es un monstruo que no perdona, que carcome sociedades, destruye la ética y arrasa con todo lo que encuentra a su paso. Y sus huellas tardan décadas en desaparecer.
domingo, 13 de julio de 2025
Señores con traje
Últimamente no paran de metérseme imbéciles con traje en el ojo. Bueno, también idiotas vestidos de patriota de la señorita Pepis. A poco que intento informarme aparecen ahí, con sus corbatas rojas y sus trajes oscuros, manejando el cotarro como nunca imaginaron, Así es imposible hacer una vida normal entre la gente digna y cabal de este planeta. Resulta muy complicado abordar lo importante, lo necesario y lo urgente, cuando en cualquier momento, en cuanto te descuidas, pumba, un imbécil con traje te agrede la retina y el alma. Una deriva del sistema que quizás no nos esperábamos es este vivir permanentemente pendientes de las ocurrencias de un puñetero puñado de patriarcas idiotas. Que, repeinados y mirando a cámara, denuncian a los tribunales que persiguen a los genocidas o reivindican el nobel de la paz para sí mismos mientras la sangre gotea bajo sus manicuras. Que sus ocurrencias arrasen hogares, separen familias, cancelen el futuro de territorios enteros, o hagan tambalear economías nos lo presentan como normal, Claro que se puede argumentar que nada tiene de ocurrencia idiota este genocidio programado en Gaza, o este supremacismo blanco de toda la vida. Que hay un plan detrás muy sofisticado para avanzar hacia este (des)orden mundial es muy evidente para quien quiera verlo, Pero a río político y social revuelto, ganancia de pescadores fachas.. Demasiado a menudo se confunde la falta de escrúpulos con la inteligencia.
viernes, 11 de julio de 2025
Comprensión lectora de los políticos
En el mundo de la política ya parece dar todo igual. Ya no hay límites ni líneas rojas más allá del objetivo de hacerse con el poder. ¡Como sea! Las caras más visibles ya no son elegidas por sus méritos o carrera política. Se busca sobre todo que sean agresivos perros de presa, que no se inmuten cuando mientan y que no tengan escrúpulos morales. Quizá lo mínimo que se le puede pedir a un político –más allá de una presupuesta decencia– es que, por lo menos, entienda lo que lee. Pues ya ni eso. Un ejercicio, el de la comprensión lectora, que resulta vital para el desempeño profesional y cuyo aprendizaje comienza en primaria, comienza a ser ajeno a las competencias de muchos de nuestros políticos. Sólo hay que oír algunos de los discursos de Ayuso. Resulta difícil contener la risa. "Lady Quirón" lee torpemente sus discursos. Los recita como si de un Padre nuestro se tratara. Es su habitual homilía para sus feligreses incondicionales, hecha de ira, bulos y mentiras. De su lectura atropellada es inevitable extraer una conclusión, a saber; a duras penas entiende lo que lee. O no se molesta en una lectura previa. O ambas cosas. Y no es el único caso. En otros muchos discursos las palabras, todas gruesas y malintencionadas, se suceden en sus bocas como si fluyeran a borbotones. El guion (o la soflama) que tienen entre las manos parece cobrar vida propia y son incapaces de domar sus significados. No es necesario, nadie lo espera, es sólo alpiste para incondicionales o alimento para los titulares de los medios afines. Se limitan a pronunciar –no sin ciertas dificultades– cada una de las palabras que alguien les escribe, pero sin captar su esencia. Me da que éstas "dificultades discursivas" anuncian una nueva dimensión idiomática donde la coherencia es innecesaria y la verdad superflua. ¿Para qué expresarse correctamente si, total, las taras en materia de comprensión oral y escrita de esta sociedad crecen como la espuma. Nuestros políticos empiezan a leer como nuestros monarcas.
martes, 8 de julio de 2025
Ya está aquí el fascismo
La maldad, disfrazada de desprecio y rechazo violento a las ideas y valores que no coinciden con los tuyos, cotiza al alza y se empieza a percibir como normal. En las redes sociales, esa maldad también arraiga, y se traduce en grosería, insultos, actitudes miserables y odio incontenible. Preocuparse por los demás sin interés alguno, ser pacifista, apoyar la ayuda a los más desfavorecidos..., en definitiva, no ser un perfecto egoísta, es denostado como "buenismo" por la extrema derecha, que cultiva el canallesco "sin complejos" para hacer lo que le venga en gana en cada momento e imponer su inhumana ideología. Decía Saramago que los fascistas del futuro no se parecerían a Hitler, no se disfrazarían de militares. Serían expertos en mentir sin escrúpulos para decir lo que la mayoría quiere oír. Hablarían de honradez, de trabajo, de familia, del orgullo de la patria, de buenas costumbres, religión y ética. Pero bajo esa apariencia se escondería el nuevo demonio que arrastraría a todos al odio y al enfrentamiento. Hoy, apoyado por el lobby homófobo, xenófobo, machista, racista y ultracatólico, el fantasma del fascismo recorre de nuevo Europa. En España, Vox habla ya de deportar a millones de personas; hombres, mujeres y niños. Muchas gente debería, primero, renunciar a su fe cristiana, segundo, dejar el egoísmo supremo y, después, leer un poquito de historia.
lunes, 7 de julio de 2025
Ciudad e infancia.
Hablando con cualquier persona mayor de 50 años sobre su infancia, seguramente en sus relatos emerja un escenario común: en ella la calle era el lugar donde transcurría gran parte de su tiempo libre. Hoy, sin embargo, los juegos infantiles brillan por su ausencia y la calle se ha convertido en un lugar de paso para los pequeños. A veces, incluso, en un lugar poco recomendable. No es sorprendente, y ello tiene que ver con múltiples causas entre las que no tienen poco peso los miedos. ¿Si hay adultos dispuestos a convertir su casa en un búnker a base de puertas blindadas, cerraduras inteligentes, cámaras de vigilancia y complejos sistemas de alarma, cómo van a pensar que la calle puede ser un sitio seguro para sus hijos? Así, ver a una niña o a un niño solos en el espacio público resulta una anomalía, casi un motivo de denuncia. Pero es que, además, para este puñetero sistema su presencia en la calle se vuelve, en muchos casos, molesta: se impide su acceso a restaurantes y hoteles, se les prohíbe jugar a la pelota en las plazas y su simple presencia -solos- en un comercio resulta "sospechosa". La ciudad está pensada, cada vez más, para consumidores y los niños no lo son de manera directa. ¿Cómo se convirtieron las calles en espacios hostiles para la infancia? Todo apunta a un modelo urbano que excluye a la infancia. Ciudades diseñadas para que circule con facilidad y velocidad el vehículo privado, que arrinconan los espacios peatonales o los reserva al exclusivo uso comercial, que reduce los espacios de juego, circunscritos a parques y poco más, donde los niños tienen que compartir o competir por el espacio con los perros. Mientras, metro a metro, el espacio peatonal es colonizado por las terrazas que ya lo ocupan y acotan a perpetuidad. A esto se añade, en los barrios más deprimidos, un deterioro del espacio público que genera lugares atravesados por la violencia y la desigualdad. La invisibilización de la infancia en el espacio público sucede a la vez que se construye una narrativa tan idílica como cínica sobre el mundo infantil. Pero este relato tiene una cara sombría e inhumana, que oculta la voluntad de excluir a cierta infancia: aquella que proviene de los sectores más empobrecidos. Se trata, generalmente, de adolescentes y migrantes racializados, que son rechazados de plano. Recordemos el pánico moral que se ha creado alrededor de los “menas”, que llevó a Vox a pedir que se les prohibiese sentarse en las paradas de autobús en un barrio de Madrid. Es la criminalización de la infancia pobre. Para algunos el lugar donde debe estar la infancia es el hogar, el espacio privado, la fortaleza frente al miedo y el lugar más seguro para adoctrinar a voluntad.
jueves, 3 de julio de 2025
El tontico de todos los tiempos
Estoy hasta el gorro de esos periodistas de tres al cuarto que se emperran en demostrar que todo lo que sucede tiene que ser extraordinario. Menos ellos. Suelen ser impacientes, gesticulantes en exceso y gritones, disfrutan en lo superficial, no entienden mucho de casi todo y se creen muñidores de la maravilla. Y para demostrarlo acuden constantemente a expresiones del tipo "de la historia", "de todos los tiempos", "desde que se recuerda", "desde que hay registros"... El -llamémosle- tontico de todos los tiempos tiene algo de tontico de pueblo que mira pasar a la gente admirado, de numerólogo aficionado, palizas y cebador de gorrinos. El tontico de los récords cuenta todo en cifras y valora la importancia de cualquier acto por su importancia numérica. Más allá del número se queda sin argumentos. Si el asunto del que tiene que hablar no bate récords el tontico entra en pánico, se amustia y su noticia pierde brillo e interés. El tontico de todos los tiempos ha mamado de los "triunfadores" la visión empresarial del mundo. Sus referencias son los emprendedores y medio libro sobre Steve Jobs que se leyó un verano en la playa. Eso le ha hecho entender que el crecimiento lo es todo, que la esencia de las cosas no está en su naturaleza, sino en su volumen y cantidad. Lo importante es que el número de referencia supere al anterior. Por eso abusa de frases del tipo "más de diez mil personas.. .”, "el cincuenta por ciento más...", "de los que se tienen registros...". Hay una convicción en el tontico de todos los tiempos que dice que lo que no crece desaparece. Y es que el tontico no sabe que el tiempo es una cosa y "todos los tiempos" es otra más complicada. A fin de cuentas, el tontico de todos los tiempos quiere ser coetáneo del descubridor, conocido del conquistador, cronista de lo insólito y testigo de la hazaña. En el fondo tiene miedo al vacío y es víctima de una modernidad cuantificada. El tontico de todos los tiempos envía cartas de amor en un Excel. Y así le luce el pelo.
miércoles, 2 de julio de 2025
Fuenteovejuna
¿En qué momento los jóvenes, que en teoría deberían ser rebeldes y progresistas, se han tornado ultraconservadores? Al menos en materia política. Ello es posible porque, en política, uno no es solamente lo que piensa, ni lo que siente, ni lo que dice. En política, uno es -sobre todo- lo que consigue para los demás y lo que hace por los demás. Y claro, en un mundo cada vez más individualista, más egoísta, más ignorante... En Almagro se representa Fuenteovejuna, la obra donde Lope hablaba hace más de cuatro siglos de violencia, poder y justicia colectiva. De abusos, de cobardía, de miedo al poderoso, de mujeres que gritan... ¡Qué poco hemos avanzado! ¿Qué, por qué? Porque el Informe Juventud en España muestra que sólo el 41% de los hombres jóvenes apoya el feminismo. Un 23% afirma que la violencia de género es un invento ideológico. Lo que suponíamos pasado –el desprecio, la negación, el miedo disfrazado de superioridad– se revitaliza en redes sociales, dicho a boca llena por determinados referentes sociales. Lo peor, con todo, no es la ignorancia, sino el entusiasmo con que se repite. Los mensajes que niegan la violencia machista, que difunden la xenofobia o el ultranacionalismo, así como ideas retrógradas se extienden entre los jóvenes españoles. En la actualidad, la derecha es para una cantidad importante de jóvenes la opción más "rebelde" y "antisistema". ¿Se puede ser más ignorante y autolesivo?. Hemos creado generaciones que creen haberlo inventado todo pero ni siquiera han leído lo esencial. Pero el mundo, ya se sabe, no avanza en bloque. Hay quien, por ejemplo, continúa en pleno 1619. Unos quieren mejorar el futuro, otros descubren el fuego. Esperemos que ese fuego no nos queme a todos.