TEMA 1: EL RELIEVE
ESPAÑOL
1. CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL
RELIEVE ESPAÑOL
El relieve de la península ibérica
presenta las siguientes características básicas:
a) Elevada altitud media.
España tiene una altura media de 660 m sobre el nivel del mar, altitud sólo
superada en Europa por Suiza. Esta altitud no es el resultado de la existencia
de elevadas cordilleras, sino a la presencia de un gran bloque central elevado,
la Meseta, que presenta una altitud entre los 600 y los 800 metros, y a la
abundancia de montañas de media altura. Ambas hacen que casi el 90% del
territorio español se halle a más de 200m sobre el nivel del mar.
b) La disposición general del relieve, organizado
en torno a un gran bloque central elevado: la Meseta Central, alrededor de la
cual se disponen las restantes unidades de relieve: las unidades periféricas a
la propia Meseta, las depresiones externas y las cordilleras exteriores. De
hecho, la mayor parte de las unidades del relieve español reflejan en su
evolución geológica las condiciones de adaptación al antiguo zócalo de la Meseta. (*Observar y
estudiar el mapa que acompaña)
c) La disposición periférica de los
relieves peninsulares, entendida en un doble sentido, tanto en relación con
la Meseta, como en relación con el contorno de la Península, en cuya periferia
se encuentran las principales cordilleras españolas (Cantábrica, Pirineos,
Costero-Catalana, Béticas), lo que determina el aislamiento de la Meseta. Esta
disposición frena la influencia del mar y provoca fuertes contrastes entre el
litoral y el interior peninsular.
d) La orientación dominante oeste-este
de las unidades de relieve, coincidente con los paralelos
geográficos, y que tiene claras consecuencias geográficas, por ejemplo en el
diseño de la red hidrográfica o la desigual distribución de las precipitaciones
en el interior peninsular.
e) Forma compacta y maciza de la
península Ibérica, que es consecuencia de los rasgos antes expuestos,
pues la ubicación periférica de los relieves y la orientación de los mismos
contribuyen a definir un vasto cuadrilátero de costas rectilíneas con escasos entrantes y salientes –salvo en Galicia- y que
guardan gran distancia entre ellas, dándole así un marcado carácter continental
al interior de la Península
f) Un relieve de formas muy variadas, producto de la larga historia
geológica de nuestro país, que permite distinguir entre montañas antiguas o
hercinianas, nuevas o alpinas y las antiguas rejuvenecidas. En las diferencias
interviene también decisivamente la diferencia de los terrenos, básicamente
graníticos, calizos, arcillosos y volcánicos
g) La existencia de dos archipiélagos, el mediterráneo de Baleares, cuyo
relieve está ligado al de la península Ibérica –fundamentalmente a las
cordilleras béticas-, y el atlántico de Canarias, con un relieve geológicamente
reciente y de origen volcánico.
Estas características hacen que España
sea como un continente en miniatura, muy rico en contrastes.
2.
VARIEDAD LITOLÓGICA:
Si consideramos España desde el
punto de vista de los materiales que la constituyen, es decir, de las rocas que
conforman el sustrato, distinguimos cuatro áreas con diferente litología, que
toman su nombre de las rocas dominantes:
1- La
España Silícea. Constituida por rocas compuestas
por minerales entre los que predominan el cuarzo y la sílice (de ahí su
nombre). Está formada por los materiales más antiguos de la Península: materiales
paleozoico-hercinianos y algunos precámbricos, por lo que son rocas duras, rígidas y resistentes a la erosión. La
roca predominante es el granito, aunque también encontramos pizarras,
cuarcitas, gneis…, de cuya descomposición resultan suelos arenosos de escaso
contenido en materia orgánica y poca fertilidad.
Los paisajes típicos son mesetas o penillanuras accidentadas por fallas, pero siempre muy
erosionadas; relieves apalachenses
como resultado de la erosión diferencial, en la cual la actuación de la erosión
sobre rocas de muy distinta dureza, profundizando en las más blandas y
respetando las más resistentes, crea un relieve abrupto y difícil; paisajes
resultantes de la erosión del granito, con presencia de domos, bolos,
berrocales o pedrizas, canchales, piedras caballeras…
La España silícea se localiza mayoritariamente en el
tercio Oeste peninsular, allí donde
aflora en superficie el zócalo de la Meseta, y se adentra hacia el Este en el
sector occidental de la C. Cantábrica, Sistema Central, Montes de Toledo y
Sierra Morena. También se localiza en otras áreas donde quedan restos de
macizos antiguos: Pirineo axial y sectores aislados del Sistema Ibérico, las
cordilleras costero-Catalanas y la cordillera Penibética (altas cumbres de
Sierra nevada).
2- La España caliza está formada por
sedimentos depositadas en el fondo de los mares durante la era mesozoica y
principios del terciario y plegados en la orogenia alpina. Las rocas
predominantes son las calizas: rocas
sedimentarias de dureza media-baja y permeables, compuestas mayoritariamente
por carbonato cálcico que se disuelve con mucha facilidad en aguas que
contienen CO2 disuelto, siendo por tanto rocas muy erosionables por disolución,
tanto en superficie como subterráneamente.
Los terrenos calizos forman en la Península una Z
invertida que se extiende por Pirineos (Prepirineos) y Montes Vascos hasta
la zona central de la Cordillera Cantábrica, dirigiéndose hacia el S.E. por el
Sistema Ibérico y parte de la Cordillera Costero Catalana y flexionándose
después hacia el S.W. por las Cordilleras Béticas. También es el material
dominante en las islas Baleares.
Estructuralmente se corresponde con cordilleras
jóvenes, formadas durante la orogenia alpina. Son, por tanto,
relieves caracterizados por las grandes alturas y las acusadas pendientes y
desniveles.
Los paisajes típicos derivan de las características de
la roca caliza, sobre todo su solubilidad en agua, lo que origina un típico paisaje
kárstico (dolinas o torcas, uvalas, poljés, lapiaces, simas, gargantas…)
3- La
España arcillosa constituida por materiales
sedimentarios muy poco resistentes a la
erosión como arcillas, margas, yesos, etc. que se depositaron a finales de la
Era Terciaria y durante la Era Cuaternaria. El área arcillosa se extiende por
las cuencas sedimentarias interiores de la Meseta (Duero, Tajo y Guadiana) y por las depresiones
exteriores (Ebro y Guadalquivir). También se encuentra en las hoyas interiores de las Cordilleras
Béticas, y las llanuras costeras mediterráneas.
El relieve arcilloso es básicamente plano, en estratos
horizontales o inclinados, pero siempre sin plegar, formando llanuras y páramos. Son terrenos que se erosionan
rápidamente por la blandura de sus materiales.
A veces la topografía se caracteriza por un paisaje de suaves
ondulaciones. Es el paisaje de campiña, terrenos muy buenos para la
agricultura, que tiene su modelo más representativo en las provincias de
Córdoba y Sevilla.
Entre las formas más comunes de modelado sobre
terrenos arcillosos encontramos las cárcavas,
los páramos, el relieve en cuesta y las campiñas
o vegas
4- La
España Volcánica se corresponde con las islas Canarias. En la
península sólo aparece en puntos aislados de vulcanismo antiguo coo el Campo de
Calatrava, Olot y Cabo de Gata.
Son
materiales procedentes de las
erupciones volcánicas, tanto sólidos (piroclastos) o viscosos (coladas de
lava). Produce formas de relieve
características como conos volcánicos,
calderas de hundimiento (depresiones
de forma circular),calderas de
explosión, calderas de erosión, roques (especies de agujas de lava formadas
por la chimenea de un volcán cuyo cono ha sido erosionado), diques, barrancos volcánicos y barrancos
volcánicos.
3. LAS UNIDADES MORFOESTRUCTURALES DE LA PENÍNSULA
IBÉRICA
El relieve peninsular puede
organizarse en torno a cuatro grandes unidades: El bloque de la Meseta; las
cordilleras periféricas a la Meseta; las depresiones exteriores y las
cordilleras exteriores.
Realmente todo se organiza en torno
al gran bloque de la Meseta Central. Ésta ocupa
buena parte del interior peninsular, acogiendo dos grandes subunidades: Las
cordilleras interiores y las cuencas interiores. La Cordillera Central (cordillera interior) divide a la Meseta en
dos grandes zonas: la submeseta norte y la submeseta sur. La primera está
ocupada por la cuenca del Duero (cuenca
interior), mientras que la submeseta meridional queda dividida por los Montes de Toledo (Cordillera interior), que
separa la cuenca del Tajo de la Cuenca del Guadiana (cuencas interiores).
El bloque de la Meseta, a su vez,
está circundado por una serie de cordilleras, denominadas Cordilleras Periféricas a la Meseta: En el ángulo
noroeste el Macizo Galaico-Leonés; al
norte la Cordillera
Cantábrica; al este la Cordillera
Ibérica; y al sur Sierra Morena.
La tercera gran unidad
morfoestructural la constituyen las llamadas Depresiones
Exteriores, que separan las cordilleras periféricas de las cordilleras
exteriores. Así, al nordeste encontramos la Depresión
del Ebro, y al S-SW la Depresión del
Guadalquivir.
La cuarta unidad queda constituida
por las Cordilleras Exteriores, que incluyen los
Pirineos –ocupando el istmo-, la Cordillera Costero-Catalana y las Cordilleras Béticas, estructuradas en dos
cadenas: Penibéticas y Subbéticas, separadas por el surco intrabético.
4. EL PROCESO DE FORMACIÓN.
El relieve de la Península es el
resultado de una larga evolución geológica en la que se han alternado
fases orogénicas con otras de calma en las que predomina
la erosión y la sedimentación. Las fases de actividad orogénica se explican por
la tectónica de placas y se desarrollan
durante millones de años, dando como resultado la aparición de cordilleras.
Durante las fases de calma los
relieves aparecidos son sometidos a la intensa
acción de la erosión. Los relieves que hoy apreciamos son, pues, efecto de
la interacción de estas dos fuerzas
La historia
geológica del relieve peninsular viene condicionada por su posición entre
dos placas tectónicas, la placa eurosiberiana (Laurasia) y la placa africana
(Gondwana), que estaban separadas por el amplio Mar de Thetis, un gran geosinclinal cuyos sedimentos fueron
afectados por las orogenias Herciniana y
Alpina.
El proceso de formación del relieve
podemos dividirlo en las siguientes fases:
a) Era Precámbrica (4000-600 millones de
años) los mares ocupaban casi todo el espacio de la actual península. Sólo
emergieron algunos relieves en Galicia y el oeste de la actual meseta, pero
fueron totalmente arrasados por la erosión y cubiertos por las aguas a fines de
esta era.
b) Era Primaria o Paleozoico
(600-230 millones de años). El
continente único, llamado Pangea, se divide en dos grandes placas; Laurasia y
Gondwana, separadas por el Mar de Thetis. La Península sigue sumergida actuando
de geosinclinal que se va rellenando con los sedimentos arrancados por la
erosión en estos viejos continentes. Estos sedimentos son comprimidos por la orogenia
herciniana (periodo carbonífero) que levanta una gran cordillera de
dirección NW-SE que en la Península forma el Macizo Hespérico y otras piezas menores como el Macizo de
Aquitania, el del Ebro y Catalano-Balear y el Bético-Rifeño.
Al
final del período todos habían sido arrasados por la erosión. El Macizo
Hespérico se había convertido en un zócalo inclinado hacia el E que ocupaba
parte del centro y W peninsular. Este será la base de la Meseta.
c) Era secundaria o Mesozoica
(230 a 65 millones de años) Fue
un periodo de calma orogénica, donde predominó la erosión y la sedimentación de
los materiales arrancados a los terrenos paleozoicos. También se producen movimientos epirogénicos (ascenso y
descenso de la corteza), por lo que se producen movimientos de ascenso y
descenso, así como etapas de transgresiones y regresiones marinas (avances y
retrocesos del nivel del mar).
La
sedimentación se produjo en dos zonas ocupadas por el mar: 1 ) En el borde
oriental de la Meseta, inclinada entonces hacia el este, donde las
transgresiones marinas dejaron capas de sedimentos y 2) En las fosas marinas
situadas entre los macizos hercinianos (fosas Pirenaica y Bética), donde se
acumularon potentes espesores de sedimentos.
d) Era terciaria o Cenozoica
(65 a 2 millones de años):
Es un
periodo clave para el diseño del relieve peninsular. Es un periodo de gran
actividad tectónica, por tanto de construcción de relieve, donde el choque de
las placas euroasiática y africana va a tener dos consecuencias: Por un lado la
microplaca ibérica queda definitivamente unida a Europa. Por otro, se produce
la orogenia alpina, que afectó tanto
a las tierras emergidas en el Paleozoico (antiguo Macizo Herciniano) como a los
sedimentos del Mesozoico, aunque de manera muy distinta: los viejos materiales
paleozoicos, duros y rígidos, se rompieron y desnivelaron, mientras que los
sedimentos mesozoicos, más flexibles y elásticos, se plegaron y emergieron,
dando lugar a grandes cordilleras. En concreto, sus efectos fueron los
siguientes:
· El
interior del antiguo Macizo Hespérico, con sus materiales rígidos e incapaces
de plegarse, ante las fuerzas orogénicas se rompe y fractura en bloques,
hundiéndose unos (Horst) y levantándose otros (Graben). Los bloques levantados
formaron las cordilleras interiores (Sistema Central y Montes de Toledo). Los
bloques hundidos crearon las depresiones interiores o cuencas sedimentarias de
la Meseta (cuencas del Duero, Tajo y Guadiana). Además, el conjunto de la
Meseta quedará definitivamente basculado hacia el oeste.
· Los
bordes del Macizo Hespérico se deforman y levantan, cercando de cordilleras el
bloque de la Meseta. Aparecieron así una serie de cordilleras que aíslan el
interior peninsular, aunque presentan una doble naturaleza:
1. Las que resultaron de la deformación y/o fractura
del rígido y antiguo zócalo herciniano:
Ø Macizo
Galaico-leonés, una cordillera
de bloques escalonados de E a W hasta hundirse en el mar.
Ø Parte
occidental de la cordillera Cantábrica, que es una cordillera en bloques.
Ø Sierra
Morena, al fruncirse y elevarse el reborde sur del antiguo
zócalo herciniano.
2. Allí donde se habían depositado
sobre el zócalo sedimentos mesozoicos –lo que ocurre en el borde oriental
(recuerda que el bloque estaba inclinado al este y hubo transgresiones
marinas)- el zócalo se fracturó, pero los sedimentos plásticos mesozoicos se plegaron, apareciendo así
cordilleras de cobertera:
Ø La
parte oriental de la cordillera Cantábrica.
Ø El
Sistema Ibérico.
· Se
levantaron las cordilleras alpinas al plegarse los materiales sedimentarios
acumulados en las fosas marinas durante el Secundario: los Pirineos (cuya parte central está formada por bloques del viejo
Macizo de Aquitania, elevado por las presiones orogénicas), los Montes Vascos (prolongación del
sistema Cantábrico), las Cordilleras
Béticas (parte de las cuales también son restos del viejo macizo
bético-rifeño, rejuvenecido por las presiones alpinas) y las cordilleras costero-catalanas, cuya
parte sur es material mesozoico plegado, mientras que la parte norte son restos
del viejo macizo paleozoico del Ebro y Catalano-Balear.
Como
prolongación de las Béticas surgieron las islas Baleares, aunque Menorca se
relaciona geológicamente con el viejo Macizo Catalano-Balear.
· Entre
las nuevas cordilleras y los bordes del viejo macizo Hespérico, se formaron las
depresiones exteriores o cuencas
sedimentarias del Ebro y del Guadalquivir. Al principio eran fosas marinas pero
fueron colmatándose de sedimentos durante el cuaternario.
· En
algunos enclaves aislados de la Península surgieron focos de actividad
volcánica, como en el Campo de Calatrava (Ciudad Real), Olot (Gerona) o el Cabo
de Gata (Almería).
· Además,
la orogenia alpina rasgó el fondo del
Atlántico y con la salida de materiales volcánicos a través de las fracturas
comenzó la formación de las islas Canarias.
e)
Era Cuaternaria
(2 millones de años - a la actualidad). Nuevo periodo erosivo en el que la sedimentación irá colmatando
las depresiones formadas en la era anterior. Además, la alternancia de fases glaciales, de intenso frío, e interglaciales, provocó la aparición
del glaciarismo y la formación de terrazas fluviales.
El glaciarismo afectó a las cordilleras más altas dando lugar a glaciares de
circo y de valle, y cuando se fundieron los hielos dieron lugar a pequeños
lagos.
En
esta fase se establece la actual red hidrográfica, que excava valles y
terrazas. Además se producen movimientos isostáticos (ascenso y descenso del
nivel del mar) que modifican la línea de costa.
5. LAS COSTAS
La costa es el espacio límite entre la tierra y el mar
constantemente transformado por las corrientes marinas, oleaje, erosión y
fluctuaciones del nivel del mar. Tienen una estrecha relación con el relieve
interior, pues son el lugar de contacto entre este y el mar. Las costas
españolas son extensas (más de 3.900
Km), variadas y predominantemente rectilíneas, excepto las gallegas, de ahí el carácter macizo de la Península y
la escasa penetración de la influencia marina en el interior.
A- Costas Atlánticas: En ellas podemos distinguir tres tramos:
-Costa cantábrica. Es una costa
rectilínea coincidiendo con el trazado de la cordillera cantábrica y la falla
submarina que corre paralela a ella por el norte, con acantilados y pocas
playas, pues la cordillera va paralela al mar. Los principales accidentes
geográficos son cabos (Machichaco, Ajo,
Peñas), pequeñas rías (Nervión,
Avilés), acantilados y rasas (terrazas
elevadas, de escasa anchura, que muestran distintos niveles de erosión por
abrasión marina).
-Costa gallega. Recortada por la
existencia de rías. Se denominan Rías Altas y Rías Bajas, separadas por
el cabo Finisterre. Se formaron a partir de la invasión por el mar de los
valles fluviales abiertos en las numerosas fracturas del Macizo Galaico que,
suavemente se hunde en el mar. Ej. Rías de Ortigueira, Vigo y Arosa,
Pontevedra.
- Costa
Atlántica andaluza: Se corresponde con la salida al océano de la
Depresión Bética, desde la desembocadura del Guadiana a Trafalgar. Es una costa baja y arenosa de extensas playas. En
esta zona se encuentran las marismas,
área pantanosa todavía en proceso de colmatación, las flechas litorales y los cordones
de dunas, tanto vivas como fósiles. Los ríos, en su
desembocadura, tienden a formas estuarios.
B- Costas mediterráneas: Desde
la punta de Tarifa a Francia, distinguiéndose los siguientes sectores:
-Sector bético: se extiende desde Gibraltar al cabo de La Nao. El sector
andaluz, muy rectilíneo, coincide con la alineación de la Penibética. Por eso
presenta acantilados allí donde la cordillera Penibética se acerca a la costa
y tramos de costa baja que forman una estrecha
llanura litoral. También hay albuferas,
como la del Mar Menor.
-Litoral valenciano: desde El Cabo de La
Nao (proa de las cordilleras béticas en su avance hacia Baleares) al delta del
Ebro. Playas amplias y arenosas. Destaca la Albufera de Valencia y En la costa
abundan los tómbolos, islotes
rocosos unidos al continente por istmos arenosos.
-Litoral catalán. Acoge el delta del Ebro (Tarragona),
gran llanura aluvial, de forma triangular, donde abundan las lagunas y albuferas. Se formó después del último período
glacial. También incluye el delta del LLobregat. Más hacia el norte presenta
costas acantiladas donde la cordillera costero-catalana llega hasta el mar (costa Brava) y pequeñas playas o
calas rodeadas de promontorios rocosos.
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