martes, 2 de octubre de 2018

TEMA 1

TEMA 1: EL RELIEVE ESPAÑOL
        
 1. CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL RELIEVE ESPAÑOL
     El relieve de la península ibérica presenta las siguientes características básicas:
a)      Elevada altitud media. España tiene una altura media de 660 m sobre el nivel del mar, altitud sólo superada en Europa por Suiza. Esta altitud no es el resultado de la existencia de elevadas cordilleras, sino a la presencia de un gran bloque central elevado, la Meseta, que presenta una altitud entre los 600 y los 800 metros, y a la abundancia de montañas de media altura. Ambas hacen que casi el 90% del territorio español se halle a más de 200m sobre el nivel del mar.
b)      La disposición general del relieve, organizado en torno a un gran bloque central elevado: la Meseta Central, alrededor de la cual se disponen las restantes unidades de relieve: las unidades periféricas a la propia Meseta, las depresiones externas y las cordilleras exteriores. De hecho, la mayor parte de las unidades del relieve español reflejan en su evolución geológica las condiciones de adaptación al antiguo zócalo de la Meseta. (*Observar y estudiar el mapa que acompaña)
c)      La disposición periférica de los relieves peninsulares, entendida en un doble sentido, tanto en relación con la Meseta, como en relación con el contorno de la Península, en cuya periferia se encuentran las principales cordilleras españolas (Cantábrica, Pirineos, Costero-Catalana, Béticas), lo que determina el aislamiento de la Meseta. Esta disposición frena la influencia del mar y provoca fuertes contrastes entre el litoral y el interior peninsular.
d)      La orientación dominante oeste-este de las unidades de relieve, coincidente con los paralelos geográficos, y que tiene claras consecuencias geográficas, por ejemplo en el diseño de la red hidrográfica o la desigual distribución de las precipitaciones en el interior peninsular.
e)      Forma compacta y maciza de la península Ibérica, que es consecuencia de los rasgos antes expuestos, pues la ubicación periférica de los relieves y la orientación de los mismos contribuyen a definir un vasto cuadrilátero de costas rectilíneas con escasos entrantes y salientes –salvo en Galicia- y que guardan gran distancia entre ellas, dándole así un marcado carácter continental al interior de la Península
f)       Un relieve de formas muy variadas, producto de la larga historia geológica de nuestro país, que permite distinguir entre montañas antiguas o hercinianas, nuevas o alpinas y las antiguas rejuvenecidas. En las diferencias interviene también decisivamente la diferencia de los terrenos, básicamente graníticos, calizos, arcillosos y volcánicos
g)      La existencia de dos archipiélagos, el mediterráneo de Baleares, cuyo relieve está ligado al de la península Ibérica –fundamentalmente a las cordilleras béticas-, y el atlántico de Canarias, con un relieve geológicamente reciente y de origen volcánico.
       Estas características hacen que España sea como un continente en miniatura, muy rico en contrastes.
2. VARIEDAD LITOLÓGICA:
                Si consideramos España desde el punto de vista de los materiales que la constituyen, es decir, de las rocas que conforman el sustrato, distinguimos cuatro áreas con diferente litología, que toman su nombre de las rocas dominantes:
1- La España  Silícea. Constituida por rocas compuestas por minerales entre los que predominan el cuarzo y la sílice (de ahí su nombre). Está formada por los materiales más antiguos de la Península: materiales paleozoico-hercinianos y algunos precámbricos, por lo que son rocas duras, rígidas y resistentes a la erosión. La roca predominante es el granito, aunque también encontramos pizarras, cuarcitas, gneis…, de cuya descomposición resultan suelos arenosos de escaso contenido en materia orgánica y poca fertilidad.
Los paisajes típicos son mesetas o penillanuras accidentadas por fallas, pero siempre muy erosionadas; relieves apalachenses como resultado de la erosión diferencial, en la cual la actuación de la erosión sobre rocas de muy distinta dureza, profundizando en las más blandas y respetando las más resistentes, crea un relieve abrupto y difícil; paisajes resultantes de la erosión del granito, con presencia de domos, bolos, berrocales o pedrizas, canchales, piedras caballeras…
La España silícea se localiza mayoritariamente en el tercio Oeste peninsular,  allí donde aflora en superficie el zócalo de la Meseta, y se adentra hacia el Este en el sector occidental de la C. Cantábrica, Sistema Central, Montes de Toledo y Sierra Morena. También se localiza en otras áreas donde quedan restos de macizos antiguos: Pirineo axial y sectores aislados del Sistema Ibérico, las cordilleras costero-Catalanas y la cordillera Penibética (altas cumbres de Sierra nevada).




2- La España caliza está formada por sedimentos depositadas en el fondo de los mares durante la era mesozoica y principios del terciario y plegados en la orogenia alpina. Las rocas predominantes son las calizas: rocas sedimentarias de dureza media-baja y permeables, compuestas mayoritariamente por carbonato cálcico que se disuelve con mucha facilidad en aguas que contienen CO2 disuelto, siendo por tanto rocas muy erosionables por disolución, tanto en superficie como subterráneamente.
Los terrenos calizos forman en la Península una Z invertida que se extiende por Pirineos (Prepirineos) y Montes Vascos hasta la zona central de la Cordillera Cantábrica, dirigiéndose hacia el S.E. por el Sistema Ibérico y parte de la Cordillera Costero Catalana y flexionándose después hacia el S.W. por las Cordilleras Béticas. También es el material dominante en las islas Baleares.
Estructuralmente se corresponde con cordilleras jóvenes, formadas durante la orogenia alpina. Son, por tanto, relieves caracterizados por las grandes alturas y las acusadas pendientes y desniveles.
Los paisajes típicos derivan de las características de la roca caliza, sobre todo su solubilidad en agua, lo que origina un típico paisaje kárstico (dolinas o torcas, uvalas, poljés, lapiaces, simas, gargantas…)
3- La España arcillosa constituida por materiales sedimentarios  muy poco resistentes a la erosión como arcillas, margas, yesos, etc. que se depositaron a finales de la Era Terciaria y durante la Era Cuaternaria. El área arcillosa se extiende por las cuencas sedimentarias interiores de la Meseta (Duero, Tajo y Guadiana) y por las depresiones exteriores (Ebro y Guadalquivir). También se encuentra en las  hoyas interiores de las Cordilleras Béticas, y las llanuras costeras mediterráneas.
El relieve arcilloso es básicamente plano, en estratos horizontales o inclinados, pero siempre sin plegar, formando llanuras y páramos. Son terrenos que se erosionan rápidamente por la blandura de sus materiales.  A veces la topografía se caracteriza por un paisaje de suaves ondulaciones. Es el paisaje de campiña, terrenos muy buenos para la agricultura, que tiene su modelo más representativo en las provincias de Córdoba y Sevilla.
Entre las formas más comunes de modelado sobre terrenos arcillosos encontramos las cárcavas, los páramos, el relieve en cuesta y las campiñas o vegas
4- La España Volcánica  se corresponde con las islas Canarias. En la península sólo aparece en puntos aislados de vulcanismo antiguo coo el Campo de Calatrava, Olot y Cabo de Gata.
Son  materiales procedentes de las erupciones volcánicas, tanto sólidos (piroclastos) o viscosos (coladas de lava).  Produce formas de relieve características como conos volcánicos, calderas de hundimiento (depresiones de forma circular),calderas de explosión, calderas de erosión, roques (especies de agujas de lava formadas por la chimenea de un volcán cuyo cono ha sido erosionado), diques, barrancos volcánicos y barrancos volcánicos.



3. LAS UNIDADES MORFOESTRUCTURALES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA




El relieve peninsular puede organizarse en torno a cuatro grandes unidades: El bloque de la Meseta; las cordilleras periféricas a la Meseta; las depresiones exteriores y las cordilleras exteriores.
Realmente todo se organiza en torno al gran bloque de la Meseta Central. Ésta ocupa buena parte del interior peninsular, acogiendo dos grandes subunidades: Las cordilleras interiores y las cuencas interiores. La Cordillera Central (cordillera interior) divide a la Meseta en dos grandes zonas: la submeseta norte y la submeseta sur. La primera está ocupada por la cuenca del Duero (cuenca interior), mientras que la submeseta meridional queda dividida por los Montes de Toledo (Cordillera interior), que separa la cuenca del Tajo de la Cuenca del Guadiana (cuencas interiores).
El bloque de la Meseta, a su vez, está circundado por una serie de cordilleras, denominadas Cordilleras Periféricas a la Meseta: En el ángulo noroeste el Macizo Galaico-Leonés; al norte la  Cordillera Cantábrica; al este la Cordillera Ibérica; y al sur Sierra Morena.
La tercera gran unidad morfoestructural la constituyen las llamadas Depresiones Exteriores, que separan las cordilleras periféricas de las cordilleras exteriores. Así, al nordeste encontramos la Depresión del Ebro, y al S-SW la Depresión del Guadalquivir.
La cuarta unidad queda constituida por las Cordilleras Exteriores, que incluyen los Pirineos –ocupando el istmo-, la Cordillera Costero-Catalana y las Cordilleras Béticas, estructuradas en dos cadenas: Penibéticas y Subbéticas, separadas por el surco intrabético.

4. EL PROCESO DE FORMACIÓN.
        El relieve de la Península es el resultado de una larga evolución geológica en la que se han alternado fases orogénicas con otras de calma en las que predomina la erosión y la sedimentación. Las fases de actividad orogénica se explican por la tectónica de placas y se desarrollan durante millones de años, dando como resultado la aparición de cordilleras. Durante las fases de calma los relieves aparecidos son sometidos a la intensa acción de la erosión. Los relieves que hoy apreciamos son, pues, efecto de la interacción de estas dos fuerzas
     La historia geológica del relieve peninsular viene condicionada por su posición entre dos placas tectónicas, la placa eurosiberiana (Laurasia) y la placa africana (Gondwana), que estaban separadas por el amplio Mar de Thetis, un gran geosinclinal cuyos sedimentos fueron afectados por las orogenias Herciniana y Alpina.
     El proceso de formación del relieve podemos dividirlo en las siguientes fases:
a) Era Precámbrica (4000-600 millones de años) los mares ocupaban casi todo el espacio de la actual península. Sólo emergieron algunos relieves en Galicia y el oeste de la actual meseta, pero fueron totalmente arrasados por la erosión y cubiertos por las aguas a fines de esta era.  
b) Era Primaria o Paleozoico (600-230 millones de años). El continente único, llamado Pangea, se divide en dos grandes placas; Laurasia y Gondwana, separadas por el Mar de Thetis. La Península sigue sumergida actuando de geosinclinal que se va rellenando con los sedimentos arrancados por la erosión en estos viejos continentes. Estos sedimentos son comprimidos por la orogenia herciniana (periodo carbonífero) que levanta una gran cordillera de dirección NW-SE que en la Península forma el Macizo Hespérico  y otras piezas menores como el Macizo de Aquitania, el del Ebro y Catalano-Balear y el Bético-Rifeño.
Al final del período todos habían sido arrasados por la erosión. El Macizo Hespérico se había convertido en un zócalo inclinado hacia el E que ocupaba parte del centro y W peninsular. Este será la base de la Meseta.
c) Era secundaria o Mesozoica (230 a 65 millones de años) Fue un periodo de calma orogénica, donde predominó la erosión y la sedimentación de los materiales arrancados a los terrenos paleozoicos. También se producen movimientos epirogénicos (ascenso y descenso de la corteza), por lo que se producen movimientos de ascenso y descenso, así como etapas de transgresiones y regresiones marinas (avances y retrocesos del nivel del mar).
La sedimentación se produjo en dos zonas ocupadas por el mar: 1 ) En el borde oriental de la Meseta, inclinada entonces hacia el este, donde las transgresiones marinas dejaron capas de sedimentos y 2) En las fosas marinas situadas entre los macizos hercinianos (fosas Pirenaica y Bética), donde se acumularon potentes espesores de sedimentos.
d)  Era terciaria o Cenozoica (65 a 2 millones de años):
Es un periodo clave para el diseño del relieve peninsular. Es un periodo de gran actividad tectónica, por tanto de construcción de relieve, donde el choque de las placas euroasiática y africana va a tener dos consecuencias: Por un lado la microplaca ibérica queda definitivamente unida a Europa. Por otro, se produce la orogenia alpina, que afectó tanto a las tierras emergidas en el Paleozoico (antiguo Macizo Herciniano) como a los sedimentos del Mesozoico, aunque de manera muy distinta: los viejos materiales paleozoicos, duros y rígidos, se rompieron y desnivelaron, mientras que los sedimentos mesozoicos, más flexibles y elásticos, se plegaron y emergieron, dando lugar a grandes cordilleras. En concreto, sus efectos fueron los siguientes:
·        El interior del antiguo Macizo Hespérico, con sus materiales rígidos e incapaces de plegarse, ante las fuerzas orogénicas se rompe y fractura en bloques, hundiéndose unos (Horst) y levantándose otros (Graben). Los bloques levantados formaron las cordilleras interiores (Sistema Central y Montes de Toledo). Los bloques hundidos crearon las depresiones interiores o cuencas sedimentarias de la Meseta (cuencas del Duero, Tajo y Guadiana). Además, el conjunto de la Meseta quedará definitivamente basculado hacia el oeste.
·        Los bordes del Macizo Hespérico se deforman y levantan, cercando de cordilleras el bloque de la Meseta. Aparecieron así una serie de cordilleras que aíslan el interior peninsular, aunque presentan una doble naturaleza:
1. Las que resultaron de la deformación y/o fractura del rígido y antiguo zócalo herciniano:
Ø  Macizo Galaico-leonés, una cordillera  de bloques escalonados de E a W hasta hundirse en el mar.
Ø  Parte occidental de la cordillera Cantábrica, que es una cordillera en bloques.
Ø  Sierra Morena, al fruncirse y elevarse el reborde sur del antiguo zócalo herciniano.
       2. Allí donde se habían depositado sobre el zócalo sedimentos mesozoicos –lo que ocurre en el borde oriental (recuerda que el bloque estaba inclinado al este y hubo transgresiones marinas)- el zócalo se fracturó, pero los sedimentos plásticos mesozoicos se plegaron, apareciendo así cordilleras de cobertera:
Ø  La parte oriental de la cordillera Cantábrica.
Ø  El Sistema Ibérico.
·        Se levantaron  las cordilleras alpinas al plegarse los materiales sedimentarios acumulados en las fosas marinas durante el Secundario: los Pirineos (cuya parte central está formada por bloques del viejo Macizo de Aquitania, elevado por las presiones orogénicas), los Montes Vascos (prolongación del sistema Cantábrico), las Cordilleras Béticas (parte de las cuales también son restos del viejo macizo bético-rifeño, rejuvenecido por las presiones alpinas) y las cordilleras costero-catalanas, cuya parte sur es material mesozoico plegado, mientras que la parte norte son restos del viejo macizo paleozoico del Ebro y Catalano-Balear.
Como prolongación de las Béticas surgieron las islas Baleares, aunque Menorca se relaciona geológicamente con el viejo Macizo Catalano-Balear.
·        Entre las nuevas cordilleras y los bordes del viejo macizo Hespérico, se formaron las depresiones exteriores o cuencas sedimentarias del Ebro y del Guadalquivir. Al principio eran fosas marinas pero fueron colmatándose de sedimentos durante el cuaternario.
·        En algunos enclaves aislados de la Península surgieron focos de actividad volcánica, como en el Campo de Calatrava (Ciudad Real), Olot (Gerona) o el Cabo de Gata (Almería).
·        Además, la orogenia alpina rasgó el fondo del Atlántico y con la salida de materiales volcánicos a través de las fracturas comenzó la formación de las islas Canarias.
e) Era Cuaternaria (2 millones de años - a la actualidad). Nuevo periodo erosivo en el que la sedimentación irá colmatando las depresiones formadas en la era anterior. Además, la alternancia de fases glaciales, de intenso frío, e interglaciales, provocó la aparición del glaciarismo y la formación de terrazas fluviales. El glaciarismo afectó a las cordilleras más altas dando lugar a glaciares de circo y de valle, y cuando se fundieron los hielos dieron lugar a pequeños lagos.
En esta fase se establece la actual red hidrográfica, que excava valles y terrazas. Además se producen movimientos isostáticos (ascenso y descenso del nivel del mar) que modifican la línea de costa.




5. LAS COSTAS
La costa es el espacio límite entre la tierra y el mar constantemente transformado por las corrientes marinas, oleaje, erosión y fluctuaciones del nivel del mar. Tienen una estrecha relación con el relieve interior, pues son el lugar de contacto entre este y el mar. Las costas españolas son extensas (más de 3.900 Km), variadas y predominantemente rectilíneas, excepto las gallegas, de ahí el carácter macizo de la Península y la escasa penetración de la influencia marina en el interior.
A- Costas Atlánticas: En ellas podemos distinguir tres tramos:
-Costa cantábrica. Es una costa rectilínea coincidiendo con el trazado de la cordillera cantábrica y la falla submarina que corre paralela a ella por el norte, con acantilados y pocas playas, pues la cordillera va paralela al mar. Los principales accidentes geográficos son cabos (Machichaco, Ajo, Peñas), pequeñas rías (Nervión, Avilés), acantilados y rasas (terrazas elevadas, de escasa anchura, que muestran distintos niveles de erosión por abrasión marina).
-Costa gallega. Recortada por la existencia de rías. Se denominan Rías Altas y Rías Bajas, separadas por el cabo Finisterre. Se formaron a partir de la invasión por el mar de los valles fluviales abiertos en las numerosas fracturas del Macizo Galaico que, suavemente se hunde en el mar. Ej. Rías de Ortigueira, Vigo y Arosa, Pontevedra.
- Costa Atlántica andaluza: Se corresponde con la salida al océano de la Depresión Bética, desde la desembocadura del Guadiana a Trafalgar. Es una costa baja y arenosa de extensas playas. En esta zona se encuentran las marismas, área pantanosa todavía en proceso de colmatación, las flechas litorales y los cordones de dunas, tanto vivas como fósiles. Los ríos, en su desembocadura, tienden a formas estuarios.
B- Costas mediterráneas: Desde la punta de Tarifa a Francia, distinguiéndose los siguientes sectores:
-Sector bético: se extiende desde Gibraltar al cabo de La Nao. El sector andaluz, muy rectilíneo, coincide con la alineación de la Penibética. Por eso presenta acantilados allí donde  la cordillera Penibética se acerca a la costa y tramos de costa baja que forman una estrecha llanura litoral. También hay albuferas, como la del Mar Menor.
-Litoral valenciano: desde El Cabo de La Nao (proa de las cordilleras béticas en su avance hacia Baleares) al delta del Ebro. Playas amplias y arenosas. Destaca la Albufera de Valencia y En la costa abundan los tómbolos, islotes rocosos unidos al continente por istmos arenosos.
-Litoral catalán.  Acoge el delta del Ebro (Tarragona), gran llanura aluvial, de forma triangular, donde  abundan las lagunas y albuferas. Se formó después del último período glacial. También incluye el delta del LLobregat. Más hacia el norte presenta costas acantiladas donde la cordillera costero-catalana llega hasta el mar (costa Brava) y pequeñas playas o calas  rodeadas de promontorios rocosos.




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