TEMA 12: LOS DOMINIOS Y PAISAJES
AGRARIOS
1. Los condicionantes del paisaje agrario.
El paisaje agrario es el resultado de la
intervención del hombre sobre el espacio natural, ordenándolo para producir
materias primas renovables mediante actividades agrícolas, ganaderas y
forestales. La diversidad de los factores del medio físico o los
diferentes usos del suelo originan distintos dominios y paisajes agrarios.
Además de los condicionantes de tipo físico -relieve clima, suelo,
agua…– los condicionantes humanos son esenciales
para la configuración del paisaje agrario. Entre los humanos cabe destacar:
·Demográficos. El aumento de población obliga a obtener más
alimentos. Para ello se pueden adoptar tres estrategias: 1º. Ampliar la
superficie cultivada roturando nuevas tierras; 2º Intensificar
la explotación de la tierra cultivada y, 3º, mejorar las
condiciones técnicas de las explotaciones para aumentar la producción.
Por eso, en función de la presión demográfica cambian los sistemas de cultivo y
las estructuras agrarias y, por tanto, los paisajes agrarios.
·Técnicos. Los avances técnicos, con la introducción de maquinaria,
fertilizantes, plaguicidas, han modificado los paisajes agrarios, transformado
aquellos propios de la agricultura tradicional (policultivos, barbechos, rotaciones…)
en otros ligados a la agricultura moderna (monocultivos, regadíos…).
·Económicos y sociales. Tienen que ver con la estructura de la
propiedad y las explotaciones. Así, por ejemplo, en el Sur hay un predominio de
grandes propiedades, en el norte domina la pequeña propiedad.
·Históricos. El paisaje agrario se ha ido conformando a lo largo de
la historia, determinado por factores culturales y técnicos. Estos influyen
sobre el modo de cultivar la tierra, la estructura de la propiedad, su
organización o sus dimensiones y en la utilización de técnicas tradicionales o
modernas, determinando todo ello el paisaje agrario
·Políticos. El marco legal en el que se desarrolla la actividad
agraria o decisiones políticas (desamortizaciones) pueden determinar el paisaje
agrario. Pensemos que propiedades y parcelaciones pueden ser modificadas a
través de las reformas agrarias técnicas (concentración parcelaria) o políticas
(colonización o expropiación y reparto de tierras).
Actualmente los factores políticos dependen de las pautas establecidas por
la U.E. y la Política Agraria Comunitaria (PAC) para nuestra agricultura.
2. Dominios
y paisajes de la España atlántica.
Comprende el N y NW peninsular. Medio físico: Relieve
montañoso -con pocas llanuras- y clima atlántico: temperaturassuaves y
abundantes precipitaciones. Todo ello favorece el desarrollo de los bosques y
los prados, que son el soporte de paisajes agrarios basados en la
especialización ganadera y forestal, jugando la agricultura un papel
secundario.
Usos del suelo primordialmente
ganaderos, a base de ganado vacuno orientado a la
producción de leche o carne. En Galicia son explotaciones familiares poco
rentables. En n el resto de la vertiente cantábrica se han modernizado más,
sobre todo desde la entrada en la U.E.
Los cultivos más importantes son maíz, patata, hortalizas,
frutales, vid y plantas forrajeras para el ganado, explotados en régimen de
policultivo tradicional.
La explotación forestal es importante y se destina
fundamentalmente a la madera y pasta de papel.
Estructura del paisaje agrario: Estructura
caracterizada por el dominio de pequeñas propiedades, explotadas en
régimen directo, muy parceladas y cercadas por setos (bocage),
que dificultan la mecanización y la rentabilidad.
Presenta un espacio rural caracterizado por una
población muy envejecida -debido a la inmigración- y un poblamiento
disperso o intercalar a partir de caseríos, aldeas, parroquias...
3. Dominios
y paisajes de la España mediterránea (interior y litoral).
3.1. España mediterránea interior:
Gran diversidad con el denominador común
de la influencia del clima mediterráneo con rasgos continentales.
Comprende ambas submesetas y depresión del Ebro, con un relieve
dominante de llanuras elevadas (penillanuras)-
Espacio rural caracterizado por una población
escasa y envejecida, debido a la emigración. Poblamiento concentrado,a
base de pueblos pequeños y cercanos en la submeseta norte y valle del Ebro, y
más grandes y más distanciados en la submeseta sur.
El sistema de propiedad es
variado: minifundio en el valle del Duero y en los regadíos del Ebro. El
latifundio en Salamanca, Burgos, Castilla La Mancha y en los secanos
de Aragón y Extremadura.
En cuanto a los usos del
suelo, la agricultura ocupa casi la mitad de la
superficie y presenta varias áreas:
La cuenca del Duero. Dominio de pequeña y mediana propiedad y explotaciones muy
parceladas. El suelo se ocupa con explotaciones de cerealmuy mecanizadas, el
cultivo en regadío de remolacha y cultivos forrajeros y la ganadería bovina
extensiva, reducida a las zonas menos aptas para la agricultura.
El área castellano manchega. Dominio de la gran propiedad y
hábitat concentrado. Destacan tres grupos de aprovechamientos: el cultivo de
cereales, el viñedo –casi la mitad del total nacional- y la ganadería ovina.
El oeste peninsular. Corresponde al dominio de las penillanuras silíceas de poca aptitud
agrícola, por eso dominan las explotaciones de dehesa: un
aprovechamiento mixto agro-ganadero y forestal en base a la
explotación de la encina en un marco de grandes propiedades y con un gran valor
ecológico.
La pobreza de los suelos impone el
predominio ganadero: vacuno en Castilla-León y ovino en Extremadura.
El valle del Ebro. Presenta una gran diversidad. En
la cuenca alta alternan los aprovechamientos agrícolas, ganaderos y forestales.
Respecto a los primeros destacan –en regadío- los cultivos hortícolas
destinados al consumo directo y a la industria agroalimentaria, además de las
áreas de vid, entre las que destacan La Rioja.
En el resto de la cuenca aparecen
cultivos de regadío de gran productividad, en las vegas y el cultivo de cebada
en régimen extensivo de secano sobre suelos mediocres.
En los somontanos y áreas de la Ibérica
y Pirineos domina la ganadería. Tradicionalmente fue zona de trashumancia
ovina. Hoy se ha impuesto la bovina orientada a la producción de carne
3.2. La España mediterránea
litoral:
Ocupa Baleares y la franja litoral mediterránea (hasta los relieves
interiores), adentrándose hacia el interior por las depresiones del Ebro,
Guadalquivir y Guadiana. Físicamente es un espacio de tierras llanas, con un
clima de inviernos suaves, veranos calurosos y reducidas precipitaciones con
fuerte sequía estival.
Destaca el desarrollo de una agricultura
intensiva de alta productividad.
El paisaje rural se
caracteriza por una población numerosa, tradicionalmente dispersa en la zona de
Levante, mientras que en el valle del Guadalquivir aparecen grandes pueblos o agrociudades.
Domina la pequeña propiedad en
las zonas regadas, mientras en el secano pueden ser propiedades pequeñas
o medianas en Valencia, Murcia, Cataluña y Andalucía oriental, y grandes en la
occidental.
En este dominio podemos
distinguir tres zonas:
Cataluña. Acoge una agricultura intensiva y
especializada orientada, basada en los cultivos hortofrutícolas y la vid, y una
ganadería estabulada e industrial (porcino, vacuno). En el delta del Ebro
destaca el cultivo del arroz
El Levante acoge un regadío
intensivo –derivado de la huerta tradicional- de elevados rendimientos, donde
junto a los productos hortícolas destacan los cítricos y los frutales.
La Andalucía litoral alberga
buenos ejemplos de agricultura intensiva: cultivos de enarenados bajo plástico
en Almería, subtropicales (Granada y Málaga) o fresa en Huelva. Por su parte, las
campiñas béticas comparten, en un marco de gran propiedad, hábitat muy
concentrado y suelos –a veces- de gran calidad, el uso cerealista con el
girasol y otras plantas industriales, sin faltar el olivar que, no obstante,
tiene en las subbéticas su espacio de natural desarrollo.
La ganadería dominante es la bovina y porcina,
aunque la caprina adquiere importancia en el sur.
4. Otros
paisajes agrarios.
4.1. Desde el punto de vista climático
● Canarias: Corresponde
a un medio físico muy distinto al de la Península Ibérica,
volcánico y de clima subtropical. Su paisaje rural presenta
una población en retroceso por la fuerte competencia del turismo. La propiedad
muestra importantes diferencias entre las pequeñas propiedades en la zona media
y alta, y las grandes en la costa.
La agricultura es el uso dominante. Destaca en el litoral el plátano,
cultivo de huerta, flores y las plantaciones tropicales. En las zonas medias y
altas hay una agricultura tradicional de secano, como la vid y la patata. Esta
agricultura convive con una importante cabaña caprina.
● Montaña: Medio físico extremo: fuertes
pendientes, inviernos fríos y elevadas precipitaciones, frecuentemente en
forma de nieve. El hábitat rural se caracteriza por muy bajas densidades de una
población dispersa en el fondo de los valles. Predomina la pequeña propiedad.
Los usos del suelo son diversos: la agricultura, poco importante, se
refugia en los valles y las laderas bajas, con cultivos arbóreos o herbáceos en bancales.
La ganadería es mucho más importante. Se explota en forma extensiva, dominando
la ganadería ovina y bovina. La explotación forestal adquiere un
gran protagonismo.
4.2. Desde el punto de vista productivo
Los paisajes agrarios comparten su
espacio con otras actividades no agrarias como (turismo, segundas residencias)
convirtiéndose estas zonas en rururbanas. Muchos de estos paisajes tienen un
gran dinamismo, distinguiéndose entre:
·Zonas de agricultura muy intensiva y productiva, caso de la
agricultura de invernaderos
·Secanos especializados en algunos cultivos.
·Paisajes agrarios en crisis que se han ido despoblando,
se encuentran abandonados o se han ido deteriorando. Sin embargo, sus valores
en cuanto a biodiversidad o patrimonio cultural son grandes y necesitan
mantenerse. Entre estos paisajes podemos señalar:
● Zonas periurbanas con escasas actividades
agrícolas, sustituidas por otras actividades..
● Huertas cercanas a pueblos que conforman un paisaje
tradicional con elementos dignos de proteger.
● Los paisajes agrarios de montaña también se
encuentran en crisis, la mayoría de las veces porque los productos obtenidos en
ellos no tienen mucha viabilidad económica.
● El litoral, en otro tiempo destinado a cultivos tradicionales,
se ha devastado con las construcciones turísticas, aunque a veces se ha
reconvertido en paisajes agrícolas intensivos de alta productividad.
●El paisaje de olivar de montaña, propiamente andaluz. En
torno a él se ha creado una cultura importante. Sin embargo en algunas zonas,
por abandono, se ha ido adehesando, aprovechándose más para la ganadería que
para la aceituna
●La dehesa. Las causas de su degradación se deben al
envejecimiento del arbolado, invasión del matorral, erosión del suelo, falta de
modernización tecnológica, etc. Sin embargo, supera la categoría de simple
paisaje para cobrar la dimensión de patrimonio cultural, por eso, en algunos
casos como Andalucía (Sierra Morena, sierras gaditana) se intenta proteger a
través del Plan Director de la Dehesa.
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