TEMA 11: EL ESPACIO RURAL
1. Los condicionantes de la actividad agraria en España.
El espacio agrario es el
resultado de la acción del hombre sobre el medio natural, pero en su formación
intervienen tanto factores físicos como humanos.
1.1. FACTORES
FÍSICOS.
Los relacionados con la
naturaleza que permiten, limitan o condicionan la actividad agraria. Son:
a) EL RELIEVE. Influye
mucho sobre la práctica agrícola, por eso se aprecia una gran
relación entre el mapa de relieve y el de aprovechamientos agrarios. El relieve
condiciona el espacio agrario mediante:
• La altitud. Hace descender la
temperatura. La altura presenta dos dificultades para los cultivos: Aumenta
el riesgo de heladas y crea suelos de mala calidad. Por
eso las mejores tierras son las llanuras por debajo de los 200 m. Sin
embargo, sólo el 11% de España cumple
esa condición, pues gran
parte de la
Península la ocupa la Meseta, cuya elevación acentúa la continentalidad.
• La orientación. Las solanas son
mejores para el cultivo que las umbrías, ya que éstas, al poseer
menores temperaturas aumentan el riesgo de heladas. Igual ocurre con las
laderas expuestas al viento, ya que éste extrema las condiciones térmicas y
favorece la evaporación.
• La topografía. Las pendientes pronunciadas
producen problemas para la actividad agraria. Entre ellos:
• De mecanización, ya
que dificultan o impiden el uso de maquinaria agrícola.
• De riego, ya que
exigen infraestructuras más complejas y provocan un desigual reparto de la
misma.
• De mala calidad y
pérdida de suelo. El agua de arroyada arrastra el suelo fértil y favorece
la erosión.
La accidentada topografía española
propicia la existencia de
estos problemas.
b) EL SUELO En
España los suelos silíceos (tierras pardas, rankers), los grises y los
volcánicos suelen ser malos para la agricultura, al contrario que los
pardos calizos, los rojos mediterráneos y las tierras negras
arcillosas. Además,
nuestros suelos sufren problemas como la pérdida de
fertilidad por las
prácticas agrícolas intensivas, la salinización y la erosión, que
provoca el arrastre y pérdida de materia orgánica.
c) EL CLIMA. Influye sobre los
cultivos a través de temperaturas y precipitaciones, pero también de vientos,
nubosidad y la frecuencia con la que se producen las heladas.
El dominante clima mediterráneo presenta
mucha irregularidad, siendo frecuentes las heladas, olas de calor, sequías…,
que influyen negativamente sobre la actividad agraria. Sus elevadas temperaturas y la aridez estival son muy
exigentes para las plantas, de ahí que se adoptara la trilogía mediterránea y se impusiese la implantación
del regadío.
d) LA VEGETACIÓN. Protege los suelos de la
erosión, pero a menudo se elimina para ampliar la
ocupación agrícola y otras
veces sólo se preserva el sustrato arbóreo y herbáceo para
aprovechamiento mixto ganadero-forestal, dando
lugar a paisajes como la dehesa.
1.2. FACTORES HUMANOS.
Son los responsables de la
organización y usos del espacio agrario, así como de las condiciones
económicas, técnicas..., en las que la actividad se desarrolla. Entre
ellos caben destacar los factores históricos y los sociales y económicos: regímenes
de propiedad, tenencia y explotación de la tierra.
a) Condicionantes históricos.
Roma hace la primera ordenación
agraria de España, basada en la trilogía mediterránea y el Latifundio. Después, los musulmanes darán más importancia al regadío
y la producción de frutas y hortalizas, pero serán la Reconquista y repoblación cristiana las que iniciarán dos procesos que influirán enormemente en las
actuales estructuras agrarias:
1º. La coexistencia en el uso de la
tierra de aprovechamientos cerealistas y ganaderos, y 2º. Un nuevo sistema
de posesión de la tierra, con un dominio de la gran propiedad que será la base de la consideración de la tierra como problema, que estará vigente
hasta mediados del XIX.
b) Condicionantes sociales y económicos.
Propiedad, explotación y régimen de tenencia son
elementos básicos de la estructura agraria. Influyen en la conformación del
paisaje y la forma de ocuparlo y usarlo.
b1 .El régimen de propiedad de la tierra.
El régimen dominante en España es
el de propiedad privada, pero con una gran dualidad: muchos
pequeños propietarios, que poseen poca tierra, frente a pocos grandes propietarios que concentran mucha
A este problema se añade el del exceso de parcelación: enorme
fragmentación de la tierra en multitud de parcelas que es un inconveniente para
la explotación.
El tipo de propiedad presenta claras diferencias geográficas: El minifundismo es dominante
en la mitad norte, Levante y la franja costera mediterránea; mientras los latifundios dominan en la mitad sur.
Este contraste tiene sus raíces en los procesos
históricos de ocupación del territorio y su evolución. Históricamente
existieron tres tipos distintos de propiedad: colectiva, estamental y
particular.
La propiedad colectiva era
aquella cuya titularidad correspondía a villas y municipios. Estas tierras se
reservaban para el aprovechamiento colectivo (bienes comunales), o se
dividían en lotes que se arrendaban a particulares (bienes de propios).
Las tierras de la Iglesia y la nobleza constituían la propiedad
estamental. Estas no se podían enajenar o
vender, por lo que se decía que estaban en manos
muertas, provocando la escasez de tierra para los particulares y su
encarecimiento.
Ya en el siglo XIX, la abolición del mayorazgo y la supresión del
régimen señorial permitieron que los bienes de la nobleza se rigiesen
por las leyes sucesorias normales y comenzaran a fragmentarse por herencia,
aunque conservando su condición de latifundios.
Más tarde, las Desamortizaciones provocaron el traspaso de tierra de propiedad colectiva a manos de
particulares: La de Mendizábal supuso la incautación de fincas del clero y su venta a
particulares. La de Madoz provocó la privatización de las tierras comunales de los municipios españoles,
causando un gran daño a pequeños propietarios y jornaleros. En ambos casos se
reforzó la gran propiedad, pues los compradores fueron grandes propietarios
(aristócratas y ricos burgueses).
El resultado de todos estos procesos fue una concentración
notable de la propiedad y, como a finales del XIX la población iba en
aumento, creció el número de jornaleros. El desigual reparto de la tierra generó conflictividad social y la demanda de reforma agraria, que el intento de la
Segunda República no resolvió
b2. El régimen de explotación de la tierra.
La explotación agraria se caracteriza por el contraste entre minifundios y latifundios. El Censo Agrario de 2009 indica que más de la mitad de las explotaciones son minifundios
de menos de 5 hectáreas, y que
las de extensión superior a 300 ha, suponen sólo un 1%, pero concentran gran cantidad de tierra.
Desde los años 60 el número de explotaciones ha
decrecido paralelamente al éxodo rural, que ha provocado la desaparición de
parte de las más pequeñas y su incorporación a otras más grandes, razón por la
que ha aumentado levemente el tamaño medio de las explotaciones.
b3) El régimen de tenencia de la tierra.
En cuanto a la tenencia de la tierra distinguimos entre régimen de
explotación directa y de explotación indirecta. La explotación directa es
aquella en la que el titular
de la misma es propietario de la tierra, mientras que en la indirecta el titular de la
explotación y el propietario de la tierra no son la misma persona. En este caso, el propietario cede
la tierra para su explotación
en arrendamiento, o aparcería.
El arrendamiento es un alquiler donde el arrendatario paga una renta fija con independencia del resultado de la cosecha. La aparcería es
una sociedad, en la que el dueño aporta la tierra y el aparcero el trabajo. A veces los gastos se cubren a medias y, siempre, los beneficios se reparten en el % establecido.
Actualmente se tiende al aumento de la explotación directa,
el mantenimiento del arrendamiento y reducción de la aparcería.
2. USOS Y APROVECHAMIENTOS AGRARIOS.
Del total de la superficie española, el 90% tiene
utilidad agraria. De ella, más
de 1/3 corresponde a superficie de cultivo.
2.1 Usos agrarios del suelo
· Las tierras
cultivadas se concentran en tres grandes áreas: las cuencas interiores de la Meseta, las depresiones
exteriores y el litoral mediterráneo. Las depresiones exteriores son de gran aptitud agrícola,
siendo la Bética la que presenta mejores suelos. La franja del litoral
mediterráneo destaca por la importancia económica de sus regadíos, sobre todo, los cultivos bajo plástico y subtropicales.
· Praderas y pastos Suponen unos 10 millones de ha, aunque van disminuyendo. Están muy relacionadas con el clima, el relieve y la
calidad de los suelos, por eso se extienden por la iberia silícea, sobre todo las zonas de montaña media y las penillanuras del oeste peninsular, que acogen la ganadería tradicional.
· Terrenos forestales. Suponen unos 19 millones de ha, concentradas en zonas de montaña debido a que éstas no son aptas
para la agricultura, al abandono de los usos agrícolas tradicionales y a la
repoblación forestal. Están dedicadas al aprovechamiento maderero y otros como la caza, espacios protegidos...
2.2. Cultivos y aprovechamientos.
· Los cultivos extensivos. La trilogía mediterránea (Trigo,
Olivo y Vid) y la cebada son los que
más espacio ocupan. El trigo ha dejado de ser el más extendido en
beneficio de la cebada. También ha aumentado el maíz y el arroz (Albufera de
Valencia, Delta del Ebro y marismas del Guadalquivir). Las leguminosas tienen
su mayor producción en
las dos Castillas.
· Hortalizas. Destacan sobre todo en las huertas tradicionales de Valencia y Murcia, en Almería con los cultivos bajo plástico -siempre en
regadío- y en Galicia y Aragón.
· Cultivos Leñosos: Entre los frutales destacan los cítricos, en Valencia y Andalucía, y otros
frutales en Cataluña. El Olivar tiene
en Andalucía su mayor extensión, incrementándose el olivar regado. El viñedo se concentra en La Mancha, pero también en La Rioja, Riberas del Duero y del Guadiana,
Montilla-Moriles, Jerez... El almendro se ubica en Andalucía, Levante y Aragón.
· Los cultivos industriales. se dan casi siempre en regadío. Destacan el girasol (Cuenca y
Sevilla), la remolacha (Cuenca del Duero y Sevilla), el algodón en Andalucía y el tabaco
(Cáceres y Granada).
· Cultivos forrajeros Presentes
preferentemente en las zonas húmedas por la abundancia de ganadería.
·La ganadería. El modelo actual es de alta productividad. El ganado bovino abunda
en el norte y mitad oeste peninsular. El ovino, presente en toda la España
interior, está revitalizándose como animal de carne. El caprino, antes en retroceso, se ha recuperado algo
en relación con la elaboración de quesos (mitad sur de la península). El porcino es
el más numeroso. Convive el de la dehesa y el estabulado, destacando Cataluña,
Aragón, Murcia, Badajoz…,. También las granjas de pollos y conejos han prosperado.
· Los aprovechamientos forestales. Ocupan 16 millones de ha, pero sólo representan el 3% de la producción final agraria, destacando Galicia y País Vasco. Nuestros
bosques están muy degradados, sobre todo por los incendios forestales. De ellos
se obtiene madera (la mitad en Galicia), pasta de papel, corcho. Además: caza,
turismo rural. A menudo los espacios forestales están ligados a espacios
protegidos.
3. LA INFLUENCIA DE LA POLÍTICA AGRARIA COMÚN.
La Política Agrícola Común (PAC)
es un instrumento de la U.E. que se centra en la organización y coordinación de
las políticas agrícolas de sus países miembros, así como en generar subsidios e
inversiones para estimular y ayudar al sector agrícola.
Sus objetivos iniciales fueron: a) Aumentar la productividad b) Elevar el nivel de vida de la población agraria c) Estabilizar los mercados d) Garantizar el aprovisionamiento e) Asegurar
precios razonables.
Después se hará hincapié en el cuidado de medio ambiente y la sanidad animal y el desarrollo rural con actividades
paralelas y complementarias a las agrícolas. Además se desvincularon las subvenciones de la producción, siendo frecuente incluso subvencionar el barbecho en cultivos excedentarios.
En España una parte importante de la de la
renta agraria procede de la PAC, pero tras la ampliación de la va disminuyendo. Las ayudas se dan a través de distintos fondos y
tiene casi un millón de beneficiarios,
siendo las CC.AA. más beneficiadas las de Andalucía, ambas Castillas y
Extremadura.
La modernización de nuestro sector
agrario está muy vinculada a las subvenciones comunitarias. Además, la posibilidad de vender en un
mercado protegido de 500 millones de
habitantes es un claro
beneficio para el estado español.
Entre las críticas
que ha recibido la PAC desde España están: · Se protege más a los cultivos y ganadería de la Europa oceánica-continental que al sector hortofrutícola. ·Se beneficia en
exceso a las grandes propiedades. · Se crean excedentes. · Problemas
con las cuotas. · A veces las políticas aplicadas son muy fluctuantes
(ejemplo, el olivar).
A nivel internacional se critica la PAC por excesivo
proteccionismo, lo que choca con las
políticas de libre comercio y limita la posibilidad de desarrollo de
países empobrecidos al dificultarles las exportaciones.
4. NUEVOS USOS Y FUNCIONES
DEL ESPACIO RURAL.
Hasta mediados del siglo XX la
actividad agraria tuvo mucho peso en la economía nacional, tanto por su
contribución en la creación de riqueza como de empleo, pero desde entonces se
redujo la población activa agraria, que hoy apenas supone el 8% del
total de la población activa, aunque con cifras desiguales: menores en Madrid,
País Vasco o Cataluña y superiores en Andalucía o Extremadura. Igualmente, y aunque
el sector primario ha alcanzado un PIB de 20.000 millones de € en
el conjunto de la economía española su significado ha ido
disminuyendo, pues ya supone menos del 4% del total del PIB nacional.
La transformación agraria se
inicia a partir de los años 60, y se refleja en los siguientes hechos:
-El éxodo migratorio, que acabó en el mundo rural con un
modelo basado en la existencia de una mano de obra abundante y barata y el dominio
de los sistemas extensivos, además de despoblar amplias zonas.
-La modernización técnica, que fue clave en el desarrollo del
sector: mecanización, uso generalizado de fertilizantes químicos y productos
fitosanitarios, semillas selectas, selección de especies ganaderas… Ligada a la
modernización se produce la motorización del medio rural, que
supone abandonar la explotación como lugar de residencia.
-La evolución de los sistemas y
estructuras agrarias: desaparición de los barbechos y rotaciones, la generalización
de los monocultivos, reparto –por zonas- de sistemas intensivos o extensivos,
la concentración parcelaria y, muy especialmente la ampliación de los
regadíos, hecho fundamental en la modernización de la agricultura
española al contribuir al aumento de la productividad.
-La especialización productiva, disminuyendo o haciendo desaparecer
cultivos de subsistencia (esparto, legumbres…) y potenciando los más productivos.
-La orientación al mercado, optando por sistemas intensivos en productos de alto valor de mercado o
extensivos de aceptable productividad en cultivos industriales o subvencionados
por la PAC.
-La integración en una economía global a partir de nuestra
integración en la CE y la aceptación de las políticas comunitarias.
Como resultado de
todo lo anterior se han roto los vínculos entre agricultura, ganadería y
explotación forestal y ha surgido una disociación muy grande entre el mundo
rural y el urbano. También ha variado el significado económico de cada
subsector, pues hoy el valor de la producción ganadera es superior a la
agrícola, lo que es indicativo de una sociedad que demanda más productos
ganaderos (carne y leche) que productos agrícolas tradicionales como los
cereales.
Todos estos cambios han alterado
el concepto del espacio rural. La influencia que sobre él ejerce
ahora lo urbano ha atenuado el contraste campo-ciudad, como
apreciamos en las áreas periurbanas, donde el espacio rural acoge segundas
residencias, instalaciones industriales, almacenes, infraestructuras,
instalaciones recreativas…, etc., que están al servicio de necesidades
urbanas.
El espacio rural es por tanto
hoy multifuncional y polivalente, pero también acusa la
presión del mundo urbano y es necesario aplicar fórmulas que lo
favorezcan a la vez que se conserva el entorno. Para ello es necesario
diversificar la economía rural, propiciar nuevos usos y actividades que
resuelvan el problema de la temporalidad en el empleo agrario y desarrollar
programas integrados de desarrollo rural.
El ingreso de España en la
U.E. ha influido mucho en los cambios, pues ha supuesto,
a través de las políticas comunitarias, la definitiva modernización y el
aumento de las rentas agrarias. Estas políticas procuran fijar a la población rural dándole mejores
servicios, apoyando la implantación de nuevas empresas y actividades, conservando
el medio natural y el patrimonio cultural como base para generar ingresos.
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