Las declaraciones de Feijoo a propósito del 8M han acabado siendo un reflejo del propio personaje: un esperpento. En pocos minutos ha elaborado un catálogo sublime de estupideces a base de ideas de una condescendencia insultante para las mujeres, paternalismo patriarcal a tiempo completo y cuñadismo de reunión de "machos de bien" frente a una barra de tasca de barrio. Dice que el feminismo “de verdad” es “por el que lucharon nuestras abuelas y madres". Por supuesto obvia decir que nuestras madres y abuelas tuvieron que soportar el machismo patriarcal intrínseco de la sociedad de la época y la discriminación sistémica aplicada por el franquismo contra las mujeres. Este tipo con cara de comercial de Santa Lucía obvia referirse a las medidas draconianas que en la dictadura incapacitaban legalmente a las mujeres, convirtiéndolas en dependientes de sus maridos, padres o del Estado. No recuerda que la libertad de asociación fue un derecho negado por el director a las mujeres. Olvida que necesitaban el permiso de sus tutores varones para trabajar y había muchos trabajos de los que estaban legalmente excluidas. El franquismo prohibió a las mujeres practicar deportes o entrar en cualquier centro o club deportivo sino era solo para mujeres; abrir una cuenta bancaria, comprar una vivienda, viajar sola sin permiso del marido... Pero si hasta una delirante ley dictaminaba que los hijos eran del padre, y punto. El señor Feijoo, incapaz de condenar el franquismo, acepta un régimen cuyo objetivo era adoctrinar mujeres conformes y dóciles al sistema político y al hombre. Y tiene la jeta de expedir certificados de autenticidad para ser feminista. También dice este doctor de la hermeneútica feminista que la izquierda manipula a las mujeres, cosa que sólo es posible si tienes la idea de que éstas son seres cortos de entendederas, sin criterios propios, mentalmente dependientes y, por todo ello, manipulables. ¡Demencial! Y no tiene precio su idea de que "hay que celebrar el Día de la Mujer, pero no puede haber un día de la mujer, son todos los días". ¡Frase de cuñado con el palillo de la tapa de bravas entre los dientes! Podría haberse adornado con otras como: "¿Para cuándo un día del hombre?"; "Ahora todo es machismo"; "el feminismo de odiar al hombre no me representa"; "cómo voy a ser machista si tengo madre y hermanas"; "A mi alrededor no veo brecha salarial ni techos de cristal"; "Ni machismo, ni feminismo, igualdad". Pero si dijo eso de "feministas eran las de antes" y, de paso, aprovechó para sacudir al gobierno aprovechando el día de la mujer. Vox, en esta lucha, ni está ni se le espera. En todo caso sigue estando enfrente. Pero si hasta cuando se alcanzan las 1.300 mujeres asesinadas por violencia machista -desde 2003- sigue negando la violencia de género. Pero ellos quieren mujeres como Dios manda, sumisas, calladitas y tontas. De lo contrario son "marimachos", envidiosas, locas o feminazis.
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