"Naturalmente, la gente común no quiere la guerra. Es comprensible. Pero, después de todo, son los líderes del país quienes deciden. Y siempre es sencillo arrastrar al pueblo. Siempre se puede doblegar al pueblo. Es fácil. Lo único que hay que hacer es decirle que lo están atacando y denunciar a los pacifistas por falta de patriotismo y por poner en peligro al país. Funciona de la misma manera en todas partes”. Para los despistados, estas palabras son del nazi Hermann Göring. Fue un sujeto despreciable, un monstruo, un genocida, pero era un tío listo. Y lo peor, en este tema llevaba razón. Solo tenemos que estar atentos a las noticias para saber que, empujados por otro sujeto despreciable como Trump y temerosos de lo que pueda hacer un tercer monstruo, como Putin, los europeos han decidido irse de shopping para comprar bombas y con qué tirarlas. Me gustaría tener esa mansedumbre aldeana, ese freno mental que te impide degradar con furia incluso las más burdas opiniones de los más crueles e imbéciles seres humanos. Benditos sean los que así obran. Pero yo me cago en esa patulea de degenerados que resultan tan seductores que logran difundir con gran éxito sus poco respetables sinrazones en noticiarios y redes. Total, que Europa se va de shopping al Corte Inglés de las bombas como una Pretty Woman a la que ha seducido el putero tocinero que reside en el Capitolio. Que Europa anuncie su rearme -como si hasta ahora sólo hubiéramos podido defendernos con un palo- a mí, en lo más íntimo, me inquieta, porque no soy de los que aprecian el olor a napalm por las mañanas. Y además me duele como europeísta, algo que comenzó como una forma de no ser tan español, tan vasallo de aquella España de miedos, cuarteles, odios, misas y vergüenzas. Entiendo el miedo de la gente. Lo que no entiendo es su falta de pensamiento crítico, que aplauda el rearme sin caer en la cuenta que los tropecientos mil millones que nos va a costar la broma tiene que salir de algún sitio; que este "noble" rearme de la vieja Europa le va a costar al año a España lo mismo que dedica a sanidad, educación y dependencia juntas; que no repare en que las bombas se echan a perder si no las usas enseguida, como la vitamina de los zumos de las madres, y habrá que reponerlas con frecuencia tirando de los catálogos que nos ofrece el tío Sam, que ahora ya no nos protegerá sino que, por el contrario, nos chulea con quedarse con la mitad de los recursos de Ucrania o de okupar Groenlandia. Pero si hasta Reino Unido ofrece jovencitos británicos para mandar a Ucrania para animar el cotarro y favorecer a su amo americano. Aunque ya veréis como casi todos los británicos que vayan voluntarios al frente serán de piel morena. Tan difícil es adivinar que con esto vamos a sacrificar médicos, maestros, barrenderos, bomberos, biólogos, ingenieros, veterinarios, cuidadores y lo que haga falta para pagar el shopping que nos han programado este finde contra Rusia. Y cuando todo empeore la gente se cabreará más todavía y correrá a buscar la papeleta de Vox, que lo mismo seguirá estando financiado por Putin. Mientras, poneos guapos que nos vamos de compras.
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