Se nos antojan tiempos de melenudos, porretas, gafapastas, libertarios con sandalias, pacifistas con felpa, estudiantes de filosofía y letras y "progres" de diverso pelaje, aquellos años donde, por primavera, se convocaban marchas bajo el lema "OTAN no, bases fuera". Pero los ultras se han empeñado en apoderarse, incluso, de los lemas izquierdistas del pasado. Así, hace unos días, Musk, ese enfermo mental con mala baba aupado a perro guardián de Trump (auguro que se acabarán mordiendo mutuamente las pelotas) vociferaba (estos fachas no saben hablar "como las personas") que quiere que EE.UU. salga de la OTAN y así poder ahorrarse el "pagar por la defensa de Europa". Esta gente ya sólo está dispuesta a pagar a sus putas, pero no a sus queridas a las que maltratan. Hubo una época donde creímos que el tío Sam defendía las libertades y la democracia porque años antes sus chicos se habían dejado la vida en las playas de Europa en una guerra donde, no lo olvidemos, le obligó a entrar el bombardeo de Pearl Harbor. Fue así como les regalamos 275 bases militares en Europa. Pero, tras votar a un degenerado como Trump, lo que hay que hacer es echarlos, aunque sólo sea porque nos van a arruinar con el dineral que exigen y porque los americanos de hoy respaldan a un tipo partidario de la razón de la fuerza y de repartirse el mundo con otros fascistas. A Vance, el vicepresidente americano más joven -y quizá más necio- de la historia, lo ha enviado Trump a asustar a Europa. Esta gente se cree el nuevo «sheriff» dispuesto a imponer su alternativa ultra mientras los demás les besamos el culo. Vance es como su jefe: eurófobo, populista, negacionista, defensor de Putin y adalid del nuevo fascismo. Persigue a los abortistas y ateos como un macartista, y da la vara a los europeos con la "libertad de pensamiento". No sé si estos tipos son más cínicos o más imbéciles. Lo que les molesta de Europa es que es el único bastión en el que se mantienen algo del Estado de Bienestar, los derechos humanos y esa "porquería" woke que tanto odian. Por eso cargan contra el feminismo, el ecologismo o cualquier forma de diversidad. Son mentirosos redomados. Son la trinidad imperial, de la mano de los oligarcas digitales, que quiere pulverizar las democracias y convertirlas en ceniza. Tal vez para aparecer en la tele, como su secretario de estado, con una cruz de ceniza sobre la frente.
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