jueves, 31 de julio de 2025

Hambre en Gaza

La tendencia de vivir mirándonos el ombligo nos hace cada vez más incapaces de sentir la más mínima empatía por los que sufren. Quizás por eso tanta gente, que se percibe como buena persona, que presume de sus principios cristianos, no siente la necesidad existencial de reaccionar ante lo que ocurre en Gaza. Ni sienten ni padecen ante el fuego de los bombardeos que calcina viviendas, escuelas y hospitales, mientras el humo de la destrucción se mezcla con el polvo de los escombros que sepulta a miles de víctimas. Mientras ya no hay tierra para abrir nuevas tumbas y el aire huele a cadaverina. Las cifras de muertos aumentan a diario, frías y repetidas hasta la saciedad en los medios, ocultando una realidad insoportable: niños desmembrados, familias enteras asesinadas, personas rotas de dolor, destrucciones masivas, médicos que operan sin anestesia bajo la tenue luz de los teléfonos. En Gaza el horror se ha normalizado y el sufrimiento palestino se estrella contra un muro de indiferencia e inacción. Y seguimos esperando algo más. "Matar de hambre es una línea roja”, dicen ahora algunos. Porque los bombardeos diarios no lo son, el asesinato planificado de inocentes no lo es, la persecución y eliminación étnica no lo son, el borrado de cualquier organismo político o social internacional no lo es, como tampoco lo es el hacinamiento y reclusión de la población. Obviamente nada de eso ha sido una línea roja. Nos han acostumbrado a ver como un espectáculo como un misil vuela una escuela o un ejercito profesional acribilla a población civil en una cola de ayuda humanitaria. Y no nos inmutamos. Ya ni siquiera nos conmueve que los niños estén en el centro del horror. Ahora, algunos cínicos se posicionan a favor de "alimentar a los niños" gazatíes, que ver un cuerpo esquelético, coronado por una cabeza desproporcionada y unos ojos enormes que miran a la muerte es muy "desagradable". Nadie les va a tachar de radicales, no se les va a criticar el posicionarte en esto, porque cómo no vas a estar en contra del hambre en la infancia. ¡Qué mueran, pero bien alimentados!Pero eso ya no sirve para nada porque no está acompañado de una denuncia, de una crítica, y de una llamada a la acción. Porque que alguien muera de hambre no es algo que suceda de la nada, alguien ha llevado a la población hasta ese punto, en este caso, Israel es quien está matando de hambre a los gazatíes. Es Israel quien está llevando a cabo un genocidio contra el pueblo palestino. No enunciar eso es estar negando la realidad, es estar adoptando una posición tibia, inútil, cínica e inhumana.

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