martes, 29 de julio de 2025

Hasta los cojones. O mejor, hasta el chichi.

En las palabras caben muchas cosas. Se enreda en ellas la vida de cada persona a lo largo del tiempo y el espacio, y su significado se mezcla con la memoria, las razones y los sentimientos que conforman una identidad. Son las palabras las que hacen de la vida un estado de ánimo. Hay palabras que forman parte del amor y sus ilusiones, otras del dolor y la derrota. Hay palabras que se entreveran en medio de un abrazo, un beso o una morada compartida. Hay palabras que se atreven incluso a definir los silencios. Lo que no pueden hacer las palabras es apoyar un genocidio, cerrar los ojos ante la persecución a las personas migrantes, negar la violencia de género, emitir bulos, llenar de basura el periodismo y hasta la vida, defender la desigualdad y ponerse de parte de los miserables. Sospecho que pensaré como pienso hasta que la muerte me separe de mí mismo. "Hasta", la palabra que nos acompaña siempre, la que participa a la vez de nuestras certezas, nuestras dudas, nuestros sueños, nuestros miedos. Pero con tanta demagogia, tanto cinismo, tanta mentira, tanta violencia, tanta basura..., pueden hacernos acabar "hasta" los cojones. Aunque vigilante de los peligros del micromachismo ahora me atrevo a decir que la gentuza con la que comparto mundo me tiene hasta el coño. Aunque para ser más fino diré, en estado de calma, que la zafiedad del mundo me tiene hasta el chichi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.