Para saber lo que se nos viene encima sólo hay que echar un vistazo a EE.UU. El otrora gran defensor de los derechos y libertades (eso, al menos, se creen ellos), entregado al neofascismo trumpista, trabaja incansable para desmantelar el rigor intelectual y científico, el espíritu humanista y hasta la decencia. Están creando un estado totalitario basado en las ideas más radicales del cristofascismo neoliberal. Su objetivo es anular, borrar, expulsar a los que ellos definen como sus enemigos. Estos son todos los que discrepen de sus ideas. Su bandera es "recuperar la grandeza de América" chantajeando, amenazando y obligando a postrarse al mundo ante los intereses de una América imperial. Pero han empezado por su propia casa. Están en la labor de erradicar a las personas con conductas -según ellos- desviadas: homosexuales, inmigrantes, laicistas, proabortistas, feministas, progresistas, musulmanes e, incluso, a los que ellos llaman, peyorativamente, "cristianos nominales", refiriéndose a quienes no se acogen a su interpretación perversa de la Biblia. A quienes se resisten a integrarse en su alienante movimiento de masas se los condena afirmando que suponen una amenaza para la seguridad, prosperidad, salud y la higiene del país y de la familia. Todos serán purgados. Según ellos se debe convertir o reprimir a los "desviados". Y ahí entra todo. Los medios de comunicación desviados, las escuelas desviadas, las universidades desviadas, las ideas políticas desviadas, los gobiernos y los jueces laicistas desviados, así como la iglesias desviadas, que se reformarán o cerrarán. Han comenzado la marcha hacia una distopía aterradora. No son una masa no pensante a las órdenes de un bufón con mala leche. Son el anuncio de una edad muy oscura donde se viola gravemente el derecho internacional, se laminan los derechos y libertades adquiridas, se persigue a inocentes, se tritura a los vulnerables. El poder usa ya sin control alguno herramientas "legales" para espiar, detener, negar el habeas corpus y torturar o asesinar a los propios ciudadanos estadounidenses. Muchos creen que el nuevo fascismo es para ellos una tabla de salvación material y emocional. Pero la ideología a la que prestan apoyo es despiadada y no dudará en purgarlos cuando ya no sean útiles a sus intereses.
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