Sé que es muy difícil
no quedarse suspendido en el invierno,
porque hay días en los que el gélido viento
es capaz de ahogar nuestra esperanza
de encontrar el manual de supervivencia
en los días sombríos.
Sé que es muy difícil
comprender que hay otro reto
que es posible y que discurre paralelo.
Sé que hay corazones
que han creído que hay delirios,
hechos ansias de grandeza,
que son ciertos,
y han vestido de futuro
tanta sombra contenida en este ahora.
Sé que, aunque lastime,
es siendo nadie como puedo
cada día reencontrarme.
Convertido en este olvido
he recordado mi ignorancia
y he vencido esta tristeza,
cual lucero, imperceptible,
en la mañana.
Asumido el desafío
de no ser nada aparente
he encontrado este camino
de palabras y luciérnagas latientes.
Una estela que me muestra
que, en lo frágil de esta mente
que sostiene el universo,
existe un puente que convierte en primavera
la falacia de este invierno.
Sí, eso es tener alma de niño
y no dejar de recordarte.
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