A veces pienso que el triunfo del mundo digital y el avance de la realidad virtual tiene que ver con el rechazo que nos produce este falso, cínico e irrespirable mundo real que nos aplasta. Un mundo donde el capitalismo salvaje y la ley del más fuerte, se están imponiendo, en nuestros "civilizados" países y allí donde la muerte pasa la guadaña a destajo, sin descanso, sin hartazgo, ante nuestra casi total indiferencia. La ley del más fuerte es la del hombre primitivo que para subsistir no sólo debía enfrentarse al enemigo natural, sino también al hambriento, al que no podía cazar o no sabía. Esa ley ya no se usa para sobrevivir sino para dominar, para ser el más poderoso, el más rico, el que hace la ley, el que imparte justicia a su imagen y semejanza, como su Dios, ese que da órdenes aniquiladoras de obligado cumplimiento. Estamos desarmados. Es lo que ocurre cuando dejas a un país que fotografíe todas tus calles, tus casas; que siga tus pasos allá donde estés; que controle hasta lo que hablas con tu smartphone; si consientes que unas pocas empresas digitales tengan más información sobre todos nosotros de la que en su tiempo tuvo la Gestapo; si el derecho a la intimidad ha quedado reducido a cenizas, si la libertad de expresión es algo parecido a la de difamación, si no sabemos distinguir realidad de mentira, si crees que el cambio climático que cada vez nos muestra más su fiereza es un invento de progres amargados; si Israel y EE.UU. tienen derecho a convertir Gaza en una urbanización para millonarios después de matar o expulsar a más de dos millones de personas. ¿Es que todos, absolutamente todos, hemos perdido la cabeza y el corazón, hemos dejado atrás la condición humana que tantos años de evolución costó construir para regresar al planeta de los salvajes y aniquilar cualquier rastro de civilización?
jueves, 7 de agosto de 2025
miércoles, 6 de agosto de 2025
Mirar a Gaza
Por primera vez en la historia estamos asistiendo a la trasmisión en directo de un genocidio. Y lo más terrible es que a mucha gente le da igual. O, peor, "entienden" o apoyan al genocida. En este caso hasta el silencio nos hace cómplices, por eso es necesario posicionarse. Debemos hablar, manifestarnos, gritar; sin apartar la mirada de Gaza, porque no les gusta que miremos. Mirar a Gaza implica mirar cara a cara a la maldad del ser humano, mirar a la historia y su fracaso, desde el terrible reparto de territorios que llevó a cabo la ONU en el plan de partición de 1947. No somos capaces de aprender nada. No pretendo señalar a Israel como un estado genocida pero sí a sus actuales dirigentes, a sus secuaces y a los colaboradores necesarios para sus crímenes. El signo de los terribles tiempos que vivimos lo pone el hecho de que ya no sirven las consignas como en otros tiempos que convocaban a la acción y eran efectivas. La cruda realidad es que no interesa salvar a Gaza, hay demasiados intereses bastardos en juego. Basta con que Israel desmienta y justifique su masacre meticulosa y sistemática en base a la retórica de una legítima defensa. Basta con el apoyo incondicional de los EE.UU. más cínicos, obscenos y moralmente despreciables de la historia. Basta con el amparo ideológico del fascismo internacional. Basta con la indecisión y cobarde tibieza de la U.E. Basta con la vergonzosa postura de una Alemania cada vez más tolerante con su vomitivo pasado nazi. Desde octubre de 2023 somos testigos, no sólo del desgarro que cada día vive el pueblo palestino, sino del tiempo brutal en el que se prolonga, por sus ejecutores, el sufrimiento masivo e inconmensurable cuando un exterminio está siendo perpetrado. Hoy es el genocidio gazatí, pero también es el genocidio de los derechos humanos, de la auténtica libertad, de la decencia y, mucho me temo, de la única naturaleza humana que merece la pena.
martes, 5 de agosto de 2025
Impresentables al poder
Es muy malo, casi trágico, que personajes sociópatas, ignorantes, irrespetuosos, desequilibrados y amorales, como Trump, Milei, Bolsonaro o Bukele se hagan con el poder, pero lo peor es que lo hacen aupados por el voto popular. El caso más sangrante es el Trump, elegido cuando ya dejó una profunda huella de infamia en su primer mandato, que -no lo olvidemos- terminó con el asalto al Congreso. Trump no engañó a nadie. Se mostró en campaña como el maleducado, ignorante, mentiroso y chulo que es, exhibiendo sus maneras de populista ultraconservador neurótico que es. Trump embauca a una ciudadanía cada vez más ignorante y proclive a la autolesión. Les dice que los nuevos aranceles les enriquecerán cuando ya los alumnos de primero de económicas saben que eso es falso. Este embaucamiento está en línea con el que fraguaron los promotores del Brexit en el Reino Unido, también recurriendo a ardides populistas, pero no aprendemos. La actual pasión de las clases populares por el ignorantismo, la recesión moral y el populismo predemocrático es uno de los misterios inexplicables de la humanidad. La negociación de la política comercial de la UE con Washington ha sido una humillación en toda regla. Von der Leyen ha ido a besarle el culo al "emperador" a su mansión en Escocia, donde estaba para atender sus negocios privados y jugar al golf. Se ha optado por no irritar al sátrapa. Grave error actuar así ante un imbécil sin escrúpulos. Pocos días después el déspota anuncia que quiere más, ningunea a Europa, la humilla públicamente y amenaza con subir los aranceles más aún de lo que había dicho antes del acuerdo. Y, lo peor, el sátrapa actúa como un despreciable dictador cuando lleva la arbitrariedad al conjunto de las relaciones internacionales. Ahora ha llevado sus "diferencias" con Putin al escenario del enfrentamiento nuclear. ¡Poca broma ante el choque de dos egos hiper narcisistas! Estamos, en fin, en manos de un indeseable que no cree en la democracia, ni en los derechos humanos, ni en las normas de derecho internacional, ni en la colaboración, ni en el diálogo. Lo acabaremos pagando todos. Y deberíamos pedirle cuentas a quienes apoyan a esta gentuza.
A vueltas con vuestro Dios
Es fácil encontrar a Dios en la paz, el amor o la armonía. Incluso cuando nuestra alma interior necesita alivio por la pérdida o el dolor. Pero, ¿dónde está Dios cuando hay guerra, violencia extrema crueldad, hambre, miseria, abusos...? Me temo que esos asuntos los lleva su socio, el diablo. Y a Él no parece que le afecten mucho. Hay algo infantil en la presunción de que alguien más tiene la responsabilidad de darle sentido a tu vida. Como si nosotros fuéramos incapaces de ello. La visión verdaderamente adulta, por contraste, es que nuestra vida estará tan llena de sentido, tan completa y rica como nosotros lo querramos. Además, creyendo en Dios, ¿queremos buscar sentido a nuestra vida o a nuestra muerte?. Me niego a conducir mi vida y mi muerte de manera mercantilista. Yo soy un humanista, lo que significa que trato de ser alguien decente sin pensar en la posibilidad de una recompensa o un castigo después de la muerte. Además, ¿qué tiene de malo sentir un profundo rechazo personal a la religión, si sus actividades o enseñanzas analizadas a través la historia son tan indignantes, irracionales y abusivas que merecen un profundo rechazo? Decía Saramago que "en ningún momento de la Historia, en ningún lugar del planeta, las religiones han servido para que los seres humanos se acerquen los unos a los otros. Por el contrario, sólo han servido para separar, para quemar, para torturar". Estoy tan de acuerdo como con Epicuro cuando se preguntaba: “¿Tiene Dios la voluntad de prevenir el mal, pero no puede hacerlo? Entonces no es omnipotente. ¿Puede hacerlo pero no lo desea? Entonces es malévolo. ¿Puede y quiere prevenirlo pero elal sigue ahí? ¿Entonces de dónde proviene el mal sino de él mismo? ¿No puede o no quiere prevenirlo? ¿Entonces por qué llamarlo Dios?” Si acaso mi falta de creencias me lleva a la blasfemia, que el Dios que habéis inventado a vuestra imagen y semejanza me perdone.
sábado, 2 de agosto de 2025
Neofachas que cambian la voz por la coz
"Ahora lo chulo es ser facha" dice en un vídeo un menda con su pulserita de la bandera de España, mientras su colega, con aire de matón y brazo en alto, añade a gritos: “Sí, orgullosos de ser de VOX. Odiamos a los "imigrantes", queremos que se piren de nuestra patria, igual que los maricones y las feminazis". Han sustituido la voz por la coz. Les conozco, me dijo. Del instituto. Eran dos chavales que casi pasaban desapercibidos en clase, apáticos, de orgullosa ignorancia y de una rebosante mediocridad. Ahora se han convertido en hienas del rencor. Es su forma de evitar reconocerse como unos mierdas integrales. Necesitan víctimas a las que pisotear para sentirse superiores a alguien, para creer que escapan del último escalón de la escoria social. Su ideario es un batiburrillo de contradicciones, un ideario simple basado en el racismo, la homofobia, el clasismo, el rechazo al feminismo y al diferente, al cambio climático, y abrazando la exaltación al macho y a la patria, a la ley del más fuerte, el hipercapitalismo voraz, al individualismo, la competitividad feroz y la necesidad de mano dura. La que siempre han rechazado. ¡Pufffff! Un cóctel irracional asentado en su analfabetismo, en su desconocimiento total de la historia y los fundamentos ideológicos, que los lleva a hacer el saludo nazi, a alabar a Franco y al exterminador Netanyahu, a decir que aman a una patria de la que desconocen su historia, su geografía, su cultura... ¡Pero que mierda de amor es ese que se tiene a algo de lo que no se sabe nada! Hoy ser rebelde, es ser reaccionario. ¿Qué hemos hecho para crear semejantes monstruos? Quizás delegar responsabilidades, como esos colegas de profesión que se negaban a "educar". Como esos padres que ni educaban ni dejaban educar. Y así, a esos chavales no los ha educado nadie. Bueno sí, los educa la jauría de las redes. ¿Y quién domina, a base de mucha propaganda y dinero, ese inframundo que dirige a nuestros jóvenes? Pues sí, las organizaciones de extrema derecha. Por eso ganan elecciones y se han hecho con el poder del planeta esa cuadrilla de perturbados energúmenos. Y así, las próximas elecciones serán como la elección de delegados de clase cuando se presenta el alumno chungo, disruptivo, bocón, chulito, sacamantecas, ignorante y engreído. Su victoria está asegurada.
viernes, 1 de agosto de 2025
Machado
El 26 de julio se conmemoró el 150 aniversario del nacimiento de Antonio Machado. En Sevilla: "Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero". En la Sevilla de Cernuda y Vicente Aleixandre. Pero lo mismo podría haber nacido en la Córdoba de García Baena o Juan Bernier. O en la Granada de Lorca; o en el Cádiz de Alberti; o en la Huelva de Juan Ramón Jiménez; o en la Málaga de Manuel Altolaguirre y Emilio Prados; o en la Almería de María Enciso o María Lago; o en el Jaén de Rafael Porlán -aunque nacido en Córdoba- y Sabina, que de poeta también tiene lo suyo. Debería leerse más a Machado -y a todos los demás- en las escuelas y en las eras. Nunca como obligación, siempre como placer. Mejor nos iría. Evocar a Machado en estos tiempos resulta conmovedor en esta "España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía"; en esta "España implacable y redentora, España que alborea con un hacha en la mano vengadora, España de la rabia y de la idea". En esta España donde "de diez cabezas, nueve embisten y una piensa". Esta España donde "en los trances duros, los señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva"; esta España que "en parte muere y en parte bosteza". Esta tierra donde "una de las dos Españas
ha de helarte el corazón". Los versos del poeta sevillano, jiennense, soriano, segoviano..., universal, es una llamada a la esencialidad olvidada en estos tiempos tan oscuros y desesperanzados, tan imbéciles y crispados. Machado fue un poeta profundamente humano, potente y veraz, contradictorio, sencillo e inmenso, alegre y pesaroso. Conocía como nadie a los españoles y las dobleces más oscuras de la naturaleza humana. Por eso tuvo que exiliarse, por eso murió triste, derrotado, despojado hasta de su dignidad en Colliure, junto a su anciana madre. Y en ese pueblo francés sigue enterrado, para mayor vergüenza de aquellos a los que se les llena la boca de patria pero olvidan a los que le dieron más gloria y apoyan a sus verdugos.
Pensiones y batalla intergeneracional
Desde hace algunos años los neoliberales han convertido el tema de las pensiones en otro de sus campos de batalla. Sus armas, las mismas de siempre: sembrar la incertidumbre, la preocupación y el miedo para conseguir sus objetivos. Con la ayuda de los de siempre han construido una narrativa que tiene como lema central "no hay futuro, al menos más allá del que yo te ofrezco". Y ese futuro es siempre peor que lo que ya existe. Lo único cierto es que las derechas, apoyadas por grandes bancos y fondos de inversión, promueven esta narrativa para justificar el desmantelamiento del sistema público de pensiones y abrir la puerta a su privatización. Ésta transferiría miles de millones de euros a manos de entidades financieras, que ven en las pensiones un negocio jugoso. A ellos los pensionistas les importan una mierda. Lo más terrible es que estos sacamantecas financieros y políticos impulsan una narrativa que presenta el sistema público de pensiones como un campo de batalla intergeneracional. Según ellos, los pensionistas actuales, al defender mejoras en sus prestaciones, actuarían como egoístas que perjudican a los jóvenes trabajadores en activo, condenados a trabajar más años para recibir pensiones más bajas. El mensaje ha calado rápido. "Nosotros ya no pillaremos pensiones; Me veo trabajando hasta los 70 años; Yo ya cobraré una pensión de mierda". Estas y otras frases están en boca de muchos. La idea de la insostenibilidad de las pensiones, repetida en medios y foros neoliberales, no solo es simplista, sino que oculta la verdadera naturaleza del problema: la lucha por las pensiones no es intergeneracional, sino de clases. Los trabajadores, jóvenes y mayores, deberían unirse para defender el sistema público de pensiones y desmontar el falso dilema promovido por quienes buscan su privatización. La realidad es que las pensiones públicas son sostenibles. El problema no es la demografía ni el envejecimiento poblacional, como suele argumentarse, sino la estructura fiscal y la distribución de la riqueza. Las grandes empresas eluden miles de millones mediante ingeniería fiscal, mientras que el tipo efectivo del impuesto de sociedades para las mayores empresas está muy por debajo del nominal. Es decir, proporcionalmente pagan menos impuestos que cualquier "currito" sin cualificación. Y, ya acojonados, nos ofrecen el modelo americano, donde más de la mitad de los mayores de 55 años no tiene ahorros para la jubilación; casi 5,3 millones de mayores de 65 años viven en la pobreza y casi la mitad de la población corre el riesgo de tener una jubilación empobrecida. No colabores con el sueño húmedo de los carroñeros de que la jubilación se produzca el día anterior a que te lleven al "jardín de los quietos".
Vacaciones sobrevaloradas
Feijóo, el líder del PP que tiene cara de comercial de Santa Lucía, desde que se quitó las gafas ve menos que un muerto bocabajo. En su despedida del curso político, donde le ha quedado pendiente hasta la religión, ha dicho que "las vacaciones están sobrevaloradas". Vamos, lo que viene siendo la frase típica de un cenutrio integral o la gracieta de un haragán que, trabajar, lo que se dice trabajar, no ha trabajado en su puta vida. Estos especímenes abundan mucho en la política española. ¿Verdad, Santi? El chistecito es propio de alguien que se ha acostumbrado a abrir la boca sólo para soltar paparruchas, mentiras, insultos y soplapolleces varias. Y claro, lo sacas del "buenos días" y ya se pierde. No hace falta ser experto en nada para saber que la frasecita ha caído como una patada en el hígado a los millones de españoles quemados hasta las cejas por su trabajo, a los que tienen que soportar a diario a superiores inútiles y maleducados, a los que se ven sometidos a empresarios explotadores, a los que trabajan en verano en condiciones penosas, a los que apenas tienen al año una semana de descanso, a los que trabajan a destajo cinco días a la semana por un sueldo indigno, a los jóvenes en prácticas o con contrato de formación que no tienen derecho a vacaciones, a los autónomos que no se las pueden tomar, a los millones de españoles que no tienen dinero para irse de vacaciones y, en general, a todos aquellos que piensan que sus vacaciones están más que merecidas. Pero lo de Feijoo no es tan raro. A él y sus fans también les parece que subir el salario o las pensiones está sobrevalorado, igual que sostener la educación o la sanidad públicas, autorizar la eutanasia, garantizar el derecho al aborto, reconocer los derechos del colectivo LGTBI, las leyes contra la violencia de género, la igualdad, la memoria histórica, subir impuestos a la banca y las eléctricas, las medidas contra el cambio climático.. Ya en su momento consideró innecesarios el divorcio, el matrimonio entre personas del mismo sexo y hasta la ley antitabaco. Feijoo es de la misma pandilla que nos dijo hasta la saciedad lo de que "vivimos por encima de nuestras posibilidades" mientras machacaba a las clases bajas y medias. Ojo, no vaya a ser que detrás de la frase, el que pasaba sus vacaciones en el yate de un narcotraficante, esté considerando recortar también las vacaciones. Total, están sobrevaloradas.
jueves, 31 de julio de 2025
Hambre en Gaza
La tendencia de vivir mirándonos el ombligo nos hace cada vez más incapaces de sentir la más mínima empatía por los que sufren. Quizás por eso tanta gente, que se percibe como buena persona, que presume de sus principios cristianos, no siente la necesidad existencial de reaccionar ante lo que ocurre en Gaza. Ni sienten ni padecen ante el fuego de los bombardeos que calcina viviendas, escuelas y hospitales, mientras el humo de la destrucción se mezcla con el polvo de los escombros que sepulta a miles de víctimas. Mientras ya no hay tierra para abrir nuevas tumbas y el aire huele a cadaverina. Las cifras de muertos aumentan a diario, frías y repetidas hasta la saciedad en los medios, ocultando una realidad insoportable: niños desmembrados, familias enteras asesinadas, personas rotas de dolor, destrucciones masivas, médicos que operan sin anestesia bajo la tenue luz de los teléfonos. En Gaza el horror se ha normalizado y el sufrimiento palestino se estrella contra un muro de indiferencia e inacción. Y seguimos esperando algo más. "Matar de hambre es una línea roja”, dicen ahora algunos. Porque los bombardeos diarios no lo son, el asesinato planificado de inocentes no lo es, la persecución y eliminación étnica no lo son, el borrado de cualquier organismo político o social internacional no lo es, como tampoco lo es el hacinamiento y reclusión de la población. Obviamente nada de eso ha sido una línea roja. Nos han acostumbrado a ver como un espectáculo como un misil vuela una escuela o un ejercito profesional acribilla a población civil en una cola de ayuda humanitaria. Y no nos inmutamos. Ya ni siquiera nos conmueve que los niños estén en el centro del horror. Ahora, algunos cínicos se posicionan a favor de "alimentar a los niños" gazatíes, que ver un cuerpo esquelético, coronado por una cabeza desproporcionada y unos ojos enormes que miran a la muerte es muy "desagradable". Nadie les va a tachar de radicales, no se les va a criticar el posicionarte en esto, porque cómo no vas a estar en contra del hambre en la infancia. ¡Qué mueran, pero bien alimentados!Pero eso ya no sirve para nada porque no está acompañado de una denuncia, de una crítica, y de una llamada a la acción. Porque que alguien muera de hambre no es algo que suceda de la nada, alguien ha llevado a la población hasta ese punto, en este caso, Israel es quien está matando de hambre a los gazatíes. Es Israel quien está llevando a cabo un genocidio contra el pueblo palestino. No enunciar eso es estar negando la realidad, es estar adoptando una posición tibia, inútil, cínica e inhumana.
miércoles, 30 de julio de 2025
Los intereses ocultos de las derechas
A veces, los canallas son muy habilidosos a la hora de trazar sus estrategias para conseguir sus objetivos, sobre todo cuando sus verdaderos objetivos están ocultos, camuflados tras falsas apariencias. La obsesión de los neo y ultra liberales por desmontar "lo público" es un buen ejemplo. A ellos "lo público" no les incomoda, siempre que les proporcione oportunidad de negocio. Prueba de ello es que su sueño es llegar al poder para parasitar al Estado. A ellos lo que les molesta es que el Estado invierta en servicios públicos, es decir, que redistribuya la riqueza, esa que ellos consideran algo propio y exclusivo. Por eso nunca les oirás oponerse a que el Estado conceda ayudas y subvenciones a la banca, a las grandes empresas, a los empresarios y sus negocios. Pero también les jode que el Estado sea un "mal ejemplo". ¿Qué es eso de que los funcionarios tengan un trabajo fijo, salarios decentes, derechos laborales garantizados y no puedan ser explotados por empresarios sin escrúpulos?. Detrás de su antifeminismo no está, ante todo, la defensa de la familia tradicional -para ellos tradicional significa carca, como Dios manda- y evitar lo que ellos llaman la "imposición de la ideología de género", lo que hay es una defensa a ultranza de los principios de la extrema derecha, en alianza con sectores eclesiásticos ultras, para garantizar la supremacía patriarcal, el sometimiento de las mujeres y la defensa de los privilegios de los hombres blancos y heteros. Detrás de la política de imposición de aranceles del macarra Trump, en el centro de su interés, sólo está finiquitar el ya maltrecho estado de bienestar comunitario: sanidad, educación y un cierto colchón social que en EEUU solo alcanza la categoría de ciencia ficción. No sea que un día los tan engreídos como ignorantes norteamericanos se den cuenta que su país de las oportunidades es, en comparación, una monumental mierda pinchada en el palo de su narcisismo.
Palabras y fascismo
Uno no se levanta una mañana y decide asaltar el Capitolio de EE.UU. vestido de bisonte para defender a tu presidente "injustamente depuesto". Para llegar hasta ahí, hace falta ser muy imbécil y años de inmersión en un mundo paralelo, donde un gesto semejante se entienda como un acto heroico y no ridículo. Ese mundo es, hoy por hoy, fundamentalmente digital. Las redes trabajan, usando la manipulación y la mentira, por la contrainformación, al servicio siempre de realidades completamente ficticias, por no decir falsas. El robo del lenguaje es su táctica maestra. Hablan de "libertad" mientras construyen estados policiales, blindan fronteras, quieren prohibir el matrimonio homosexual, censuran libros y obras de teatro y organizan cacerías contra los inmigrantes. Usan el término "justicia social" para justificar deportaciones. Hablan de "familia" para aniquilar derechos LGTBI. Ultrajan a las mujeres asesinadas por sus parejas negando la violencia de género Y usando el eufemismo "violencia intrafamiliar ". Y gritan "feminazi" o machirulo para ridiculizar a las mujeres que luchan por sus derechos. Hoy las derechas han aprendido a usar el lenguaje para su propio proyecto reaccionario. Ahora se disfrazan incluso de revolucionarios, de antisistema, de pueblo indignado. Pero debajo del disfraz siguen queriendo lo mismo: desmantelar derechos, blindar privilegios y eternizar el miedo como forma de gobierno. En todos los sitios siguen el mismo manual: Vox se presenta como la voz de los olvidados, pero vota contra limitar los precios del alquiler y contra subir el salario mínimo. Trump se erige como campeón de la clase obrera, pero prioriza bajar impuestos a los multimillonarios y destroza los sindicatos. Milei dice luchar contra la "casta" mientras privatiza lo público a manos de especuladores de élite. No están en contra del poder, solo quieren hacerse con él, venderlo a los poderosos y parasitarlo a perpetuidad. Como siempre han hecho. Colaboran para mutar el capitalismo en tecnofeudalismo y sus populismos autoritarios se hacen pasar por alternativas. El resultado es un "fascismo blando" que no necesita represión directa porque ya ha ganado la batalla del sentido común. La gente vota contra sus intereses porque es ignorante, pero también porque le han enseñado a nombrar la injusticia con palabras que le agradan. La razón y la decencia será aplastada, no por las urnas, sino por las palabras. Y entonces el silencio no será una metáfora: será nuestra tumba.
martes, 29 de julio de 2025
Hasta los cojones. O mejor, hasta el chichi.
En las palabras caben muchas cosas. Se enreda en ellas la vida de cada persona a lo largo del tiempo y el espacio, y su significado se mezcla con la memoria, las razones y los sentimientos que conforman una identidad. Son las palabras las que hacen de la vida un estado de ánimo. Hay palabras que forman parte del amor y sus ilusiones, otras del dolor y la derrota. Hay palabras que se entreveran en medio de un abrazo, un beso o una morada compartida. Hay palabras que se atreven incluso a definir los silencios. Lo que no pueden hacer las palabras es apoyar un genocidio, cerrar los ojos ante la persecución a las personas migrantes, negar la violencia de género, emitir bulos, llenar de basura el periodismo y hasta la vida, defender la desigualdad y ponerse de parte de los miserables. Sospecho que pensaré como pienso hasta que la muerte me separe de mí mismo. "Hasta", la palabra que nos acompaña siempre, la que participa a la vez de nuestras certezas, nuestras dudas, nuestros sueños, nuestros miedos. Pero con tanta demagogia, tanto cinismo, tanta mentira, tanta violencia, tanta basura..., pueden hacernos acabar "hasta" los cojones. Aunque vigilante de los peligros del micromachismo ahora me atrevo a decir que la gentuza con la que comparto mundo me tiene hasta el coño. Aunque para ser más fino diré, en estado de calma, que la zafiedad del mundo me tiene hasta el chichi.
Escribir poesía después de Auschwitz, después de Gaza.
Dijo Adorno que "escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie”. Quizá sí, pero es necesario seguir escribiendo. Es casi un deber cuando asistimos a un acto de indignidad tras otro, cuando todos los días nos sirven un genocidio, cuando corremos el peligro de bloquearnos tras alguna frase hecha. No podemos, avergonzados, acogernos al silencio, porque eso nos hace cómplices de los verdugos y nos iguala a las otras muchas gentes que se encierran en la indiferencia. Y el mundo sigue dando vueltas, pero parece que con su eje cada vez más inclinado, porque las calles se llenan de cuerpos vivos, pero los suburbios de las ciudades se llenan de zombis y los cadáveres se acumulan entre los escombros de cualquier ciudad bombardeada. Defiendo la necesidad de la palabra ante las infamias de la historia. Hay que narrar una y otra vez la barbarie humana, aunque sólo sea para incomodar la conciencia de los canallas. Tenemos muchos motivos para sentir vergüenza del ser humano. Y hay que gritarlo, hay que ponerle nombre a lo que ocurre, empezando por los laberintos de los sentimientos propios. Esa es la vieja voluntad de la poesía. Hay que mantenerse vivo, aunque sólo sea para poder contar la verdad del crimen, mantener la denuncia y la memoria. La poesía es como esa madre que necesita ponerle nombre a las cosas para negarse al olvido. Simon Wiesenthal, judío superviviente del campo de concentración de Mauthausen, dijo que sobrevivir es un privilegio que conlleva obligaciones. Escribir poesía después de Gaza es una obligación de compromiso con la palabra que quiere seguir poniéndole nombre al dolor, al amor, a las ilusiones y a los miedos de los seres humanos. Necesitamos que la poesía continúe con sus palabras y sus compromisos humanos después de Auschwitz, después de Gaza. Reforcemos el deseo de buscar palabras para contar la vida, esa vida que resiste y sueña.
Jóvenes falangistas
Es tendencia. Las gentes de bien no logran conciliar el sueño ante la pregunta de por qué muchos chicos, en su mayoría blancos y heteros, de entre 16 y 27 años se están volviendo profundamente reaccionarios. Se lo pregunta Gregorio en las profundas cavilaciones que acompañan a sus esfuerzos por hacer de vientre: "¿Por qué mi Borjamari se está volviendo falangista? ¡Lo intuyo, pero no tengo ni puta idea de por qué! Lo cierto es que los mozalbete pillan el reaccionarismo como quien coge un virus. Malgastamos mucho tiempo en culpar al TikTok, a los influencers e incluso al colapso cognitivo de las inteligencias que provocan las pantallas, pero muy poco en hacer autocrítica. Que sí, que hay mucho de ignorancia, de borreguismo, de falsa rebeldía y de egoísmo XXL, pero ¿no será también que les estamos arrojando a un futuro anunciado de neblina y mierda asegurada?. Igual es que les hemos matado con hechos la fe y los "otros" se la han resembrado con palabrerío vacío y falsas promesas envueltas en pulseritas rojigualdas. Total, que la mierda les impide ver el bosque donde están perdidos y, mucho menos, el lobo con piel de cordero que les devorará. Quizá todo empieza en un sistema educativo que hace mucho tiempo comenzó a priorizar la promoción de curso sobre el aprendizaje real y al que los aprendizajes significativos les importan una soberana mierda. Hoy leo que expertos en juventud advierten del especial euroescepticismo que cunde entre los jóvenes. ¿Y se extrañan? Pero si tienen un brutal desconocimiento, no ya sobre los procesos y el funcionamiento de la Unión y los enormes beneficios que nos trae ser de ella parte, sino que son incapaces de nombrar más de cuatro o cinco de sus países o un par de capitales. Pero si a mí me han llegado a decir que U.E. significa Unión Española. Pero claro, cuando uno ve que que la bicha rastrera y quintacolumnista que nos preside -Von der Leyen- acaba de firmar un acuerdo con el bufón histriónico de Washington después de bajarse las bragas, el euroescepticismo te comienza a correr por las venas.
sábado, 26 de julio de 2025
Los medios si pagan mentirosos
Antes era muy común escuchar aquello de "es verdad, que lo han dicho en la tele". Eso era antes de que muchos medios se hayan convertido en una charca pútrida y pestilente. En este sentido la peor política y los peores medios se retroalimentan. Lo hemos visto esta semana. La exdiputada Noelia Núñez ha sido fichada por el programa "En boca de todos", del telecarroñero Nacho Abad, tan rápido como ha dimitido por descubrirse que falseó su currículum. Sus mentiras han sido premiadas con un micrófono en un programa propagandístico. El tipo de programas que ejercen el dicho de “cuanto peor, mejor para mis intereses económicos y políticos”. Es toda una declaración de intenciones: hasta cuando la mentira es delatada, sentenciada e incluso termina con tu carrera política te ofrecerán un chiringuito al que amorrarte. Ya estamos acostumbrados. Recordemos a Cristina Cifuentes, otra falseadora de títulos y ladrona de cremas. Los medios afines sí pagan a traidores a la decencia y la verdad. Núñez y un determinado tipo de tele demuestran como el pseudo periodismo prevalece y el ruido arrasa con la preparación. Mientras magníficos periodistas jóvenes viven sirviendo copas la morralla periodística y política copa las tertulias televisivas, evidenciando que la meritocracia del estudio no existe. Muchos medios eligen a sus colaboradores meramente por su capacidad de calentar cabezas. Da igual el conocimiento o la profesionalidad, lo importante es el odio o fervor que despierten en los ciudadanos. El show y el rédito político está por encima de la verdad. La mentira ni siquiera está mal vista, ahora se premia. Muchos medios de comunicación ya no se diferencian de las cloacas de las redes sociales, donde la opinión indocumentada e interesada, sin filtros, sin contextos, sin tregua, sin verdad, pero con mucho odio, sectarismo y crispación, triunfan sin paliativos.
viernes, 25 de julio de 2025
Es genocidio y punto
Sorpresa, ninguna. Son horror, vergüenza, asco y profunda tristeza las emociones que me provocan el genocidio contra el pueblo palestino. Porque lo que está haciendo Israel en Gaza es un genocidio en toda regla, inhumano y despreciable, miserables y asesinos. Un genocidio que sería impensable sin el apoyo explícito de tantos y tantos malnacidos, desde Trump hasta el orbe de la ultraderecha mundial. Pero también por la equidistancia, la justificación o la pasividad de gobiernos, instituciones, partidos y gran parte de la sociedad civil. Hay que ser sionista, fascista, sociópata, canalla o profundamente ignorante o memo para no ver un genocidio en lo que hace Israel, un estado sometido a postulados teocráticos, en manos de ultraortodoxos de ideología puramente fascista, colonialista y racista. Israel lleva décadas cometiendo violaciones de los Derechos Humanos, incumpliendo las resoluciones de la ONU e ignorando las normas del derecho internacional. Lo único que ha cambiado es que ahora lo hace a cara descubierta, a gran escala y de manera orgullosa. Y lo hace porque se siente impune, porque tiene el apoyo de los EE.UU. más miserables de la historia y porque se siente jaleado por la ola fascista que arrasa el mundo. Por eso, y a la luz del día, masacra a diario a periodistas, sanitarios, escuelas, hospitales, mujeres, ancianos, niños... Que pena, que vergüenza, que la Europa secular del pensamiento y la razón se esté dejando su esencia en las trincheras, que no ya fronteras, que están implantando el Tío Sam, carnicero mayor del mundo, y sus ejecutores, los asesinos más cínicos de la historia. Así, los más débiles, abandonados y vilmente perseguidos no sólo se dejan ya la vida en las fronteras, sino en sus propias casas, y en las escuelas y en los hospitales y en las plazas y hasta en los centros habilitados para la distribución de ayuda humanitaria y de comida y agua. No hay esperanza. Los cainitas se adueñan de gran parte de la Tierra mientras el pueblo se distrae viendo videos de Tik tok.
miércoles, 23 de julio de 2025
Palabras y encabronamiento
Me inquieta pensar que el don de la palabra ha acabado siendo para el ser humano una condena. Personalmente estoy harto de la gente que grita, que descalifica, que, a falta de ideas, agrede con la palabra, que no baja la voz, que amenaza, que hiperventila y da la sensación de estar siempre al borde del infarto o de lanzarse a la garganta del otro, que siempre es el que no le da la razón. Desgraciadamente estás empiezan a ser las voces predominantes en los taxis, en los puestos de los mercados, en los bares, en las teles, en los tajos... Parece que hay gente que está muy cabreada con todo. Por supuesto, con el "Perro", pues por encima de asesinos genocidas en activo, mandatarios responsables de crueles guerras, de chantajes globales, de persecuciones a las minorías, de sociópatas con motosierra o de fascistas varios asentados en el poder, Sánchez es la mayor personificación del mal de todos los tiempos. El problema es que hay gente que está muy cabreada en la doble acepción del verbo cabrear: Enfadar o poner de mal humor a alguien; y meter ganado cabrío (o borregos, en este caso) en un terreno. Están muy cabreados con el mundo, con la calle que pisan, con sus vecinos, con sus jefes, con sus condiciones laborales y hasta con su existencia. No suelen ser los que tienen peor suerte vital, pero si los que más contribuyen a que el mundo empeore. Son gente cuyo egoísmo les ha llevado a extraviar su ética, que ignoran deliberadamente que hay una forma de comportarnos, de ser, de existir que nos hace mejores y sirve para que los demás también lo sean. Son gente que apuesta por la envidia, la maledicencia, la altanería insultante, el egoísmo y el odio, ese que cada día se hace más evidente en la mayoría de los "foros" donde hay más de cuatro personas y no todas piensan lo mismo. En el mejor de los casos son gente que ha sucumbido a los cantos de sirena de los voceros del poder más rancio e inhumano. Esos que practican a diario la ira, el desprecio hacia la opinión y la acción de los demás, la rabia por imponer sus ideas utilizando la mentira, el insulto, la descalificación, la amenaza y el apocalipsis. Oír a Losantos, a Vicente Vallés, a Carlos Herrera, a Ana Rosa Quintana, a Nacho Abad, a Antonio Naranjo, a Iker Jiménez y a tantos otros, está llevando a mucha gente a convertirse en orcos, en sanguijuelas, en patriotas que jamás sabrán qué es la Patria ni quienes sus Compatriotas. ¡Cuánto amor basado en el odio! ¡cuánto encabronamiento interesado! ¡cuánta Patria vacía!
martes, 22 de julio de 2025
Imbéciles, cretinos, estúpidos e idiotas.
Todos, absolutamente todos los estudios al respecto, demuestran que el coeficiente medio de inteligencia humana lleva décadas cayendo. Dicen los optimistas que ello se debe a que ahora necesitamos menos inteligencia para sobrevivir: ya nadie memoriza números, ni hace operaciones, ni lee mapas (bueno, algunos no leen ni mapas ni nada)..., todo se ha externalizado a la nube, al algoritmo, a las "maquinitas". Yo creo que lo que pasa es que, tal vez la naturaleza, en su infinita paciencia, ha encontrado una estrategia de supervivencia frente al animal más tóxico y estúpido que jamás produjo. Hoy todo se simplifica para que hasta el más lerdo pueda seguir al rebaño. Umberto Eco distinguía entre el imbécil, el cretino y el estúpido. Hoy podemos reducir las categorías a una sola, la del idiota. Pero eso sí, un idiota superlativo, más dañino que un tábano y más molesto que la mosca perrera. Decía José Luis Cuerda que los tontos de antes no gritaban tanto. Ahora la imbecilidad es omnipresente porque todo idiota tiene una opinión y se cree con derecho a hacerte partícipe de su estupidez. Y a menudo lo hace de forma maleducada y soez. Es lo peor de las redes y los medios, que han democratizado el cretinismo. Hoy la saturación de imágenes, palabras y opiniones ha convertido la comunicación en ruido y la inteligencia en un artículo superfluo. El resultado es un mundo donde "los menos capaces" elevan al poder a seres esperpénticos y desequilibrados, sociópatas sin escrúpulos que gobiernan a base de ocurrencias infundadas que sólo benefician a los poderosos, mientras los idiotas dilapidan su vida viendo videos de influencers que lloran en directo porque su café no tiene la espuma de avena suficiente. A Jesús, en el Sermón de la Montaña, se le escapó una bienaventuranza: "Bienaventurados los idiotas, porque ellos heredarán la tierra"... y en un rato la acabarán jodiendo.
Proletarios, propietarios, desarrapados.
La conciencia de clase ha desaparecido porque el sistema ha conseguido que parte de la clase obrera reniegue de pertenecer a ella y se comporte de manera grotesca y autolesiva. Muchos cuasi mileuristas compran marcas falsificadas en el mercadillo fingiendo un poder adquisitivo que no tienen; se entrampan para conseguir lujosos coches; o se van de crucero porque eso es lo que ha de hacer un ciudadano "de bien". Imitan a "los de arriba" pretendiendo aparentar una posición social que ni tienen ni tendrán. Y para ello llegan incluso a votar a los partidos que defienden los intereses de los ricos y les perjudican a ellos mismos. Apoyan a partidos cuya agenda es sobradamente conocida: privatizar la sanidad y la educación; especular más si cabe con la vivienda; rebajar los impuestos a quien más tiene; en definitiva, aniquilar las políticas sociales y eliminar los mecanismos redistributivos que condujeron a la formación de las clases medias. Está en todas partes: una maestra jubilada cuyas hijas son funcionarias vota recortes en el empleo público; un médico que trabaja en la sanidad pública vota para desmantelarla; un camarero agotado tras jornadas de diez horas por las que cobra una miseria grita que la culpa es de los inmigrantes y, cuando se abran las urnas, emitirá su papeleta por el grupo que lleve el odio y la xenofobia en su programa... Pasamos de una España de proletarios a otra de propietarios. Milagrito sea que muchos de estos pequeños propietarios y sus hijos no nos lleven ahora, con su voto, a crear una de desarrapados desprovistos de lo más básico.
sábado, 19 de julio de 2025
Paguitas y casta
La hija de Paco, el de Los Santos Inocentes, por más que "sirviera para letras", acabó de sirvienta en la casa grande como su madre, como su casta, como su clase. Determinismo social se llama. Y hoy es a lo que estamos a punto de volver. Por culpa de Rafael, un señor de clase obrera votante del SOE de toda la vida con sus ideas progresistas, que se quedó en paro y tras un par de años viendo magacines matinales, acabó votando a un partido de origen catalán que se decía de centro y era más fascista que un Land Rover. ¡Ay, los medios! que nos hacen camelar a los verdugos y aborrecer a las víctimas. Qué logran que familias trabajadoras sin conciencia de clase se vuelvan centinelas de los intereses de la "casta". Son las mismas personas que cobran “la paguita” del "Perro" y se quejan de que la paguita exista. Además se olvidan que las verdaderas paguitas, las que merecen la pena, son las que cobran Juan Carlos, Froilán, Abascal, los Medinaceli, los de Alba... Quienes no cobran paguita están rebuscando cobre, vendiendo fruta en las rotondas, poniendo puestos en el mercadillo, trabajando en los invernaderos, los burdeles y en el campo hasta los domingos. Siempre he sido defensor de las "limosnas" laicas; ayudas sociales, becas, subsidios..., pero estoy empezando a creer que engordan las hordas de fachas pobres y que habría que quitarles “la paguita” y las subvenciones a los chiringuitos de la derecha, porque están regando con sus discursos la plantita de odio racista y pestilente fascismo que inunda España.
jueves, 17 de julio de 2025
El tontico del crucero
No cabía un tonto más y parió la abuela en forma de crucero. Ahí están, imponentes. Monstruos varados que, como los antiguos trenes de ganado del Far West, vomitan a manadas de turistas que saldrán de estampida en busca de un turismo de consumo rápido, ejerciendo el costumbrismo digital y uniformizando todo lo que tocan. Al compás del estruendo de sus chancletas verás un colorido desfile de modelitos ibicencos, pareos combinados o monos "divinos de la muerte" y tocados de pamela fashion, gorras de Von Dutch, sombreros Panamá y hasta salacots para los que piensan que van a cristianizar salvajes. El tontico del crucero es primo por parte de padre del tontico de hotel de pulserita de Cancún. Es simple como un sonajero y se cree superior por vacacionar en barco pagando a plazos. Le gusta que le froten el lomo, pero es dócil, dúctil y maleable con sus superiores. Su paraíso viene a coincidir con hacer su santa voluntad. Cuando se siente observado se pavonea, posa de perfil y se hace selfies 'super originales" integrándose en el decorado para demostrar que él estuvo allí. A veces porta libritos de literatura barata, con sus diez consejos y su autoayuda de quiosco de estación de autobuses. Al bajar a tierra se creen conquistadores, lo que es una excusa para huir del compromiso, la educación, el respeto y el civismo, valores ignorados por ese turismo bastardo de orígenes anglosajones que nos ha contaminado de ciertas grotescas perversiones. Y así, por ejemplo, aumenta el tipo de turista experto en fotografíar platos de comida, convencido de que comerse un plato de insulsos mejillones en Bruselas es un acto tan cultural como visitar la Capilla Sixtina. ¡Vamos hombre, no me jodas!
miércoles, 16 de julio de 2025
El fascismo apesta
El fascismo apesta. Y lo peor es que ya está en todas partes. Está en los parlamentos, en los medios de comunicación, en programas donde se supone que la gente va "a divertirse" y en otros que comenzaron vendiendo paparruchas para "amantes del misterio". Está en la barra del bar del barrio, en las gradas del fútbol, en los comentarios de la pescadería, en la actitud de quienes prefieren navegar en la ignorancia aconsejada por el predicador de turno que sale en cualquier red social o hace política desde el púlpito. Está en esa pequeña burguesía que hoy, temerosa de fantasmas inexistentes, se ha refugiado en la covacha del egoísmo esperando que escampe sin sufrir un solo rasguño. Está en los comentarios del alcalde de Torre Pacheco al relacionar delincuencia y emigración y en todos los que le aplauden. Está en los ignorantes que creen que es buena idea expulsar a ocho millones de inmigrantes, sin reparar en que esta sociedad sería incapaz de subsistir sin la mano de obra que viene de fuera y carga sobre sus lomos con los trabajos más penosos, desagradables , mal pagados y, al mismo tiempo, necesarios. Los que cultivan la tierra, recogen las cosechas, nos sirven en los bares, limpian nuestras casas, cotizan a la seguridad social o acompañan y limpian el culo a los ancianos que nosotros no queremos cuidar. El fascismo está en los que organizan y participan en cacerías contra el diferente. El fascismo es un monstruo que no perdona, que carcome sociedades, destruye la ética y arrasa con todo lo que encuentra a su paso. Y sus huellas tardan décadas en desaparecer.
domingo, 13 de julio de 2025
Señores con traje
Últimamente no paran de metérseme imbéciles con traje en el ojo. Bueno, también idiotas vestidos de patriota de la señorita Pepis. A poco que intento informarme aparecen ahí, con sus corbatas rojas y sus trajes oscuros, manejando el cotarro como nunca imaginaron, Así es imposible hacer una vida normal entre la gente digna y cabal de este planeta. Resulta muy complicado abordar lo importante, lo necesario y lo urgente, cuando en cualquier momento, en cuanto te descuidas, pumba, un imbécil con traje te agrede la retina y el alma. Una deriva del sistema que quizás no nos esperábamos es este vivir permanentemente pendientes de las ocurrencias de un puñetero puñado de patriarcas idiotas. Que, repeinados y mirando a cámara, denuncian a los tribunales que persiguen a los genocidas o reivindican el nobel de la paz para sí mismos mientras la sangre gotea bajo sus manicuras. Que sus ocurrencias arrasen hogares, separen familias, cancelen el futuro de territorios enteros, o hagan tambalear economías nos lo presentan como normal, Claro que se puede argumentar que nada tiene de ocurrencia idiota este genocidio programado en Gaza, o este supremacismo blanco de toda la vida. Que hay un plan detrás muy sofisticado para avanzar hacia este (des)orden mundial es muy evidente para quien quiera verlo, Pero a río político y social revuelto, ganancia de pescadores fachas.. Demasiado a menudo se confunde la falta de escrúpulos con la inteligencia.
viernes, 11 de julio de 2025
Comprensión lectora de los políticos
En el mundo de la política ya parece dar todo igual. Ya no hay límites ni líneas rojas más allá del objetivo de hacerse con el poder. ¡Como sea! Las caras más visibles ya no son elegidas por sus méritos o carrera política. Se busca sobre todo que sean agresivos perros de presa, que no se inmuten cuando mientan y que no tengan escrúpulos morales. Quizá lo mínimo que se le puede pedir a un político –más allá de una presupuesta decencia– es que, por lo menos, entienda lo que lee. Pues ya ni eso. Un ejercicio, el de la comprensión lectora, que resulta vital para el desempeño profesional y cuyo aprendizaje comienza en primaria, comienza a ser ajeno a las competencias de muchos de nuestros políticos. Sólo hay que oír algunos de los discursos de Ayuso. Resulta difícil contener la risa. "Lady Quirón" lee torpemente sus discursos. Los recita como si de un Padre nuestro se tratara. Es su habitual homilía para sus feligreses incondicionales, hecha de ira, bulos y mentiras. De su lectura atropellada es inevitable extraer una conclusión, a saber; a duras penas entiende lo que lee. O no se molesta en una lectura previa. O ambas cosas. Y no es el único caso. En otros muchos discursos las palabras, todas gruesas y malintencionadas, se suceden en sus bocas como si fluyeran a borbotones. El guion (o la soflama) que tienen entre las manos parece cobrar vida propia y son incapaces de domar sus significados. No es necesario, nadie lo espera, es sólo alpiste para incondicionales o alimento para los titulares de los medios afines. Se limitan a pronunciar –no sin ciertas dificultades– cada una de las palabras que alguien les escribe, pero sin captar su esencia. Me da que éstas "dificultades discursivas" anuncian una nueva dimensión idiomática donde la coherencia es innecesaria y la verdad superflua. ¿Para qué expresarse correctamente si, total, las taras en materia de comprensión oral y escrita de esta sociedad crecen como la espuma. Nuestros políticos empiezan a leer como nuestros monarcas.
martes, 8 de julio de 2025
Ya está aquí el fascismo
La maldad, disfrazada de desprecio y rechazo violento a las ideas y valores que no coinciden con los tuyos, cotiza al alza y se empieza a percibir como normal. En las redes sociales, esa maldad también arraiga, y se traduce en grosería, insultos, actitudes miserables y odio incontenible. Preocuparse por los demás sin interés alguno, ser pacifista, apoyar la ayuda a los más desfavorecidos..., en definitiva, no ser un perfecto egoísta, es denostado como "buenismo" por la extrema derecha, que cultiva el canallesco "sin complejos" para hacer lo que le venga en gana en cada momento e imponer su inhumana ideología. Decía Saramago que los fascistas del futuro no se parecerían a Hitler, no se disfrazarían de militares. Serían expertos en mentir sin escrúpulos para decir lo que la mayoría quiere oír. Hablarían de honradez, de trabajo, de familia, del orgullo de la patria, de buenas costumbres, religión y ética. Pero bajo esa apariencia se escondería el nuevo demonio que arrastraría a todos al odio y al enfrentamiento. Hoy, apoyado por el lobby homófobo, xenófobo, machista, racista y ultracatólico, el fantasma del fascismo recorre de nuevo Europa. En España, Vox habla ya de deportar a millones de personas; hombres, mujeres y niños. Muchas gente debería, primero, renunciar a su fe cristiana, segundo, dejar el egoísmo supremo y, después, leer un poquito de historia.
lunes, 7 de julio de 2025
Ciudad e infancia.
Hablando con cualquier persona mayor de 50 años sobre su infancia, seguramente en sus relatos emerja un escenario común: en ella la calle era el lugar donde transcurría gran parte de su tiempo libre. Hoy, sin embargo, los juegos infantiles brillan por su ausencia y la calle se ha convertido en un lugar de paso para los pequeños. A veces, incluso, en un lugar poco recomendable. No es sorprendente, y ello tiene que ver con múltiples causas entre las que no tienen poco peso los miedos. ¿Si hay adultos dispuestos a convertir su casa en un búnker a base de puertas blindadas, cerraduras inteligentes, cámaras de vigilancia y complejos sistemas de alarma, cómo van a pensar que la calle puede ser un sitio seguro para sus hijos? Así, ver a una niña o a un niño solos en el espacio público resulta una anomalía, casi un motivo de denuncia. Pero es que, además, para este puñetero sistema su presencia en la calle se vuelve, en muchos casos, molesta: se impide su acceso a restaurantes y hoteles, se les prohíbe jugar a la pelota en las plazas y su simple presencia -solos- en un comercio resulta "sospechosa". La ciudad está pensada, cada vez más, para consumidores y los niños no lo son de manera directa. ¿Cómo se convirtieron las calles en espacios hostiles para la infancia? Todo apunta a un modelo urbano que excluye a la infancia. Ciudades diseñadas para que circule con facilidad y velocidad el vehículo privado, que arrinconan los espacios peatonales o los reserva al exclusivo uso comercial, que reduce los espacios de juego, circunscritos a parques y poco más, donde los niños tienen que compartir o competir por el espacio con los perros. Mientras, metro a metro, el espacio peatonal es colonizado por las terrazas que ya lo ocupan y acotan a perpetuidad. A esto se añade, en los barrios más deprimidos, un deterioro del espacio público que genera lugares atravesados por la violencia y la desigualdad. La invisibilización de la infancia en el espacio público sucede a la vez que se construye una narrativa tan idílica como cínica sobre el mundo infantil. Pero este relato tiene una cara sombría e inhumana, que oculta la voluntad de excluir a cierta infancia: aquella que proviene de los sectores más empobrecidos. Se trata, generalmente, de adolescentes y migrantes racializados, que son rechazados de plano. Recordemos el pánico moral que se ha creado alrededor de los “menas”, que llevó a Vox a pedir que se les prohibiese sentarse en las paradas de autobús en un barrio de Madrid. Es la criminalización de la infancia pobre. Para algunos el lugar donde debe estar la infancia es el hogar, el espacio privado, la fortaleza frente al miedo y el lugar más seguro para adoctrinar a voluntad.
jueves, 3 de julio de 2025
El tontico de todos los tiempos
Estoy hasta el gorro de esos periodistas de tres al cuarto que se emperran en demostrar que todo lo que sucede tiene que ser extraordinario. Menos ellos. Suelen ser impacientes, gesticulantes en exceso y gritones, disfrutan en lo superficial, no entienden mucho de casi todo y se creen muñidores de la maravilla. Y para demostrarlo acuden constantemente a expresiones del tipo "de la historia", "de todos los tiempos", "desde que se recuerda", "desde que hay registros"... El -llamémosle- tontico de todos los tiempos tiene algo de tontico de pueblo que mira pasar a la gente admirado, de numerólogo aficionado, palizas y cebador de gorrinos. El tontico de los récords cuenta todo en cifras y valora la importancia de cualquier acto por su importancia numérica. Más allá del número se queda sin argumentos. Si el asunto del que tiene que hablar no bate récords el tontico entra en pánico, se amustia y su noticia pierde brillo e interés. El tontico de todos los tiempos ha mamado de los "triunfadores" la visión empresarial del mundo. Sus referencias son los emprendedores y medio libro sobre Steve Jobs que se leyó un verano en la playa. Eso le ha hecho entender que el crecimiento lo es todo, que la esencia de las cosas no está en su naturaleza, sino en su volumen y cantidad. Lo importante es que el número de referencia supere al anterior. Por eso abusa de frases del tipo "más de diez mil personas.. .”, "el cincuenta por ciento más...", "de los que se tienen registros...". Hay una convicción en el tontico de todos los tiempos que dice que lo que no crece desaparece. Y es que el tontico no sabe que el tiempo es una cosa y "todos los tiempos" es otra más complicada. A fin de cuentas, el tontico de todos los tiempos quiere ser coetáneo del descubridor, conocido del conquistador, cronista de lo insólito y testigo de la hazaña. En el fondo tiene miedo al vacío y es víctima de una modernidad cuantificada. El tontico de todos los tiempos envía cartas de amor en un Excel. Y así le luce el pelo.
miércoles, 2 de julio de 2025
Fuenteovejuna
¿En qué momento los jóvenes, que en teoría deberían ser rebeldes y progresistas, se han tornado ultraconservadores? Al menos en materia política. Ello es posible porque, en política, uno no es solamente lo que piensa, ni lo que siente, ni lo que dice. En política, uno es -sobre todo- lo que consigue para los demás y lo que hace por los demás. Y claro, en un mundo cada vez más individualista, más egoísta, más ignorante... En Almagro se representa Fuenteovejuna, la obra donde Lope hablaba hace más de cuatro siglos de violencia, poder y justicia colectiva. De abusos, de cobardía, de miedo al poderoso, de mujeres que gritan... ¡Qué poco hemos avanzado! ¿Qué, por qué? Porque el Informe Juventud en España muestra que sólo el 41% de los hombres jóvenes apoya el feminismo. Un 23% afirma que la violencia de género es un invento ideológico. Lo que suponíamos pasado –el desprecio, la negación, el miedo disfrazado de superioridad– se revitaliza en redes sociales, dicho a boca llena por determinados referentes sociales. Lo peor, con todo, no es la ignorancia, sino el entusiasmo con que se repite. Los mensajes que niegan la violencia machista, que difunden la xenofobia o el ultranacionalismo, así como ideas retrógradas se extienden entre los jóvenes españoles. En la actualidad, la derecha es para una cantidad importante de jóvenes la opción más "rebelde" y "antisistema". ¿Se puede ser más ignorante y autolesivo?. Hemos creado generaciones que creen haberlo inventado todo pero ni siquiera han leído lo esencial. Pero el mundo, ya se sabe, no avanza en bloque. Hay quien, por ejemplo, continúa en pleno 1619. Unos quieren mejorar el futuro, otros descubren el fuego. Esperemos que ese fuego no nos queme a todos.
lunes, 30 de junio de 2025
¿Cómo que quién soy?
Ni 40, ni 50, ni 60, la que lo peta últimamente es la "crisis de los 25". Jóvenes perdidos que al llegar a esta edad sucumben a la presión por saber quiénes son, qué les gusta o cómo encauzar su vida. No les juzgo, a mí también me angustian esas preguntas. Yo también me pierdo preguntándome quién soy. Y eso que ya no me preocupa saber qué quiero ser de mayor. Tengo que decir que me han gustado muchas cosas, pero quizás no me ha apasionado ninguna. Al menos de antemano. Quiero decir que la categoría de los desorientados, entendida como aquella formada por los que no tienen una pasión vital que le corra por las venas desde pequeños, es mayoritaria. Nuestro rasgo más genuino es estar perdido. Yo prefiero prefiero definirme "por lo que hago" antes de "por lo que soy". ¿Ser?, ¿Cuándo? ¿Recién levantado, en un mal día, entre gente extraña, rodeado de amigos, haciendo lo que me gusta o soportando el truño mental de algún indocumentado? Me pregunto si esta crisis de personalidad de los jóvenes tendrá algo que ver con que no paren de mamar discursos en redes sociales que les animan continuamente a conocerse a sí mismos; con que la salud mental esté de moda. Pero cualquier fenómeno, al volverse popular, se transforma también en vaporoso y tiene el riesgo de ser dominado por "cuatro listos". Son esos que te cuelan en una sola frase la palabra “límites”, “autocuidado”, “priorizarse” o "apegos". Son los que están todo el día "gestionando" cosas y levantando "pilares de comunicación". El problema no es la turra, nivel texto de IA que te endiñan, es que el denominador común de todos estos términos es que hablan desde un Yo, para un Yo y pasando, también, por un Yo. Así acabaremos todos en astillados en nuestro propio ego pero, eso sí, con un máster en poner límites. No me sorprende que la chavalería se sienta perdida si para socializar tiene que tener tan en cuenta quiénes somos y qué necesitamos. Pero, coño, si yo sólo quiero quedar con los colegas a tomar unas cañas y contarles la lata que me está dando este padrastro.
sábado, 28 de junio de 2025
El verano es una mierda
Lo he decidido. Voy a crear una plataforma para presionar a las autoridades competentes con el objetivo de que el verano sea oficialmente declarado como una mierda de marca mayor. Hasta ahora su buena prensa se ha basado en otra de las malas pasadas que nos juega la añoranza. Es el recuerdo de nuestra vida de "estudiantes", cuando coincidiendo con el inicio del verano inaugurábamos unas largas vacaciones que duraban casi tanto como el estío. Más tarde, ya como mujeres y hombres de provecho, y siempre que tuviésemos un trabajo, nuestras vacaciones coincidían invariablemente con el verano. ¡Albricias, cómo me gusta el verano! No hombre, no te confundas, a tí lo que te gusta son las vacaciones, no trabajar, rascarte las pelotas a dos manos un tiempo prolongado. Por eso te pirras también por las navidades, la Semana Santa, los puentes, los findes y fiestas de guardar. No entiendo cómo la gente disfruta del verano, al margen de hosteleros, hoteleros, tour operadores, fabricantes de protectores solares, sombrillas de playa y frigopies. ¿Yo soy el raro por no querer estar sudando y peleándome a puñetazos con mosquitos todos los días? Llega el verano y toca levantarse a las 7 de la mañana a correr... A correr las cortinas, si no quieres que el sol haga arder las sábanas. Y ello después de una noche de perros, donde el calor te impide dormir y parece que te han atado la cama a una noria de las vueltas que das. La mañana la pasas enchufado al ventilador y al borde de la deshidratación. Si tienes que hacer algo en la calle que sea tempranito y por la sombra, que a las doce ya se pueden ver fulanos por la calle entrando en combustión espontánea. Y, por favor, no dejes el coche al sol si no quieres sufrir una desintegración térmica, graves quemaduras en las manos o una depilación por calor en la espalda. Y a partir de ahí, a encerrarse como un vampiro. Todo cerrado, las persianas casi bajadas y el aire acondicionado a tope. Así hasta que el calor quiera. Hay que estar desequilibrado para preferir el verano. Y un inconsciente para ver bondades en el "horario de verano", con "esas tardes tan largas y tan aprovechables". ¿Aprovechables? ¡Los cojones! Salvo que te dé gusto vivir como un ermitaño, encerrado hasta pasadas las diez, cuando sales a la calle a absorber el calor del suelo radiante. No sabes si te sientas en una terraza o en una parrilla. Y después están los efectos colaterales: los señores en pantalón corto, que, o parecen niños tontos o monstruos peludos; la cacofonía del ruido de las chancletas por el acerado y el traqueteo de las maletas con ruedas; piscinas atestadas, playas donde encontrar donde clavar la sombrilla es más difícil que sacar una oposición. Y está el soplagaitas que te dice: "Yo vengo a la playa a relajarme". El verano es, indudablemente, una mierda. Salvo para los que opinan que es mejor pasar calor en España que aburrirse en " La Ponia".
viernes, 27 de junio de 2025
Oda a la estupidez
Cada vez más me pregunto por qué siendo los humanos seres racionales, siempre ganan los malos. Y como no encuentro respuesta lo más razonable es hacer una oda a la estupidez, porque es inaceptable la discriminación que ésta sufre por los expertos como elemento explicativo de la realidad social. La idiotez -creo- es tan constitutiva de lo humano como la razón. El hecho de que la mayoría crea que el idiota siempre es el otro es un magnífico síntoma de estupidez humana colectiva. Esa mayoría piensa que pertenece al grupo bondadoso, solidario, dispuesto hacia el bien. Por muy hijos de puta que sean. ¿Por qué, entonces, las elites, los ricos, los medios, satanás, la banca o la clase política más miserable termina ganando siempre? Igual, no sé, quizá, es que somos idiotas. La idiocia es algo que nos describe como especie, algo propio, característico de lo humano. Y nuestra mayor estupidez es negar la imposibilidad de instaurar nuevos sistemas económicos y políticos, nuevos mundos, nuevas sociedades, pensando que la culpa de lo malo que nos pasa la tiene una minoría de malvados. La "mayoría" es fácilmente manipulable debido a una limitada capacidad analítica, racional y argumentativa en la que la estupidez es una propiedad masiva de todas las persona humanas, en tanto que humanas. Tan tuya, como mía. A no ser que seas un percebe. Y entonces da lo mismo. En fin, que la estupidez nos impide reconocernos como estúpidos. Aunque no es tan difícil. Parafraseando a Machado, es propio de estúpidos embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza.
jueves, 26 de junio de 2025
¿Qué es corrupción?
¿Qué es corrupción?, dices mientras se clava en mi pupila tu camisa azul. ¿Qué es corrupción?. ¿Y tú me lo preguntas?. Corrupción... eres tú. "Este Gobierno es el más corrupto que ha tenido España", repite con frenesí Feijóo. "Sánchez es corrupto, el PSOE es corrupto", replica la derecha mediática con el tonillo reverberador de un coro de tragedia griega. Lo dicen con esa memoria selectiva, sectaria y podrida, capaz de ocultar la larga travesía judicial del PP: la trama Gürtel, la trama Púnica, el caso Nóos, el caso Palma Arena... Y las 30 causas que aún le quedan pendientes, donde se juzgará desde el amaño de adjudicaciones públicas al uso de fondos reservados para operaciones parapoliciales, pasando por el cobro de sobornos, planes urbanísticos ilegales, tráfico de influencias, financiación irregular... Y de la ultraderecha mejor no hablar. Con una corta trayectoria política y sin haber tocado poder, salvo el que procede del "chantaje" al que somete al PP en CC.AA. y Ayuntamientos, Vox ya puede presumir de que la Fiscalía Anticorrupción le investiga por presunta financiación ilegal y, en julio de 2024, el Tribunal de Cuentas le sancionó con una multa por financiación irregular. Macarena Olona -y muchos otros que la han seguido fuera del partido- ya acusó a su formación de ser “una estafa” y denunció lo que denominó “el negocio del patriotismo”. “Apesta a corrupción, hemos pasado del todo por la patria a todo por la pasta", dijo. Muchos opinan que la corrupción es consustancial al régimen del 78, o sea, que la Transición no pudo -o no quiso- acabar con la corrupción sistémica de la Dictadura. Yo voy más allá y sostengo que la sociedad española está podrida en este tema y permite que haya corrupción política. Sólo hay que mirar alrededor y ver cómo en este país la "picaresca", la trampa es el pan nuestro de cada día y el pequeño defraudador es casi un héroe popular. Al español no le preocupa la corrupción, salvo que eso sirva para hundir al adversario. Hay algo de banal y rutinario en el corrupto, un dejarse llevar, una conciencia laxa de estar haciendo lo que siempre se ha hecho sin mayor escándalo ni consecuencia. En determinados contextos la persona honrada y cabal es vista como a alguien dudoso e indigno de admiración. Aquí somos más de silencio tácito y cómplice camaradería frente al pequeño fraude. La corrupción no es una falla del sistema, sino el sistema mismo. Hay una corrupción que alcanza a la judicatura, sus lawfares de charanga y pandereta, sus imputaciones a la carta y su intervencionismo político. Hay empresas corruptoras que compran contratos. Las élites bancarias especulan y pagan con tarjetas black y engrasan todo un laberinto de puertas giratorias. Hay telepredicadores y traficantes de noticias falsas que se venden por un plato de lentejas. Pero si hasta los investigadores de la UCO suscitan dudas con sus operaciones opacas y sus oportunas filtraciones. Pero si hasta el Emérito tuvo que salir por patas entre indicios de cohecho, blanqueo y delitos fiscales. Los indignados por la corrupción se indignan en medio de un muladar en descomposición que siempre apestó a comilona de gusanos.
lunes, 23 de junio de 2025
Me imagino lo peor
Me niego a pensar que el esfuerzo que hizo la generación de mis padres y aquella a la que pertenezco para que sus hijos vivieran en un mundo mejor que en el que ellos crecieron no ha servido de nada, y que existe además un alto riesgo de involución, ahora con el apoyo suicida de los que vivirán peor. La ofensiva ultra parece imparable y triunfa con la promesa de volver a una época gris, casposa, de subdesarrollo económico, político, social y moral camuflado en una falsa grandeza. El jefe de los obispos españoles lleva semanas metiéndose en política y demostrando que es un fascista redomado. Se frota las manos porque su negocio reflota con el ascenso de las derechas. Aunque nunca lo vieron peligrar, adoctrinados como tienen a la mitad de los jóvenes del país en colegios concertados, pero quieren más. Lo quieren todo: Aborto fuera, matrimonio igualitario fuera, hijos con padres o madres del mismo sexo fuera, igualdad de la mujer fuera, derechos LGTB fuera, ¡que ya está bien, hombre!. También los bancos y los empresarios se frotan las manos, hartos ya de ganar menos de lo que les gustaría, cabreados con "sus" impuestos, con las subidas de salarios y pensiones, cuestionando las becas a quienes no tienen recursos, pugnando por acabar con las subvenciones a oenegés, con las ayudas a los desfavorecidos… Me imagino a los ultras soñando con machacar a catalanes y vascos, a las autonomías en general, deportando inmigrantes, imponiendo el machismo más casposo. Me imagino centros de atención a la mujer maltratada clausurados, teatros cerrados, libros y conciertos prohibidos, películas censuradas ¡Muera la inteligencia, carajo! Me imagino a las derechas ocupando el poder con prisa por "deshacer entuertos", lo que para ellas significa machacar la educación y sanidad públicas, anular y retrotraer los avances laborales y sociales, las políticas de igualdad, las de ayuda a los desfavorecidos... Me imagino a esta gente anulando y desmantelando la Ley de Memoria, volviendo a ponerle a las calles nombres como General Yagüe, General Mola, Queipo de Llano o Avenida Francisco Franco. Sin otro proyecto político que machacar a las clases bajas, privilegiar aún más a los ricos, desmantelar lo poco que queda del estado del bienestar y liquidar los avances sociales o dejarlos vacíos de contenido. Como tantas veces ocurre, la importancia de lo que se tiene no se ve hasta que se pierde. La imagen de Ayuso desarrollando un acto institucional en un Burger King para celebrar el 50 aniversario de su inauguración es toda una metáfora. Señores y señoras patriotas de banderita hasta en el elástico de la ropa interior: más defender lo nuestro y menos promocionar el consumismo extranjero. Hagan ustedes suya la frase de ¡Más flamenquines y menos burgerkines!
Cansancio vital
Vivimos en la era del "cansancio contemporáneo". Es un cansancio total: cansancio físico y mental provocado por la falta de descanso, el afán de llenar el tiempo con todo tipo de actividades, el consumo inmoderado de pantallas, el ansia de producir o consumir sin fin, de acumular bienes materiales y socializar hasta anular el necesario tiempo con nosotros mismos. Es un cansancio vital, una sensación de no tener un futuro que nos lleva a la apatía, una constante que nos hace preguntarnos cómo hemos llegado hasta aquí y, sobre todo, cómo podemos salir de ahí. Es la secuela de una sociedad capitalista en la que el individuo está llamado a producir y consumir de manera constante, confundiendo su valor con su trabajo, como la clave que lleva a esta sociedad de personas que se sienten vacías por dentro. Pero también este cansancio es hijo de la precariedad, y la perspectiva de un futuro en el que el individuo no cree tener capacidad de acción, mientras que la creatividad, el único motor para combatirlo, sigue su fase menguante. A menudo es la crónica de una apatía extrema pese a tener la vida resuelta, lo que provoca un vacío, una insatisfacción sentimental que agacha el ánimo. Es urgente buscar maneras de enfrentarse a ese vacío, pensar soluciones efectivas que pasan, desde subvertir con pequeños actos el sistema desde dentro, a mirarnos desde el futuro en forma de fábula. Pero sobre todo es necesario que aprendamos a reflexionar, a dialogar, a convivir serenamente y en soledad con nosotros mismos. Todo con tal de dejar de estar cansados.
domingo, 22 de junio de 2025
Trump y Feijoo, la misma mierda
De vez en cuando conviene apartar la hojarasca, remover el fango, limpiar el estiercol para poder vislumbrar la verdad. Sobre todo en un mundo donde domina la posverdad, esa distorsión deliberada de la realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales. Trump, en su discurso en la noche electoral dijo "No voy a empezar guerras, voy a frenarlas". Este necio con mala baba ya había hecho esta promesa durante su campaña, comprometiéndose a lograr la paz tanto en Ucrania como en Oriente Próximo. Este engañabobos iba a acabar con la guerra de Ucrania en 3 días, pero se quedó en marioneta de Putin. Iba a "arreglar" Oriente Medio, pero ha preferido defender los intereses de un Estado genocida y acercarnos a todos a un conflicto mundial de imprevisibles consecuencias. EE.UU. e Israel se comportan como matones sin escrúpulos, como asesinos sin alma ni conciencia. Y lo hacen con total impunidad, la que le permiten sus socios. Total, la Unión Europea sólo ha tardado 20 meses, o lo que es lo mismo, 60.000 muertos en darse cuenta que las acciones de Israel en la Franja de Gaza "incumplen las disposiciones sobre derechos humanos contenidas en su Acuerdo de Asociación con la UE". Y sigue refiriéndose al genocidio como una guerra? ¿Aceptar dañar las políticas sociales para aumentar hasta el 5% nuestra contribución a la OTAN, una marioneta en manos de los cómplices y colaboradores de un genocidio? ¡Váyanse ustedes a la mismísima mierda! Aquí, Feijoo, que ya se ve cambiando las cortinas de Moncloa y redecorando la sede de su partido pagada con dinero negro, en una de las raras ocasiones en las que habla de lo que realmente piensa hacer con sus socios de ultraderecha cuando forme gobierno, ha dicho que "el incremento indiscriminado del Salario Mínimo Interprofesional lo único que conlleva es esfuerzo salarial de las empresas, esfuerzo impositivo de los trabajadores y recaudación para el Gobierno" A lo mejor los que se creen sus mentiras pueden leer aquí entre líneas la verdadera política laboral y social que esta gente va a aplicar. Que aprenda de Trump y Netanyahu, que comience las deportaciones masivas y cuando se incrementen las colas del hambre que las bombardee para acabar con el problema de la desigualdad.
miércoles, 18 de junio de 2025
De Santos y cuervos
Se atribuye a Groucho Marx la frase de que "la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. Lo cierto es que en España gobierno y oposición se han convertido en expertos en discutir por el precio de los garbanzos para evitar debatir unos problemas que ninguno quiere afrontar. Sánchez es ya un político amortizado. Quizá tenga sus manos limpias pero su responsabilidad en el nombramiento de los corruptos -creo que la corrupción está en el ADN de los españoles- le hace acreedor de haber cometido "culpa in vigilando". Visto así ya está tardando en dimitir. Con este escándalo se lo han puesto en bandeja al PP. Como dice el refrán, al partido de Feijóo le ha venido Dios a ver. Dios y unos cuantos santos más, sobre todo Santos Cerdán. Y como siempre, el problema se deriva a los ciudadanos, porque partiendo de la base de que la enfermedad existe, ahora el remedio puede ser peor que la enfermedad. Esto nos lleva de nuevo a la alternancia bipartidista, al gobierno de una derecha con un pasado y un presente inundado de corrupción y entregado a las exigencias de una ultraderecha que a la corrupción material le une la moral, la de una ideología podrida y preñada de odio. Olvidemos, por pasados, el caso ERE del PSOE; la trama Gürtel, la trama Púnica, el caso Lezo, el caso Rato, las cuentas en B, los sobresueldos del PP. No pensemos más si Felipe González era la X de Filesa o quién demonios sería ese tal M. Rajoy de los papeles de Bárcenas. Que Koldo, Ábalos y Cerdán invitan a Sánchez a coger carretera y manta está claro. Pero ahora, ¿confiamos en un partido que en la Comunidad de Madrid de Ayuso están siendo investigados el novio y el hermano por tramas de corrupción; en Andalucía, Moreno Bonilla cesa a los interventores que están investigando asuntos de corrupción; el señor Mazón está investigado por financiación irregular; Mañueco tiene dos viceconsejeros recientemente condenados; Rueda mantiene en su cargo a un consejero a pesar de que había sido denunciado... En definitiva, un partido que hoy por hoy tiene 32 causas judiciales en diferentes fases procesales? ¿Obviamos que Vox, su principal aliado, acaba de ser condenado por el Tribunal de Cuentas por financiación irregular? Sólo espero que unos sinvergüenzas no nos hundan la moral, que no empujen a más gente al cinismo y la autolesión, que no den más alas a los cuervos y que éstos no se posen en la percha desde la que nos sacarán los ojos.
domingo, 15 de junio de 2025
Harto de la crispación
Lo confieso: estoy harto. Harto de crispación, de confusión, de manipulación, de mentiras. Harto de que la gente diga, crispada, que hay demasiada crispación. Harto de los que creen y profesan que para ganar las elecciones lo que hay que hacer es someter a los ciudadanos a una continua tempestad de mentiras, gritos, amenazas, manipulaciones y, en definitiva, a esa tensión de la que los españoles dicen estar hartos. Harto de aquellos que se autotitulan demócratas pero justifican o defienden el franquismo. Harto de los que se autotitulan constitucionalistas y pisotean a diario el espíritu de la Constitución. Harto de defensores del pacto y el consenso que nunca llegan a pactos ni a consensos. Harto de defensores de la división de poderes que deslegitiman al Ejecutivo porque no están en él, al legislativo porque son minoría y al judicial si no pueden obtener beneficios de su podredumbre. Harto de conspiraciones en boca de quienes conspiran a la vista de todos. Harto de un Estado que tiene más cloacas que la antigua Roma. Harto de jueces que hacen política en sus juzgados y después se rasgan las vestiduras cuando se les acusa de tomar partido. Harto de los que se encogen ante la crispación y dejan vía libre al fascismo rampante. Harto de los que se sienten perjudicados por el sistema y votan opciones que, si llegan al poder, sólo someterían a la ciudadanía a una larga pesadilla de desmantelamiento social, censura y abandono de los servicios públicos. Harto de los que piensan que todo va mal, que todo está peor que antes, que vamos a la catástrofe y que -por supuesto- todo es culpa de "los otros". Harto de que, sin venir a cuento y sin tener el más mínimo interés, la gente me refriegue sus ideas políticas sectarias para que yo las confirme. Harto de la gente que repite frases mitineras o eslóganes partidarios sin aportar argumentos alguno. Harto de la crispación interesada, de la mala educación, de la zafiedad, de la hipocresía, del cinismo, del miedo injustificado y de quienes lo propagan. Sin distinciones, sin banderas y sin ideología estoy harto de los políticos que lejos de resolver problemas los generan a diario con el único objetivo de alcanzar o permanecer en el poder. Así que, a todos los que crispan o participan de la crispación, les digo: ¡Váyanse ustedes a la mierda y déjennos respirar!
domingo, 1 de junio de 2025
Don Quijote
En un estudio de hace diez años se llegaba a la conclusión de que poco más de la cuarta parte de los españoles había leído El Quijote, esa novela -la primera moderna- que el Instituto Nobel de Oslo eligió como el mejor libro de todos los tiempos. No creo que entre ese poco más del 20% haya muchos "patriotas", pues ya sabemos que éstos suelen despreciar la literatura, el cine y otras manifestaciones de la cultura española "por ser cosa de rojos y maricones". El porcentaje no ha debido mejorar en la última década. Por un lado porque ha triunfado la cruzada empeñada en eliminar del programa de segundo ciclo de la ESO y Bachillerato la lectura de las grandes obras de los clásicos españoles: De La Celestina a El Quijote; del Lazarillo de Tormes a El árbol de la Ciencia. ¡Es que estos libros asustan a la chiquillería y castran el ímpetu lector de los adolescentes!, dicen estos expertos en trazar itinerarios de lectura que, la más de las veces, acaban naufragando en las aguas profundas de los videos de Youtube y en las costas rocosas de Tik tok. Escucho a uno de estos expertos, un literato veterano que lo sabe todo y todo nos lo quiere enseñar en la presentación de su última novela para adolescentes de 15 a 50 años, pontificar sobre que no sólo los adjetivos son enemigos de la prosa, también los adverbios. "Ah, esa prosa inservible llena de adjetivos", se lamenta. Lo miro de reojo por ver si le brilla el mentón de babear su propia imagen. "Jamás un adjetivo!", añade. "¡Un adjetivo es el mayor enemigo de la Literatura!", insiste, mirando a cámara desde el lugar donde el desprecio se cruza con la idiocia a la que algunos llaman soberbia por no herir a los imbéciles. Y ahí se me vino a la cabeza que en un lugar de La Mancha vivió "un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor". Y me dije: ¡Toma adjetivos, sabiondo fatuo!. Otro "enterao" que no se ha leído El Quijote y se cree un genio de la modernidad literaria porque sus libros se venden en un estanco.
Miradas que abrazan
Desde que abrimos los ojos con un mínimo de consciencia nos bañamos en lenguaje verbal y no verbal. A veces me parece que todo nos está diciendo algo. A ratos me doy cuenta de que solo soy yo el que me hablo. A veces, cuando todo es hielo y permaneces rígido de pura soledad, casi todo mensaje es bienvenido, aunque notes que la discordancia entre lenguajes diferentes da mucho frío. Prefiero recibir mensajes pero percibo que cada vez hay más gente que no sabe escuchar y menos hablar los dos idiomas que todos hablamos aún sin saberlo. Los que sí saben suelen ser oportunos, acertar con las respuestas, acompañar cuando es eso lo que están queriendo. Son personas con las que puedes tener un secreto compartido, un orgullo secreto, como una velita encendida que cuidar juntos. Después están los que no son capaces ni de escucharse a sí mismos, los que nunca entenderán que la vida tiene drama para todos y nada de lo que te pase es único. Lo único que vale es la experiencia de vivir -distinta a la de, simplemente, estar- , tus hechos, tus momentos íntimos compartidos o en solitario. Esos son solo tuyos, son tu patrimonio más valioso y tu legado, el que sedimentará en el terreno humano, como el polvo que somos y seremos. Y cuando llegas ahí, cuando lo tocas, te haces muy consciente de que el cariño sincero calienta y el de compromiso resbala. Los abrazos falsarios son torpes y hacen daño. Conviene evitarlos. En la montaña rusa de emociones que es la vida, uno aprende a valorar en su justa enorme medida los silencios, las miradas que arropan, los apretones de manos que sustituyen cualquier palabra, las lágrimas que solo se asoman para abrazarte. Los años deben haberte ayudado a construir tu fortaleza, a pasar de casi todo. He aprendido a escabullirme de un abrazo indeseado, estoy aprendiendo a darme permiso de estar triste en público sin criticármelo, sin que ese poder me arrastre al pozo, e intento perfeccionar la técnica de distinguir las miradas que abrazan.
sábado, 31 de mayo de 2025
Amnesia colectiva
¡Extra, extra. La derecha española ha redescubierto la ética pública! Y lo ha hecho con una pasión casi mística. Su defensa se ha convertido, para ellos, en un mandato casi divino. Sus portavoces -el de diario, la de fin de semana y los de vacaciones y fiestas de guardar- se proclaman guardianes de la transparencia, se rasgan las vestiduras en sede parlamentaria y, con el dedo en alto, exigen dimisiones inmediatas, purgas políticas y juicios mediáticos ante cada sospecha —real o inventada— que roce al Gobierno. Al de la nación, no a los autonómicos o locales que ellos presiden. Esta indignación repentina parece haberse activado tras un profundo ejercicio de amnesia colectiva: la que borra de la memoria todo lo relacionado con Bárcenas, los sobres en B, la sede de Génova reformada con dinero negro, los condenados de la trama Gürtel, las ranas de la "charca" de Esperanza Aguirre y ese largo catálogo de corrupción estructural que convirtió al Partido Popular, de Valencia a Galicia, pasando por Madrid, en el primer partido condenado por corrupción en España. Y ahí tenemos a Feijoo, un tipo que tiene como tarjeta de presentación una foto en el yate de su amigo Marcial Dorado, un conocido narco gallego, llamando a poner fin al Gobierno de Sánchez, al que tacha de mafioso y corrupto. Ahí tenemos a la presidenta de la Comunidad de Madrid -antecedida por Ruiz-Gallardón, investigado en el caso Lezo; Ignacio González, que fue a prisión por este mismo asunto; Esperanza Aguirre, que dimitió acosada por la trama clientelar corrupta que la rodeó; Cifuentes -la ladrona de cremas- señalada por la Guardia Civil por cohecho y prevaricación en el caso Púnica- defendiendo frente al Gobierno la "pureza, pulcra objetividad y virginal honestidad" de la UCO un rato después de fichar al "capitán Bonilla", un ex miembro de la "UCO patriótica" que habla de "hacer desaparecer a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias; matar a los rojomorados; o usar a algún sicario venezolano para ponerle a alguno una bomba lapa en los bajos". Y así nos olvidamos del caso Avalmadrid, que afecta a los padres de Ayuso; del asuntillo de las mascarillas que implicó a su hermano y de los delitos de fraude fiscal, facturas falsas, corrupción en los negocios y administración desleal que se le adjudican a su novio. Y Mazón, en un mitin para incondicionales, presume de sus pactos con la ultraderecha y tiene los santos cojones de decir que los valencianos están cansados de esperar las ayudas prometidas por el gobierno. Y lo dice él, que en una situación crítica de alerta roja se fue de comilona y lo estuvieron esperando durante horas para emitir una alerta mientras morían más de 200 personas. Como digo, amnesia selectiva y colectiva.
El cuñao moderno
Me da a mí que el concepto de "cuñao" lo inventó un cuñao. Antes el cuñao, como el turrón, volvía por Navidad. Ahora es omnipresente, e inquebrantable en su intención de dar la turra. Se comporta como un tertuliano de trincheras, faltón, impaciente y gritón, que disfruta en la banalidad de los argumentos, no sabe mucho de casi nada y mira a los que no piensan como él por encima del hombro. El cuñao moderno añora un pasado irreal y vive el presente con la guía que le escriben sus ideólogos de cabecera. El cuñao de banderita e ideología de mercadillo de barrio es muy vehemente en las formas, tirando a lo agresivo. Y ya le gustaría zurrarle a los que le incomodan. Es simplista en sus argumentos, casi infantil, aunque sus ideas no son propias, le llegan por "tradición oral". Todos los problemas del mundo los soluciona él "echandole cojones". Muy egoista en lo económico, es experto en articular frases con las palabras yo, mi, me, commigo, lo mio y "pa mi". Si invita a cañas te lo recordará la siguiente vez. Aunque simula modernidad, la confunde con moda cuñada, de ahí que su vestimenta sea muy rancia y previsible, casi un uniforme. El cuñao más tóxico es mucho de irse de putas, insultar a rojos, homosexuales, feministas, moros y ecologistas; coquetear con las ideas fachas, saltarse semaforos, oponerse a todo lo que le límite hacer lo que le sale de sus "santos cojones" o trincar pasta no debida. Nada de esto -cree él- le impide ser un buen cristiano. Se lo cuentas al cura y "pa lante". Sus temas de conversacion favoritos son futbol, politica, mujeres, política, trabajo, política, dinero y trabajo. El resto de los temas le importan "un coño". Todo lo que tenga que ver con la cultura y el conocimiento le provoca sarpullido. Y, por supuesto, si no piensas o haces lo que el considera ser buen español, no eres español. Y que quede claro que el no es de izquierdas ni derechas, solo usa su "sentido común". El espectro social del cuñao abarca desde las rentas más altas hasta el obrero de derechas, pasando por machistas que odian el feminismo porque saben que dinamitan sus privilegios, maltratadores que saben con quién lo tendrán más fácil, borrachos de barra que admiran a quién les ha mantenido los bares abiertos, gente mayor aterrada con okupas que nunca han visto; racistas, homófobos, monárquicos serviles, franquistas, fascistas varios... En fin, una auténtica horda que se enfrentan al “comunismo” como quien baja a tomarse unas copas. Intolerantes con la diversidad, los vulnerables y la pobreza, pero muy tolerantes con "su" corrupción y las desigualdades. Y ojito que no te digan eso de "esto es España y si no te gusta te piras".
jueves, 29 de mayo de 2025
Opiniones y silencios
Nos han dicho tantas veces que todas las opiniones son respetables que nos lo hemos creído. Y así nos luce el pelo. Las opiniones sólo son la exteriorización de los procesos mentales de un individuo, sea este un genio, un tarado o un imbécil. Por si mismas no sirven para nada porque son valoraciones que alguien hace sobre algo, influido por sus propios intereses, valores, gustos, emociones o sentimientos. Lo que tiene valor no son nuestras ideas sino los argumentos con que las sostenemos. Por eso es un problema que tanta gente se sienta autorizada a expresar sus opiniones exigiendo respeto por muy mierdas que estás sean. Se dedican a opinar autoeximiéndose de razonar, aportar datos verificables o asumir un compromiso deontológico. ¡Valiente mierda!. Convendría que los que padecen taras cognitivas se abstuviesen de regalarnos opiniones desinformadas sobre una realidad que parecen desconocer. Esto es producto de la polarización y el imperativo social de tener que tomar siempre partido. Hay que elegir bando incondicional y manifestarlo pública e impúdicamente, aunque eso supongo certificar tu idiocia. Y así, un día se va la luz y un fulano que de electricidad sólo sabe que un enchufe tiene dos "bujeros", tras darse un atracón de su tertulia de confianza exige de inmediato una opinión categórica sobre las disfunciones endógenas de la infraestructura eléctrica, la extracción de silicio para la industria fotovoltaica y el marco regulatorio de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. ¡Joder, que tropa!, aunque también te digo que, a veces, callar es la forma más innoble de tomar partido. Ahí el enemigo es el silencio. El silencio de esos que miran hacia otro lado cuando ven niños aplastados, bebés hambrientos, madres que lloran, padres que buscan a sus familias entre los escombros. Y no son opiniones.
martes, 27 de mayo de 2025
"Tó igual"
¡A tomar por saco la originalidad! Los libros que se leen -o se dice que se leen-, la música que se oye, las películas o las series que se ven, los restaurantes a los que se acude, esos "sitios únicos y maravillosos" (al menos antes de que se peten) que no te puedes perder... Todo es objeto de consumo y víctima de las modas. Todas estas cosas se fotografían y se exhiben en alguna red social. Parecen el resultado de la selección de un comité invisible de recomendadores universales y vienen con una fanfarria de opiniones, cifras y titulares facilones. De pronto, todo el mundo lo está leyendo, oyendo, viendo, degustando, disfrutando. O eso dicen. Llegados a este punto yo, en mi cinismo defensivo y socarrón, cuando me preguntan qué has leído, oído, visto... suelo decir: "El Pronto; a los pájaros; he visto cosas que vosotros no creeríais... Y así. Las plataformas saben lo que nos gusta el comportamiento mimético y se aprovechan: sus algoritmos no recomiendan, empujan. Así todos leemos lo mismo, vemos lo mismo, oímos lo mismo, comentamos lo mismo, nos emocionamos a la vez. Ya nadie descubre nada: lo que hay que leer, ver, oír, sentir, viene prescrito, como una receta del médico de cabecera. Es lógico que el entretenimiento sea así en la gente que ha renunciado a pensar por libre. Las listas de reproducción "personalizadas" son una risa pues te dan exactamente lo mismo que al resto. El filósofo Byung-Chul Han sostiene que vivimos en una era de exceso de positividad, donde lo más visible y aplaudido se impone sobre lo diverso. Tenemos más opciones que nunca, pero cada vez nos atrevemos menos a elegir por nosotros mismos. Hacerlo implica un riesgo pero no hacerlo lleva a renunciar a la libertad.
lunes, 26 de mayo de 2025
Etapa Oviedo a Grado
ETAPA OVIEDO-GRADO
La primera etapa del Camino Primitivo tiene un recorrido de 25,8 kilómetros. Su perfil presenta frecuentes desniveles, aunque el más destacado es la subida la alto del Escamplero. Un trazado que ya nos pone sobre aviso de que el Camino Primitivo no es precisamente un paseo.
Oviedo (km. 0). Inicio del Camino Primitivo.
El Camino Primitivo nace desde la Catedral de San Salvador de Oviedo. Desde allí tomamos por la izquierda, la calle Schultz. Si seguimos esta misma calle en la otra dirección, encontraremos el trazado del Camino de Norte.
Siguiendo las vieiras de bronce que encontraremos en el suelo, giramos a la derecha por la calle San Juan, y salimos a la calle Jovellanos. La cruzamos de frente y tomamos la calle La Luna. Por ésta llegamos a calle Covadonga, que conecta con Melquiades Álvarez.
Ésta se ensancha en calle de la Independencia, por la que salimos a la avenida del mismo nombre, que coincide con la carretera N-634. Doblamos a la izquierda y pasamos por las torres Asturias y Cervantes.
Las flechas amarillas nos conducen a la avenida Príncipe de Asturias, que desemboca en la calle Samuel Sánchez. La senda jacobea continúa por la calle Argañosa, atravesando todo el barrio. A la altura del bar El Choque, cruzamos la vías del FEVE y encontramos el primer mojón del Camino de Santiago (km. 2,5).
Tras el cruce de las vías, la senda se desvía a la derecha, por calle I El Diácono, y luego sigue por la izquierda, por la calle José María Fernández Buelta. Otro giro a la derecha nos conduce a la calle Illas, que desemboca en la avenida de la Florida.
A 300 metros encontramos una rotonda, con una talla de bronce de Santiago. Pasamos junto a un parque infantil y continuamos por la calle Muros de Nalón. Rodeamos una parcela y salimos a una carretera local que, en subida, nos lleva hasta San Lázaro de Paniceres (km. 4,6).
San Lázaro de Paniceres (km. 4,6).
Consejos prácticos para este tramo: En este tramo avanzarás por una pista de hormigón y, posteriormente, por una bajada llena de surcos. Los peregrinos que realicen el Camino de Santiago en bicicleta deberán poner especial atención en este tramo. ¡Buen Camino!
En este punto tenemos unas buenas vistas del monte Naranco, donde se sitúan las iglesias de Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo; y en su cima, la escultura del Sagrado Corazón. Seguimos por la carretera local, dejando La Braña y Pachuca a nuestra derecha.
Antes de llegar a Las Campas, encontramos un desvío a Villamar. Siguiendo una pista de hormigón y rodeados de robles y castaños, continuamos hasta Llampaxuga, donde nos recibe la capilla del Carmen (km. 7,1).
Dejamos la capilla atrás y tomamos un desvío a la derecha para hacer frente a un pronunciado descenso. Salvamos el reguero de la Huerta y llegamos junto al lavadero de La Pipera, para luego subir hasta Llubrio.
En seguida, llegamos a la parroquia de Lloriana, donde nos espera la Iglesia de Santa María. Desde este núcleo volvemos a bajar hasta la AS-232 y nos adentramos en La Bolguina (km. 8,8).
La Bolguina (km. 8,8).
Consejos prácticos para este tramo: En este tramo efectuarás el ascenso al alto del Escamplero, tómatelo con calma para no forzar las articulaciones desde el primer día. ¡Buen Camino!
Siguiendo el trazado de la carretera AS-232 volvemos a subir, rumbo a Fabarín. En este núcleo abandonamos el vial y cruzamos el Puente Gallegos, que atraviesa el río Nora. Nos despedimos así del municipio de Oviedo y entramos en el de Las Regueras.
Regresamos a la carretera, por la que atravesamos la localidad de Gallegos. Entre los puntos kilométricos siete y ocho, encontramos un desvío a mano derecha que nos conduce a El Castañéu del Soldáu.
Siguiendo una agradable senda de ribera, flanqueada por enormes castaños, llegamos al molino de Quintos (km. 11). Desde aquí iniciamos un duro ascenso que pasa por Arroxos y sale a la carretera AS-232, pocos metros antes de llegar al alto.
Dejando Casa Concha a nuestra derecha, tomamos el desvío de la AS-234 que conduce a Valsera y Santullano. Llegamos así al alto de Escamplero (km. 12,7).
Escamplero (km. 12,7).
Consejos prácticos para este tramo: Las termas de Santa Eulalia de Valduno se sitúan a 300 metros de la senda jacobea, quizás te interese desviarte para visitarlas. ¡Buen Camino!
Continuamos por la carretera AS-234 y antes de llegar al punto kilométrico 1, la abandonamos por la izquierda. En bajada, regresamos nuevamente al vial y nos internamos en Valsera, donde encontramos a los pies de la ruta la Capilla de Fátima (km. 13,8).
Pasado el templo dejamos el vial por una pista de asfalto que discurre entre prados y colinas calizas. En las cercanía a La Rabaza, nos desviamos por un camino que nace a nuestra izquierda. La senda sale a una carretera que nos conduce a Premoño (km. 17), donde nos recibe la capilla de Santa Ana.
Abandonamos la carretera por la derecha y, siguiendo una senda rodeada de robles y castaños, descendemos al valle de Ardaje, por el que discurre el arroyo de la Llonga. Pasamos junto al desvío que conduce a las termas romanas de Santa Eulalia de Valduno, a 300 metros del camino (km. 18,1).
Siguiendo un camino de hierba llegamos a La Fuente, donde se sitúa el caserón Alonso Pevida. Salimos a la carretera y la seguimos hacia la derecha, para llegar rápidamente a Paladín (km. 19,7).
Paladín (km. 19,7).
Consejos prácticos para este tramo: Ánimo, algo más de una hora de recorrido y ya habrás completado la primera etapa. ¡Buen Camino!
Doblamos por la carretera y atravesamos el núcleo de Puerma. Unos cientos de metros después, abandonamos el asfalto por nuestra izquierda y pasamos junto a una casa conocida con el nombre de El Fornu. Cruzamos la pasarela de las Xanas y por una senda de ribera salimos a la carretera AS-234, por la que entramos en L’Arache (km. 22).
Continuamos y cruzamos el puente de Peñaflor y salimos a la N-634, por la que llegamos a la Iglesia de San Juan de Peñaflor (km. 22,9) en el consejo de Grado. A 250 metros doblamos a la derecha y pasamos bajo las vías del tren.
Siguiendo una pista atravesamos la vega de Grado y nos adentramos en Grado por el barrio de San Pelayo, donde volvemos a cruzar las vías. Tras éstas giramos a la izquierda por la calle Ferrocarril y luego viramos a la derecha por la calle del Puente.
Atravesamos el río Cubia y continuamos por la avenida principal. A la altura del parque de San Antonio salimos de la avenida por la izquierda y llegamos al Ayuntamiento de Grado.