Pues esta vez tampoco has acertado, pero has estado cerca. Cómo demuestra la foto es un antepasado mío, pero no es oro todo lo que reluce. Sólo la aureola mística, que la tenía brillante como una patena a base de frotarla con una gamuza de piel de conejo untada con netol y saliva. Su nombre es una mala traducción. El verdadero era Jonás y le conocían como "el que más va al bar". Y, claro, los pastores belgas (los perros no, los de alzacuello), sin saber papa de andalú y muy aficionados a la cerveza, tradujeron el nombre como Juan Berchmans. A muy temprana edad no sintió la llamada de Dios. Después tampoco. Pero el era tornero fresador, se hizo daño en la muñeca por beber del botijo a una mano, desarrolló el síndrome del túnel carpiano y tuvo que dejar el trabajo. Como no sabía hacer otra cosa, salvo cantar flamenco por martinetes como la madre que lo parió, acabó emigrando a Bélgica con una talega de ropa y una gallina utrerana. Al llegar llevaba una chaqueta de su primo y un jersey de cuello alto que le quedaba ridículo de chico. Tanto que al meter la cabeza rajó la parte anterior del cuello, de manera que asomaba por ella el pico de una camiseta blanca de franela, cuyo tejido estaba más tieso que el obispo de Cádiz en una guardería. Total, que parecía que llevaba un alzacuello, lo confundieron con un sacerdote y lo alojaron en el convento jesuita de Villiers. Allí, harto sopas, dedicó su vida al estudio de la elaboración de chocolates y, en sus ratos libres, a hacer chuletas, con las cuales acabó aprobando las oposiciones a presbítero del convento. Tras ello mandó "convento" fresco la vida seglar y se dedicó a vivir del cuento piadoso. Pero eran malos tiempos para la orden jesuítica, escaseaban las limosnas y los monjes estaban más quemados que el mapa de Bonanza, así que el convento montó una FP concertada de Fabricación Mecánica para aprovechar la experiencia de Jonás. Y ahí, como bien dice el texto, fue considerado un modelo para sus jóvenes estudiantes, pues para ir a clase se ponía unos monos muy ajustados que le hacían tipín y se dedicaba a cantar flamenco. Con el ruido de las máquinas no se oía bien su voz y un cachondo de la FP básica corrió la voz de que sonaba como Rosalía. Fue su triunfo definitivo. Pero -ahí también lleva razón el texto- empezó a destacar en su alegría y fidelidad a las reglas. Hasta tal punto que se fabricó una metálica con la que se dedicó a abrear de palmetazos a todo alumno que no progresaba adecuadamente. Esa fue su perdición. Un padre del consejo escolar lo denunció a inspección, lo emplumaron y ahí comenzó su martirio. Fue condenado a no jubilarse nunca, lo apartaron de los talleres y lo confinaron en el aula de convivencia para que elaborase actas, rellenase a mano y por triplicado todo tipo de inútiles informes, se encargase de todo el proceso de evaluación, mejora y recuperación e hiciese a diario todas las tareas del alumnado. Cómo hacía mucho frío en la sala de convivencia, estaba siempre resfriado, se le caía el moquillo y lo limpiaba con la bocamanga del mono de tergal. Su problema de túnel carpiano le hacía no controlar la fuerza del brazo y se daba unos tremendos golpes en la nariz que, por ello, se le quedó como a Lucas, el enemigo de Andy. Era el reidero de alumnos y compañeros y el inspector inquisidor se apiadó de él y decidió darle matarile. Primero intentaron quemarlo, pero según cuenta la leyenda el fuego no le hizo ningún daño. Después se le realizó la extracción de sus ojos, pero él dijo "no os puedo ver, sois lo peor" e interpretaron que seguía viendo. Después lo arrojaron repetidamente y de cabeza desde lo alto de una escalera de recoger melones, pero tampoco funcionó. Finalmente fue decapitado con un cúter oxidado y mellao. La aureola dorada, antes deslumbrante, quedó pringada de sangre. Esa es su reliquia, expuesta para su adoración en una caseta de plástico que, a manera de capilla" se la levantado en la rotonda de su pueblo que está enfrente de la chatarrería. Y esa es la verdadera historia de Jonás. Por tanto hoy tampoco es San Juan. Te aconsejo que aproveches el Black Friday para comprarte el martiriológico 3.0 que trae ya las últimas actualizaciones.
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