Vengo tiempo calificando el voto de los trabajadores a las derechas con el término "autolesivo". El ascenso de la ultraderecha en todo el mundo tiene que ver, precisamente, con ese voto frustrado, rabioso y suicida. El problema es que los intereses de los trabajadores y los que defienden las derechas son opuestos. Cuando aquellos las votan están empoderándolas para que les pisen el cuello con más saña y ninguna preocupación. La mayoría del Grupo Popular en el Parlamento Europeo, junto al peso de la extrema derecha (que ya roza el 25% de los escaños), explica algo que debería quitarle el sueño a muchos. La Comisaria europea de Estabilidad Financiera, Servicios Financieros y Unión de los Mercados de Capitales (casi ná lo del ojo)
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