domingo, 30 de noviembre de 2025

Joer con la educación

El primer problema de la educación es que todo el mundo cree saber del tema, con argumentos tan "sólidos" como "yo he estado muchos años en la escuela" o "tengo dos hijos". Desde hace tiempo, muchos expertos en sandeces y pamplinas, ante cualquier problema que preocupa, sueltan aquello de "es cuestión de educación... hay que incluir en los programas el tema". Y así, en la escuela hay que enseñar educación vial, educación sexual, afectiva, financiera, digital, para la salud, la alimentación sana, el emprendimiento, educación en valores y dimensiones de los clavos de Cristo. ¡Coño, que no da tiempo a enseñar a la chavalería a leer, escribir y las cuatro reglas!. Entre muchos progres visionarios con gafas nerd, esos que tienen como libro de cabecera un manual de psicopedagogía y piden elevar a los profesionales de la orientación educativa a los altares, la culpa de la situación política la tiene el escaso peso de la Educación para la Ciudadanía. Curiosamente, los carcas del "con fulanito se vivía mejor" también achacan todos los males del orbe nacionalcatólico a la pérdida de los valores de la civilización europea occidental provocada por "wokadas" como la Educación para la Ciudadanía. Miren ambos, muchos nos formamos en las escuelas primarias del franquismo y nos pilló la Constitución en el BUP. Eran tiempos de adoctrinamiento político y religioso, de cantar el Cara al Sol antes de entrar en clase, de colegios donde niños y niñas estaban separados, de clases presididas por crucifijos y catequesis obligatoria... Y fachas, muy fachas, no hemos salido. Ya está bien de cargarle el mochuelo de todo a la escuela. Si de todo tiene que hacerse cargo la escuela, resulta altamente ineficaz. Su capacidad de "educar" es limitada. Pocas veces se considera educación la que se recibe en la familia, lo que aprendemos por experiencia, lo que nos llega de los medios de comunicación, internet, las redes, lo que nos aportan los grupos en los que participamos. Pero lo que si depende de la escuela es fomentar el conocimiento, la capacidad de comprensión, despertar la conciencia crítica y capacitar al individuo para entender y cuestionar la realidad. Y ahí, precisamente ahí, es donde la izquierda lleva años pegándose tiros en el pie con sus políticas educativas.

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