lunes, 25 de agosto de 2025

En proyecto

Va dejando de sorprenderme el descaro y la desvergüenza con que se expresan y se comportan numerosos representantes políticos. Lo hacen de manera natural, lo han convertido en un ingrediente más de los “argumentarios” que elaboran las cúpulas de sus partidos para marcar sus posiciones y dañar al adversario. Tanto esos políticos, como sus medios afines, que ejercen una notable influencia en la opinión pública, constituyen un ejemplo sublime de desfachatez. Una desfachatez planificada y desacomplejada que tiene como eje la mentira. Estas actitudes hablan bien a las claras de la altura ética y estética de esta gente. Lo volvemos a ver con la tragedia de los incendios. A cada paso batimos récords de temperaturas, de frecuencia y duración de las olas de calor... La ciencia lleva años advirtiéndolo: más calor, más sequía, más riesgo. Los incendios de sexta generación, cada vez más violentos, prolongados e incontrolables, asolan el Planeta. Ante esta evidencia, lo que se reclama es responsabilidad y prevención. Sin embargo, las derechas responden con lo contrario: imponiendo recortes, negligencia y negacionismo. Da igual que esté escrito que las competencias en prevención y extinción de incendios corresponden a las autonomías. Ellos seguirán responsabilizando al gobierno mientras, allí donde gobiernan, las políticas forestales se han reducido, precarizado o directamente subordinado a intereses de empresas privadas. En Castilla León recortaron un 90% del presupuesto de prevención y calificaron de “despilfarro” mantener brigadas todo el año. Cuando la Comunidad ya ardía mantuvieron parados recursos enviados por el Gobierno central mientras Mañueco exigía más medios a Sánchez. El PP llegó a pedir un despliegue de medios aéreos contra los incendios que duplica al del que dispone toda la UE. En el Congreso, PP y Vox no apoyaron ni la Ley Básica de Bomberos Forestales ni la Ley Básica de Agentes Forestales y Medioambientales. En Extremadura, María Guardiola ha entregado la política forestal a Vox, que niega la emergencia climática, ridiculiza a la ciencia y a los ecologistas y desprecia las advertencias de los expertos. No es sólo improvisación, es irresponsabilidad extrema, arropada por puro cinismo político.

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