viernes, 22 de agosto de 2025

Política y ruido

Tras la vuelta de vacaciones he convertido el de "no perder la paz" en un objetivo básico, en un acto de rebeldía, de autoafirmación, de dominio propio y hasta de supervivencia. "Desconectar" en vacaciones te demuestra que la política es necesaria, pero no absoluta. Sobre todo cuando está plagada de inútiles que la conciben como una estrategia para el voto y la conquista o permanencia en el poder. Pero el político no sería nada sin los medios de comunicación que, además, son los que generan o amplifican el ruido. Cuando hablamos de medios hablamos de empresas, de sus intereses y su rentabilidad. Hay sinvergüenzas que viven como reyes de las subvenciones que "su partido" de cabecera les da para atizar sin descanso al adversario, mintiendo, Dios mediante, día sí, día también. Además hay que recordar que a efectos de generación de informaciones, la política es muy barata. No hay que pensar casi nada. Hay que seguir la agenda que te marcan los partidos, hacer lo que toca, poner el micrófono, repetir lo que ha dicho el dirigente de turno y colocar después a tres o cuatro loros vociferantes a debatir en un plató. Con este panorama, tenemos ruido hasta en la sopa, así que volvemos de las vacaciones y parece que hemos dejado entrar a algún político, conducido por una manada de cabestros con cencerros al trote hasta el salón de nuestra casa. Es evidente que dejar tu paz y tu sosiego en manos de un grupo de sinvergüenzas sin escrúpulos (llámalos políticos, periodistas de trinchera, tertulianos, gente que te invita a divertirte en su programa o a viajar en su nave del misterio o boca chanclas sin conocimiento ni vergüenza) no es una buena decisión. Así que haz como yo, pídeles que se callen para disfrutar en paz del silencio o, en su defecto, desconecta e infórmate sosegadamente.

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