A esos "fachavales" que dicen que "con Franco se vivía mejor", después de decirles que no tienen ni puta idea de lo que dicen y que, en todo caso, tienen menos conocimiento que vergüenza, les haría algunas puntualizaciones. Primero que la banderita que llevan en la muñeca, o la que cuelga de retrovisor del coche del colega y que casi tapa la luna del coche, no les impida ver el bosque. Les diría que la ignorancia se cura leyendo, no viendo videos de Tik Tok o leyendo los mensajes de ForoCoches. Si leyeran sabrían que el régimen de Franco, ese dictador inculto, bajito y de voz de pito al que algunos compañeros de armas apodaban "Paquita la culona", no hizo ninguna de esas cosas que le adjudica la ultraderecha: ni creó la seguridad social, ni ideó la red de pantanos, ni las viviendas de protección social. No acabó con el paro, pero si propicio que casi tres millones de emigrantes tuvieran que irse de España para sacudirse el hambre. El dictador, que comenzó la Guerra fusilando a todos los generales del ejército y la Guardia Civil que no se sumaron a su golpe de estado, no fue el protagonista de ningún “milagro económico”, sino el promotor de una autarquía que sembró el hambre durante casi dos décadas de posguerra. Prometió “ningún español sin pan” y “ningún hogar sin lumbre”, pero los condenó durante años al hambre y al frío. Tampoco la pensión de jubilación o la prestación por desempleo fueron logros suyos. Eso sí, la corrupción del régimen era sistémica, el fraude fiscal de las élites generalizado y no, Hacienda no eran todos. Durante buena parte del régimen España vivió sumida en una atmósfera de miedo, represión y atraso. El tan cacareado "milagro económico" se sostuvo gracias a las divisas de los emigrantes, a los bajos salarios, a trabajadores que eran explotados porque carecían de derechos (no existía el derecho a huelga, ni a negociación colectiva, ni a condiciones laborales dignas), a mujeres excluidas del mercado laboral y recluidas que soportaban las cargas familiares, y por las inversiones extranjeras, interesadas en un país con una mano de obra muy barata y negada de poder plantear mejoras laborales. Un país donde se impuso un sistema opresivo en el que la Iglesia y el Estado controlaban desde los "tajos" hasta los dormitorios. No existía libertad de prensa, de reunión, de expresión, ni de ideología. La censura era algo común. . Las escuelas eran tercermundistas, la sanidad pública era precaria, la alimentación escasa y desequilibrada. No por azar, los españoles eran en promedio más bajos, más débiles y más analfabetos: las estadísticas reflejaban el abandono estructural en salud, nutrición y cultura. La nostalgia por una dictadura que sembró miedo, injusticia y miseria solo puede explicarse por la ignorancia, el adoctrinamiento, el fanatismo o todo ello a la vez.
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