Inmortalidad

Uno no gana para sustos. Cuando todos 

 los trabajadores sueña con la jubilación anticipada a los 40 años y el sueño húmedo del ultra capitalismo es posponer la jubilación a la víspera del fallecimiento del trabajador, ahora pillan a Putin y Xi Jinping charlando sobre prolongar la vida hasta los 150 años -ya en este siglo- mediante trasplantes y órganos creados en laboratorio gracias a la biotecnología. Así los órganos humanos podrán ser trasplantados constantemente. Y si el receptor rechaza los polímeros del corazón bioartificial, o la impresora 3D la ha pifiado fabricando el riñón forrado de plástico fino, el ricachón de turno siempre puede comprarle un riñón a un pobre o comprar un corazón en el mercado negro. Porque, nadie creerá que los trasplantes a tutiplén los va a recetar el médico de cabecera y los va a pagar el seguro, ¿no? ¡Vamos a ver!. Seamos serios. O, al menos, evitemos ser estúpidos. Cualquier geriatra te dirá que reemplazar una pieza del cuerpo no frena el envejecimiento del resto. Por otra parte, ¿alguien ha pensado en trasplantar cerebros?, porque un cuerpo joven y apolíneo con Alzheimer, Parkinson o demencia senil no queda "guay". Además, esto sería como crear modernos Frankenstein. ¡Qué miedo!, un gobernante formado con el torso de Putin, el cerebro de Trump, el corazón de Netanyahu, el hígado de Xi Jinping, la mala baba de Milei, el bigote de Maduro, las ganas de trabajar de Abascal y las hechuras de Kim Jong-un. Un engendro en toda regla ahora que tanta gentuza se ha puesto de acuerdo en ser político y que hay tanto político cabestro, a diestro y siniestro, que parece que se les agota el tiempo de vida, porque sueltan excrecencias por la boca como si no fuera a haber un mañana. Me temo que alargar la vida sólo azuzaría el deseo de decir y hacer estupideces del personal, hastiado de esperar el final de la película. ¿Te imaginas, tener que escuchar sempiternamente a tanto mediocre corrompido por el odio? Porque todo lo que se repite aburre. Y, a la inversa, todo lo que aburre, en este país, se repite, quizá porque esas cabezas no dan más de sí. Siempre -dicen- hacen más ruido las latas vacías que las llenas. Con lo que alivia a veces decir eso de "tanta paz lleves como descanso dejas".