Lamentablemente, la especulación es una forma de ganar dinero. Lo sufrimos en primera línea con la mercantilización de derechos fundamentales como la vivienda, la educación o la salud, pero también en otros ámbitos que pueden pasar inadvertidos. Este es el caso de la Inteligencia Artificial. Leo "Millones de personas ya hablan con un '"Jesús de IA. Aplicaciones con miles de usuarios ofrecen diálogos automatizados, muchas veces gratuitos pero sostenidos con anuncios o concripciones de pago, lo que ha abierto la puerta a un mercado global de devoción digital" Es el fenómeno de los chatbots religiosos. Al parecer también hay cada vez más gente que usa la IA como sustituto de videntes, adivinadores, "sabios", sanadores... Son cada vez más los denominados “usuarios domésticos”, esto es, quienes han incorporado servicios de IA en su día a día como buscador de los temas más peregrinos, confeccionador de dietas, tablas de ejercicios, menús alimenticios, guías de compra, tratamientos de belleza... y, ahora también, para dar rienda suelta a su "fervor digital". Está gente vive ajena a lo que se gesta detrás de sus consultas. Se ha generado un mercado especulativo. "Ask Jesus" anunció 30.000 usuarios activos en solo tres días, y estimaciones señalan que cientos de miles participan en conversaciones con estas versiones digitales de Cristo en todo el mundo. Ya existe una carrera desenfrenada por hacerse con el botín de la IA. ¿Quién sabe que la empresa californiana Nvidia tiene el monopolio de facto de los chips para la IA? ¿Quién repara en que Google ya ha empezado a introducir anuncios en sus resúmenes de "AI Overviews". A los que piensan que las cookies son una violación de nuestra privacidad y un aprovechamiento de nuestros datos personales, eso les terminará pareciendo una chiquillada comparado con lo que puede hacer la IA en el campo de la publicidad. Es aterrador pensar en el uso que se está dando a las apps de salud mental, buena parte de ellas impulsadas por IA. ChatGPT se ha convertido para algunas personas en su confidente. Tal es el grado de dependencia. ¿Cuánta información personal no se habrá compartido con ChatGPT? Me refiero a hábitos de consumo, horarios, hobbies… y, lo peor, al propio estado emocional, considerando que este tipo de personas son más vulnerables, más permeables a la manipulación. ¿Acaso no creéis que la IA sabrá explotar convenientemente cuanto sabe y dirigir sus conversaciones para que mordamos el anzuelo de lo que nos quieran vender -incluso ideas-, que no será capaz de generar deseos y necesidades con mayor precisión para ganar más dinero? Todo llegará.
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