Últimamente no se puede andar por la calle sin tropezarte continuamente con miserables. En este sentido lo del final de la Vuelta Ciclista ha sido de traca. Esta vuelta se convirtió en una vergüenza desde el momento en que sus organizadores decidieron alinearse con Israel invitando a su equipo ciclista. Desde el minuto uno los "equidistantes", a los que 65.000 muertos les parece cuestión menor, se esconden bajo la frase "No hay que mezclar política y deporte". Son los mismos que celebraron que a Rusia se le prohibiera participar en eventos deportivos. Esos que, en algún momento, tuvieron la bandera de Ucrania en su perfil. Después "cargaron" con el argumento de "se están poniendo vidas en peligro". Es evidente que se ha molestado, se ha boicoteado, pero es que nunca se ha conseguido nada sin hacerlo. Ningún avance social o económico se ha conseguido con sólo enseñar parcantas. Ante la afirmación de que son "protestas violentas", yo le diría a esta gente que si quieren saber lo que es violencia se informen bien sobre lo que desde hace décadas hace Israel en Palestina. Y les obligaría a escribir quinientas veces la frase "Asesinar a inocentes, matar a niños de hambre está muy mal, Incluso peor que tirar una valla". Esta Vuelta ha servido para muchas cosas. Ha servido para demostrar que los intereses económicos, publicitarios e incluso los personales de los que dirigen el deporte, hacen que lo deportivo se subordine a lo político. Ha servido para desenmascarar a personajes que van de "simpáticos", como Perico Delgado, pero poseen una faceta muy oscura. Ha servido para demostrar, si es que alguien tenía alguna duda, de qué parte está la derecha política española en relación con el infierno de Gaza: Almeida niega la existencia de un genocidio; Ayuso -elevando su nivel de cretinismo- compara las protestas de Madrid con un Sarajevo en guerra, dice que en Madrid se persigue al judío y que el gobierno tiene un plan para dañar la imagen de Madrid; Feijoo aprovecha para abrir otro frente de crispación y considera "inadmisible" la "falta de apoyo" del Gobierno a los policías". Porque como todo el mundo sabe para garantizar la libertad de manifestación o expresión lo que hay que hacer es garantizar que las fuerzas del orden puedan reprimir con seguridad a los que se manifiestan. Supongo que Feijoo intenta así conseguir el apoyo de los sindicatos policiales ultras -como Jupol- que orbitan alrededor de Vox; y Abascal, cada vez más en su papel de fascista sin sentimientos, repite que él hundiría el Open Arms, con su ayuda humanitaria para Gaza. Pero lo más significativo es que el discurso de las derechas es ya calcado al del propio estado genocida de Israel, ese que se burla de España creando un vídeo que mezcla sevillanas con el ataque de Hamás del 7-O, para atacar al Gobierno de España! ese que llega a justificar volar por los aires un centro educativo porque "se están eliminando las fuentes de incitación al terrorismo". Israel dice que las protestas no fueron palestinas, sino antiisraelíes; destaca el "respaldo" de Moncloa a los manifestantes, acusa a Sánchez de “incitar” las protestas que paralizaron la última etapa de la Vuelta y le ataca con insultos hasta llamarle genocida.
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