Hace unos días se ha celebrado el muy americano Día de la Marmota. O las marmotas del mundo han celebrado otro día estúpido. No lo veo claro. En esta sociedad alienada ya pocos recuerdan que esa memez yanki es el trasunto de la católica fiesta de La Candelaria. En la película del mismo nombre un periodista, enviado a cubrir el evento, queda atrapado en un bucle temporal, lo que le obliga a repetir el mismo día una y otra vez. En España el papel de este periodista lo juega la CEOE. El cónclave de los empresarios ha quedado atrapado en el tiempo. Nunca le viene bien ningún cambio que favorezca a los trabajadores. Una de sus frases favoritas es "no es el momento". Ni Einstein vio venir está curiosa concepción de la relatividad del tiempo de la patronal. Una y otra vez oímos de su boca "no es el momento", "no se dan las condiciones", "la economía está débil para aventuras", ”el ajuste no es viable”, “la prioridad es recuperar la economía",
“los trabajadores deben entender”... Si, claro, los trabajadores siempre deben entender. Entender que este modelo económico está pensado para cargarle a los trabajadores el trabajo y parte de los costes, nunca para hacerle partícipe de beneficios. Pensado para la explotación de su trabajo y la destrucción de su organización. Llevamos años de "reajustes" que han dinamitado el trabajo fijo, que han instalado el subcontrato, disminuido los sueldos, creado un sistema de subvenciones al servicio de las inversiones empresariales, y todo para asegurar las ganancias al capital. Los que hoy se oponen a la reducción de la jornada laboral son los mismos que se oponían a la reducción de jornada en 1919, los mismos que se opusieron a la jornada de 40 horas en 1982. Ese fue el último cambio, hace ya 42 años. Si por ellos fuese seguiríamos con jornadas de 12 a 14 horas diarias, seis días a la semana; con trabajo infantil; salarios de subsistencia; despido libre; sin derecho a vacaciones, cotizaciones, seguridad o higiene en el trabajo. Siempre oponiéndose a cualquier avance en posición de la mejorara de los trabajadores. La patronal sigue en su línea y no parará de demandar de forma insaciable reformas hasta reducir los costes laborales con el argumento de que así se compite mejor. ¡No te jode! Ahora dicen que no sólo rechaza la reducción de la jornada laboral, sino que "deberíamos trabajar más para alcanzar la productividad de Europa" Y mientras, anuncian la ruina económica. ¿Recordáis cuando dijeron que el impuesto a la banca la hundiría? El Santander acaba de presentar los mayores beneficios de su historia.
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