La impenetrabilidad de los cuerpos

 Supongo que en política también debe operar el principio físico de la impenetrabilidad de los cuerpos. Por tanto, la expansión de las derechas sólo puede explicarse por la reducción de la izquierda. En este tema conviene ser claro. El significado mismo de la palabra izquierda se ha perdido porque la mayoría de quienes han formado parte de gobiernos de centroizquierda en las últimas décadas han traicionado en buena medida a la clase trabajadora y a la sociedad progresista en general. La socialdemocracia, que habría que matizar qué tiene de izquierda pese al esfuerzo interesado que la derecha ha hecho por identificar ambos términos, ha sido la punta de lanza de la devastación neoliberal de la vida social. La función de Blair, Schröder, Hollande, González y demás socialdemócratas que gobernaron desde los años noventa fue devastar las condiciones de vida de la clase obrera, o la clase media baja, que es como ella se identifica. Y lo hicieron en favor del lucro y la competitividad, fulminando las empresas estatales, privatizando éstas y los servicios públicos y favoreciendo la transferencia de dinero de los trabajadores a los ricos. Hicieron el trabajo que corresponde a la derecha. En EE.UU., los gobiernos de Clinton, Obama y Biden se alinearon con la política conservadora de agresión imperialista. En definitiva, se puede decir que en todo Occidente el centroizquierda ha sido responsable de la desilusión generalizada que llevó a muchos votantes a abandonar la izquierda. Y ahí llega la espiral de demencia suicida que se ha apoderado de un Occidente sin rumbo que, primero, se entregó al cinismo neoliberal y ahora se vuelca con el nacional-liberalismo emergente, que finalmente ha culminado en la furia trumpista y nazi-libertaria que está intentando restaurar el colonialismo extractivo y genocida, un régimen esclavista si hiciera falta, incluso en sus propias sociedades, y empujando a Occidente hacia la agresividad nacionalista y la guerra. Pero la razón primera del ascenso de esta ola ultrarreaccionaria reside en la "traición" de la socialdemocracia a sus votantes naturales que son mayoría. La izquierda debería tomar nota y la sociedad abandonar sus tendencias suicidas.