No es por presumir

 No es por presumir pero al lado de la cocina tengo un altillo que provocaría una ovación con toda la Comisión Europea puesta en pie. Estoy pensando en declararme preparacionista. Ahí tengo cuatro o cinco packs de agua mineral, una docenas de latas de comida no perecedera -un manjar en una posible vida nuclear-, una linterna sin sacar de una cajita que reza: "Linterna Táctica de Alta Potencia", que me costó 9,90, así que debe tener tres encendidos. También tengo cajas de cerillas y mecheros para prender fuego a dos ministerios; una radio transistor y pilas como para alumbrar a toda mi calle. Pero yo, más que kit de emergencias, aconsejaría a los capitostes de la UE que, puestos a intentar prevenir catástrofes, tomasen el control inmediato de las grandes empresas contaminantes que provocarán el caos mañana. Que redactasen leyes para enchironar a los responsables del deterioro medioambiental. Que exigiesen un nuevo modelo de consumo que no se sostenga sobre macrogranjas que provocarán las futuras crisis sanitarias y pandémicas, o sobre cultivos industriales hiper intensivos que agotan los suelos y contaminan las aguas. Que se pongan a trabajar en escenarios de paz y se dejen de distopías nucleares. Que se pongan manos a la obra para reducir las desigualdades, para que todo el mundo tenga un trabajo y una vivienda digna, para que dispongan de una sanidad pública y universal con atención y recursos suficientes, para garantizar una educación pública y de calidad, para que la justicia busque la justicia y combata la injusticia y la corrupción. Quizás así hoy no estaríamos pensando en búnkeres físicos y mentales en los que encogernos de hombros y aceptar con resignación lo que venga. Mejor dicho, lo que nos traigan. Sólo falta que, tal como está el tema de la vivienda, estos mangantes pongan de moda comprarse un búnker con vistas al infierno. Algunos ya estarán contratando una alarma para que no se lo okupen.