¡Esto es la guerra! 26-3

 Los que deciden estas cosas, que por lo general no piensan mucho en el ciudadano normal, parecen haber sucumbido a la "enfermedad de la prisa", término acuñado por los cardiólogos M. Friedman y R. Rosenman para definir un síndrome que provoca un sentimiento de urgencia todo el tiempo. Me refiero a la prisa que les ha entrado por supervitaminar con armas y mineralizar a Europa. El plan propuesto por Von der Leyen prevé gastarse ¡800.000 millones de euros! (la mitad del PIB español en 2024) en los próximos cuatro años. Estos eurócratas, con muchas víctimas inocentes a sus espaldas, quieren que, por ejemplo, España se gaste 25.000 millones de euros "más" al año en "defensa". Añadidos a los 20.000 que ya se ha gastado en 2024. Más de lo que Andalucía y Madrid invirtieron en sanidad en 2024. ¿De dónde demonios sacas 25.000 millones de euros sin disparar los impuestos, hacer recortes a tutiplén, o ambas cosas? Pues eso, que hay que darle la bulla al personal y meterle todo el miedo posible para que, no sólo trague, sino que aplauda el shopping de lujo en armas. Y como ésto va que se las pela, hoy mismo nos desayunamos con noticias como que Bruselas ha decidido crear un comité de crisis especial ante posibles guerras, urgencias climáticas y catástrofes. Supongo que para ser coherentes también abrirán un "Ventorro" comunitario para irse de farra cuando algo de ésto ocurra. Además, también hoy, la UE ha decidido financiar "siete proyectos, siete" para explotar minas de materiales críticos en España. Y lo más gordo, "Bruselas recomienda a los ciudadanos que tengan provisiones para 72 horas para situaciones de emergencia". ¿Qué será lo siguiente, pedir a los ciudadanos que aprendan a hacerse el muerto; regalar, con la compra de un kalashnikov, una navaja barbera para rebajarle el cuello a los pacifistas? Primero deberán aclarar de quién tenemos que defendernos: ¿De un Putin que en tres años apenas ha podido ocupar una pequeña parte de Ucrania y dirige un país en práctica bancarrota? ¿De China; de Corea del Norte; de Irán; de Venezuela; de "los moros"; del ejército woke; de los editores de la Agenda 2030? ¿O quizás deberíamos cuidarnos de un EE.UU. dirigido por dos necios enloquecidos; o de un genocida Israel; o de una confederación de alienígenas reptilianos? No lo sé. Lo que sí sé es que este nuevo miedo atávico servirá para justificar una nueva oleada de recortes de derechos y servicios que dará alas -más, si cabe- al mayor enemigo actual de Europa, que no es otro que el avance de la ultraderecha. Ésta, fan de Trump, admiradora de Putin, militarista, partidaria de liquidar la Agenda 2030 y entregada a la reducción de servicios públicos y derechos, debe estar encantada.