Nos pasamos la vida, por inercia, haciendo unas cosas para obtener otras: estudiamos para obtener un trabajo, trabajamos para que nos paguen a final de mes y poder comer, trabajamos para conseguir una casa, o un coche o un viaje. Emprendemos para conseguir dinero, hacemos horas extras para ganar más dinero... ¡Money, money, money! para obtener algo más a nivel material. Está demostrado que por tener más dinero no vas a ser más feliz, pero si no tienes el suficiente para cubrir tus necesidades básicas, no solo no serás feliz sino que tus problemas impedirán tu felicidad. En la película de Will Smith, "en busca de la felicidad", se dice: "Gastamos dinero que no tenemos, en cosas que no necesitamos, para impresionar a gente a la que no le importamos". El objetivo último en la vida debería ser feliz, aunque sin dinero eso es complicado. El problema está en que esta sociedad nos ha llevado a pensar que el dinero, cuanto más mejor, es imprescindible para ser felices y que la única forma de conseguir el dinero suficiente es trabajando como un borrico, o una mula, para luego seguir gastando y así sin parar. También se afirma que tener un trabajo que te llene y un propósito en la vida, es lo que da la felicidad, pero a veces se olvida que es también fundamental tener tiempo también para la familia, los amigos y para uno mismo. Y no menos importante -y eso se olvida- es tener una rica vida interior, pues para ser feliz con tí entorno debes comenzar a estar feliz contigo mismo. En un huerto urbano plantas tomates, pero cosechas relaciones sociales
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