martes, 15 de abril de 2025

La saeta 14-4

 Todavía me sorprende cuando el "bocachancla" de turno, que encima va de ilustrado, califica la canción "La saeta" de Serrat como el más hermoso homenaje a la devoción popular de la Semana Santa andaluza. El problema es de comprensión lectora. ¿Cómo interpreta esta gente el estribillo que dice: Oh, no eres tú mi cantar, no puedo cantar, ni quiero, a este Jesús del madero sino al que anduvo en la mar? A lo mejor es sólo un efecto colateral de la alergia primaveral sobre las mentes predispuestas. Lo cierto es que muchas ciudades andaluzas sufren en primavera la seducción de la peor religiosidad kitsch. Pero ahora, lo que me sorprende es el empeño de los "puristas" por imponer una celebración a su gusto, con claros tintes clasistas y de segregación social. A muchos cofrades de impecable traje semanasantero les preocupa rozarse con la plebe. No les gusta la espontaneidad de esa bulla que se separa y se reúne por las calles de forma autónoma con la Semana Santa como pretexto. Por eso llevan tiempo usando para ella términos como movida, botellón, masificación o niñatos y multiplican las llamadas a “poner orden”. Encima no paran de sugerir la existencia de contubernios contra sus tradiciones, cuando es lo contrario, estando como están mimados por el poder. Hasta la prensa más afín reconoce, por ejemplo, la “avalancha de cultos extraordinarios -extemporáneos- que soporta Sevilla: en 2023 más del 60% de las cofradías salieron a la calle fuera de Semana Santa. Ésta se ha quedado pequeña y los desfiles procesionales se desbordan ya a la semana anterior. Eso no ocurre donde los conspiradores andan tramando boicots por las esquinas. Quizá con ello intentan esconder sus afanes elitistas con el apoyo de los poderes locales. Con la excusa de la seguridad y el miedo de unos pocos cada año se sacrifica un trozo de calle útil para el "populacho"; cada año se engorda más la crítica a esos jóvenes reacios a "comportarse debidamente"; cada año, en según qué plazas, no se tolera detenerse; en otros lugares se establece un “aforamiento”, un numerus clausus de personas que pueden acceder; se prohíbe la venta de alcohol; se colocan pantallas para que nadie se detenga a contemplar las cofradías allí donde tienen preferencia quienes han pagado una silla; se anuncia que habrá vigilancia desde el cielo por medio de drones, policías infiltrados entre los espectadores, inspección de las alcantarillas, rastreo de redes sociales, bolardos y vehículos policiales formando barrera para evitar atropellos masivos, pintadas orientativas sobre la calzada... “Operación Cirio” se llama en 2025. A tomar por culo el "cantar del pueblo andaluz que todas las primaveras anda pidiendo escaleras", porque ya no es para subir a la cruz sino para auparse sobre la bulla cuando no tiene para pagarse una silla -o un palco, que siempre ha habido clases- y ver el espectáculo.

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