martes, 15 de abril de 2025

La estupidez como fuerza histórica

 Estoy de acuerdo con el filósofo americano Sidney Hook en que la estupidez es una de las grandes fuerzas de la historia. Hemos necesitado muchos años de indiferencia y estupidez para hacernos tan ignorantes como somos hoy. Cualquier docente no ignorante puede afirmar que los jóvenes cada año saben menos. Antes era desconcertante, pero ya no sorprende. Estamos inundados por enormes cantidades de información que, o no interesa, o mucha gente es incapaz de comprender. La información puede ser veraz y objetiva, pero no pocas veces está manipulada, es tendenciosa o sectaria o, directamente, se trata de una carta de mentiras. El personal ha perdido la noción de las grandes narrativas, de la continuidad del tiempo y la memoria. Todo es un perpetuo y atiborrado "ahora". Es aterradora la notable carencia que tiene está sociedad de capacidad de comprensión y espíritu crítico. Y esto es un fenómeno global. Todo surge de sistemas educativos parasitados por la ideología neoliberal. Ahí tenemos el resultado de la educación por competencias patrocinado por la OCDE. Se ha considerado que la educación debe gestionarse como una empresa. Sólo hay que observar la palabrería: objetivos, mejora, competencias, recursos, eficiencia, rendimiento... El utilitarismo -algo tan propio del mundo empresarial- se ha impuesto. La práctica se ha instalado como el principal motor de aprendizaje, apartando la teoría, que es sobre la que se fundamenta todo conocimiento. Se ha abandonado así el pensamiento abstracto. Se pretende que los institutos se gestionen como empresas y las universidades son administradas como negocios. Las humanidades se han ido abandonando puesto que no pueden competir en la producción de capital con otras carreras. Una de las cosas que se está perdiendo es el conocimiento de la historia. Porque las nuevas tecnologías hacen desechable hasta nuestra memoria, pero sobre todo porque sin una noción histórica real, la sociedad es fácilmente manipulable, ya que no tiene el alcance de visión para percibir que los políticos están recurriendo a los mismos trucos o a las mismas falsas promesas que han utilizado antes con resultados nefastos. Y para "mejorar resultados" bien puede manipularse o negar la historia. Un pueblo con un mínimo de cultura, de conocimiento y de espíritu crítico sería malo para los políticos y sus negocios. Jesús Quintero decía: “Siempre ha habido analfabetos, pero la incultura y la ignorancia siempre se habían vivido como una vergüenza. Pero los ignorantes de hoy son los peores porque en la mayoría de los casos han tenido acceso a la educación. Saben leer y escribir, pero no ejercen.” Y ahora intentan hacer valer sus taras cognitivas e igualarse con los no ignorantes mediante el desprecio a la cultura y la ciencia, los bulos y la mentira, el negacionismo, el insulto, el odio y el apoyo a ideologías contrarias a la razón y el humanismo.

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