jueves, 17 de abril de 2025

Sin atisbo de esperanza

Es demoledor. Ni un atisbo de esperanza. Pese a la salvaje acción política de Trump que lleva al mundo al desastre; pese al daño irreparable que los políticos de la "motosierra" están causando a la sanidad, la educación, las pensiones, la igualdad, los derechos... allí donde gobiernan; pese a la demostración de que la corrupción y la rapiña del Estado están en el ADN de la ultraderecha; pese a que las políticas y las promesas de ésta empujan al mundo a la brutal explotación que sobre cada vez más amplías de la población ejercen los ricos; a la guerra; a la pobreza; al desastre climático..., la ultraderecha se dispara en las encuestas. Esto parece expresar una tendencia global desesperada. El victimismo, el uso sistemático de la mentira, el ultrapopulismo y la violencia verbal son sus mejores armas. Sin más ideas políticas que las de adelgazar el Estado -liquidando el del bienestar-, laminar derechos, pulverizar la regulación en materia económica y social y machacar a las minorías; pero con un programa oculto que traduce los postulados del neoliberalismo más salvaje, se llevan de calle a amplias capas de la sociedad. Ofrecen falsas soluciones a los más débiles, los más ignorantes, los más cabreados, los más sectarios, los que tienen más miedo. Y con eso les basta. Atraen a una mayoría silenciosa con su “silencio de los corderos” y su voluntad de autolesionarse. Su propio miedo les impide tenérselo a quienes los van a explotar y gobernar injustamente. Por eso les interesa una sociedad ignorante y con miedo. Por eso trabajan sin descanso para cultivar a diario la mentira y el miedo. Saben muy bien lo fácil que resulta hoy manipular con esas armas para conseguir ignorantes, deprimidos, inseguros, infelices, pobres, divididos, indiferentes y así hacer lo que se quiera con la humanidad, que no es otra cosa que llevarla al desastre.

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