martes, 15 de abril de 2025

Ultracabreados

 ¿Te has fijado que los ultras siempre parecen enfadados e indignados y siempre están "hartos" de algo?  Su propaganda tiene que asegurarse de que la frustración se manifiesta en ira contra un enemigo identificable. Su indignación es pura representación. Se gana una pasta siendo cabecilla ultra, los ricos pagan bien. La ira impostada de los ultras se grita contra vaguedades como los privilegiados, los subvencionados, los cobradores de "paguitas", nunca contra la banca, las eléctricas o los fondos buitre. Siempre son minorías o grupos de gente necesitada los que -según ellos- acumulan esos privilegios que hunden a la gente de bien. Si estás lo bastante enfadado, ni siquiera te das cuenta de que nadie es esa gente de bien. El odio crea la urgencia que nos aparta de lo importante. Sus mentiras no intentan engañar. Si engañan, mejor, pero no es esa su función. Los ultras son las cloacas de los poderosos, pero ellos quieren parecer resistentes y rebeldes en un mundo amenazado. Para eso hay que tener frases breves que gritar al enemigo y para eso, entre otras cosas, sirven sus mentiras desquiciadas. El propósito de las mentiras es tener palabras con las que abroncar y odiar y dar a sus corifeos un estribillo que griten y repitan para diseminar odio, tapar los hechos y ahorrarse el esfuerzo de razonar. Si callas, parece que pierdes, así que hay que esparcir estribillos de consumo rápido. La estrategia ultra incluye hacerse pasar por ofendido u ofendidito. Les ofenden los "privilegios" de los homosexuales, el "supremacismo" femenino, los humildes con "paguitas", los inmigrantes pobres y de piel oscura y cualquiera que no piense como ellos y lo exprese. Cuánta falsa rebeldía la suya, cuánta resistencia de pacotilla, cuánto esfuerzo para defender la pureza racial, la religión verdadera, la sociedad como dios manda. Siempre ofendidos y ofendiditos. ¡Qué sinvivir!.

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