Hace pocos días que volvió a la Casa Blanca y ya ha batido todos los records de dar un profundo asco. Los augurios más negativos ya están más que superados. Trump, ese delincuente condenado sin pena de cárcel, puede considerarse un neonazi por sus ideas histriónicamente vociferadas. Es un supremacista blanco, profundamente racista y xenófobo, machista patriarcal, homófobo y defensor a ultranza de un nacionalismo enfermizo y de un capitalismo hiper explotador sin límites. Su gabinete está formado por los ultraderechistas y negacionistas más recalcitrantes de su país. El retorno de Trump no augura los mejores tiempos para la clase trabajadora, la clase media y -no digamos ya- los negros o latinos que, sin embargo lo han apoyado en gran número. Su ideología supremacista, su patanería, su narcisismo, su indecencia, su chulería, su desprecio absoluto a la moderación, el diálogo, la inteligencia y los derechos humanos más básicos, lo sitúan como un auténtico peligro para la justicia y la paz en cualquier parte del mundo. Tiene un mensaje proselitista y ultrapopulista apoyado en burdas mentiras y ve el mundo con ojos de avasallador millonario impune. Su verborragia supremacista y neonazi no habla de “raza superior”, como hacía Hitler, pero si de “países de mierda” de donde provienen las masas de inmigrantes. No habla de "espacio vital" pero ya ha afirmado su disposición de usar la fuerza militar para apoderarse de territorios ajenos. Es un súper predador de recursos naturales que actúa como abusón, como chulo de feria, como matón de barrio sin escrúpulos. Todo ello lo convierte en un indiscutible peligro para la humanidad. Su propuesta sobre Gaza sobrepasa todas las líneas rojas y demuestran su bajeza moral, su inhumanidad, su carácter miserabilísimo y su sociopatía. Su plan para Gaza es una flagrante violación del derecho internacional. Supone imponer deportaciones masivas, despojar a un pueblo de su tierra, promover la limpieza étnica..., en definitiva, ahondar en el genocidio practicado por su esbirro sionista de Israel. Todo en este tipejo resulta obsceno y urge pararle los pies si la comunidad internacional no quiere perder la dignidad para siempre.
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