jueves, 16 de octubre de 2025

El cáncer de la ignorancia

La última encuesta del CIS arroja un dato preocupante, muy preocupante. Y desolador, pues certifica muchos fracasos: del sistema educativo y los docentes; de los medios de comunicación -o no-; del sistema político; de la cacareada transición; de la sociedad, en fin. El dato es que para un 21,3% de la población los años del franquismo fueron "buenos o muy buenos". Dicho de otra manera, la cuarta parte de los españoles ven con buenos ojos una época de atraso político, económico y social, una tiranía de cuarenta años devenida de una guerra civil, una España de vencedores y vencidos, un sistema de clientelas, corrupción y tiranía, de desigualdades y falta de libertades. Definitivamente la ignorancia, como un cáncer con rápida metástasis, nos acabará arrastrando al abismo. Estamos llegando a una ignorancia que legitima la violencia, la injusticia o la explotación y exalta y premia a los peores autoritarismos y dictaduras. Esta ignorancia no es sólo la ausencia de conocimientos, es un estado de exaltación, confusión o soberbia que impide aceptar hechos y evidencias incómodos. Es una ignorancia que se refugia en negacionismos y conspiraciones, acepta soluciones simplistas o falsas, apoya a figuras mesiánicas de depravada moral y alimenta un ánimo social de polarización y enfrentamiento. Y lo peor de la ignorancia es que, a medida que se prolonga, adquiere confianza. Al final todos somos ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas ni todos practicamos una ignorancia autolesiva.

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