viernes, 10 de octubre de 2025

Hermana

Hay palabras que se las lleva el viento, otras que emocionan, pero todos los silencios ahogan. Hay que entender que el que no se expresa no es por no querer sino que es por temer. Miedo a la soledad, miedo a la multitud, miedo a ser diferente, miedo a lo que fue, miedo a lo que será, miedo a lo que puede perder, miedo a vivir, miedo a morir. Pero los miedos te hacen su esclavo.

Yo a veces me canso de atreverme, de arriesgarme. Me canso de cansarme. Pero nunca me cansaré de gritar lo que pienso, porque gritar es estar vivo y callarse es empezar a morir.

Quizás me canse de vivir el momento, de equivocarme de camino, de luchar a brazo partido con una vida que no te regala nada, de sonreír a personas que nunca te aportan nada, de respetar a personas que no te respetan, de mendigar un cariño que los egoístas se niegan a dar y los pobres de espíritu ni tan siquiera tienen. Si, son ya muchos años vividos, muchos años acumulando cansancio. Pero el cansancio no impedirá que siga diciendo lo que pienso, gritándolo si hace falta. A quien sea, donde sea, cuando sea. Porque a estas alturas de mi vida nada me impedirá callar.

Ya pasó el tiempo de la juvenil sonrisa, pero yo ya no pretendo venderle nada a nadie con una sonrisa. Yo ya no sonrío para agradar por interés, ni por obligación social, ni para manifestar un bienestar que, a lo mejor no tengo. Yo sonrío ya para mí mismo y para otros cuando merecen mi sonrisa. Bueno, también sonrío socarronamente ante esa gente que te juzga por la edad y se creen superiores a tí. Pero los pobres, son tan ignorantes que no se dan cuenta que te ríes de su ignorancia.

La edad es otro peso que te carga la vida, pero ese peso no te paraliza la boca, por eso te digo que ni por nadie, ni por nada, lograrán que calle lo que en algún momento piense. Sólo la muerte podrá, llegado el momento, detener el huracán que me lleva a expresarme.

Te aconsejo que hagas lo mismo. Dí, expresa, grita lo que sientes. No lo dejes pudrirse dentro, porque si es bueno repartirás felicidad y si es malo y no lo liberas actuará como una alimaña que te devorará por dentro. ¡Total, que podemos perder!, en el fondo la felicidad total es un artificio que se crea la gente para no acabar siendo una víctima más de la frustración. Si todo el mundo fuese tan feliz como aparenta, o como dice ser, la gente no estaría continuamente pidiendo deseos de cosas que no tiene; esperando que lleguen las uvas para que el nuevo año cambie sus vidas; los gimnasios no estarían llenos; no habría colas en la sala de espera de los psicólogos; las enfermedades mentales no estarían disparadas y no habría tanta gente malgastando su tiempo odiando a otros a los que ni tan siquiera conocen, estarían disfrutando de esa felicidad que dicen tener.

Uno ha llegado ya a un punto donde no le cuesta ya trabajo ir siempre de cara, donde ya no tiene que guardarse la cara ni guardársela a nadie, donde sabe que merece la pena el riesgo de que le partan la cara por algunas cosas y que es mejor apartarla en presencia de alguna gente. Si piensas como yo, ante esa gente aplica aquello de "si no me aportas, aparta" o, simplemente, diles aquello otro de "A mí me disparas de frente, que ya tengo muchas puñaladas dadas por la espalda"

En fin, ya lo decía Santa Teresa de Jesús:

¡Ay, que larga es esta vida!

qué duros estos destierros, 

esta cárcel y estos hierros 

en que está el alma metida!

Y ahí seguimos, porque la vida es todo eso que pasa a nuestro alrededor mientras nosotros intentamos encontrarnos a nosotros mismos y que no podemos controlar.

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