Es raro el boomer que no ha oído a sus padres y abuelos hablar de "los tiempos del hambre", uno de los sellos distintivos del primer franquismo. Como dentro de poco tiempo ocupará el gobierno un partido fundado por ministros franquistas, apoyado condicionalmente por otro que pretende devolvernos a esos oscuros tiempos que tanto ensalzan, convendría que los jóvenes supiesen la verdad sobre este y otros asuntos de la dictadura. Y la verdad es que el hambre sobrevino de la catastrófica situación en la que quedó España tras la guerra civil provocada por los golpistas y del contexto de la segunda guerra mundial. Pero también de la ceguera e indiferencia de Franco cuando impuso la autarquía; del carácter de "apestado" de su régimen fascista en el contexto internacional tras la derrota de Alemania e Italia en la segunda guerra mundial y -que nadie lo olvide- de la corrupción sistémica del propio régimen desde su origen. Las plataformas clientelares del estado franquista practicaron un tipo de corrupción especialmente lesiva para miles de víctimas en relación con la provisión de alimentos, llevada a cabo en un momento en que el hambre -además de instrumento de violencia estructural- fue la circunstancia propiciatoria para que distintas administraciones de esa plataforma consiguieran convertir la escasez y el alto precio de los alimentos en oportunidad de rápido enriquecimiento. El racionamiento de productos básicos a través de las "cartillas" representó una poderosa arma de control político en manos del Estado, pero sobre todo servía para el enriquecimiento de las élites sociales, grandes productores, Cámaras Agrarias, gobiernos civiles, comandancias militares, alcaldes, altos y medios cargos de Falange, el Carlismo y hasta las más altas jerarquías católicas y el Auxilio Social. A menudo, las partidas de alimentos destinadas a paliar el hambre reaparecían posteriormente en el mercado negro para llenar los bolsillos de los "patriotas". En palabras de un significativo falangista, Dionisio Ridruejo: "el nuevo poder había descubierto algo mucho mejor que la represión para enriquecerse". Esa es la verdad.
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