sábado, 15 de noviembre de 2025

Vicente original

Reconocimiento, recuerdos, realidad injusta  y caprichosa, agradecimientos y memoria. Tantas cosas, tanto tiempo, tantos ecos..., que pueden incluso aturdir el ánimo. Pero el bosque de emociones, el coro de latidos del alma, no pueden ocultar, no pueden ahogar, tu obra. 

Tomo prestado el sentido de unas palabras de Unamuno para decir que Vicente es como un lugar acogedor, de esos de ir, quedarse y volver, y no de esos de ir, pasarse y seguir. Como una de esas patrias de adopción que son como remansos de espacio, de tiempo y de pensamiento, que invitan a sentir más que a discurrir.

Para darle al espíritu confirmación y paz, el olivar no necesita ni rosas ni claveles: sólo seguir estando, siglo tras siglo, donde lo pusieron.

Porque la vida es la que hace ser día al día y a la noche, noche. Y no se acaba nunca.

Poseo gran capacidad de admiración, sorpresa y curiosidad, que son las tres cosas que definen más la infancia

A Vicente llegué tarde; demasiado tarde para lo que me hubiese gustado. Y como siempre que se acude tarde a una cita imprescindible tuve la necesidad de recuperar el tiempo, de beber de forma atolondrada toda su presencia y de añorar su ausencia. Pero pronto aprendí dónde podría encontrarlo siempre: pisando los caminos menos transitados. 

Con Vicente comprobamos la verdad de que admiramos las cosas por motivos, pero las amamos sin motivos. (Gilbert Keith Chesterton)

El sol, caprichoso, se esconde a ratos. Y hay días que brilla cansado, como un poeta triste y silencioso. Pero tú bien sabes que el poeta aprende de la vida y tiene la virtud de hacerla más hermosa, incluso cincelando tristes versos. Yo nunca he pretendido grandes cosas, pero que feliz me haría que uno sólo de mis versos volara con la brisa hasta caer junto a los tuyos en algunos de los caminos que transitamos juntos.

Bonito oficio el de esparcir palabras en el viento. Y el de esculpir sueños pensando en otros. Y el de realizarlos poniendo en ello la ilusión, las manos y hasta el alma.

Sonríe sabiendo que los frutos no quedarán enterrados en la arena, que ya son recogidos con calma serena por aquellos a los que durante años guiaste con paciencia, enseñándoles a marcar un rumbo fijo, a viajar abrazados al oleaje hasta donde les lleve el alma.

Es ahora el momento de recoger tu fructífera cosecha y observar tu antiguo campo de batalla como un poeta en paz, tranquilo y callado. Sin hacer ruido. Sin la necesidad, tan siquiera de ser nombrado, porque tus logros hablarán siempre por tí.

Navega ahora tranquilo en tu gozoso regreso a Ítaca. Tras largos años, tras un largo viaje. Repara el cansancio que te provocó el camino y mira con codicia el horizonte donde habita tu tierra, tu casa y los abrazos de aquellos que te esperan.

Una casa es el lugar donde uno es esperado. Tienes suerte de poder disponer de muchas casas. Pero elijas la que elijas sabes bien que el mundo que construyas sólo podrá recitarlo tu alma.

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