jueves, 20 de noviembre de 2025

Poema I

Pasarán estos días como pasan todos los días malos de la vida.

Amainarán los vientos que te azotan.

Se secará la sangre de tu herida.

El alma dolorida volverá a su nido.

Lo que ayer se perdió será encontrado.

El sol brillará sin mancha

y saldrá nuevamente en tu horizonte.

Y dirás frente al mar:

¿Cómo he podido

sin brújula y perdida

llegar a puerto con las velas rotas?.

Y una voz te dirá:

¿Que no lo sabes?.

El mismo viento que azotó tu rostro

es el que hace ahora volar a las gaviotas.

Y después verás

que hay un árbol

dormido

junto al agua serena,

que guarda tus nostalgias

en su voz detenida.

Sus ramas son recuerdos

de una tarde pasada,

sus hojas son caricias

que el viento te susurra.

Deja allí tus sueños rotos,

tu raíz y tu pena,

la sombra que fuiste un día,

la duda no extinguida.

Vuélvete entonces y mírate en el río,

verás que su reflejo

te ofrece otra vida

como espejo que recuerda

la hermosura de antaño.

Te devolverá el viento

las flores consumidas,

el perfume de tus horas perdidas.

Recuerda entonces

que si el hombre perece,

la tierra lo mantiene

y el árbol del recuerdo,

callado, lo sostiene

como un hijo dormido

en brazos del perdón.  

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